Rafael Leao llega al Milan en medio del verano, casi de manera inesperada, tras un par de semanas de mercado que dejaron sin aliento a la hinchada rossonera: se pensaba que la segunda punta iba a ser Ángel Correa, un fichaje unido a la venta de André Silva al Mónaco, donde todo al final saltó, si bien ahora con el fichaje de Rodrigo por el Atlético de Madrid, Correa podría acercarse de nuevo al club rossonero, con Silva destino al conjunto valenciano.
Al poco llegó el adiós de Cutrone, donde esa noticia tuvo cierta aflicción por el ambiente y el jugador. Un delantero que creció con la camiseta rossonera, siempre con la mirada hacia la hinchada en cada celebración. Una decisión dolorosa desde el punto de vista emotivo, pero coherente por el contexto técnico del nuevo Milan. Como así parece ser el caso del fichaje de Leao.
El fútbol de Giampaolo es uno de los más reconocibles de la Serie A. Si módulo y principios de ese sistema son conocidos, no hay que olvidarse de como a menudo los jugadores y sus decisiones quienes definen la manera de estar en el campo de un equipo.
La Sampdoria será recordada en los últimos tres años por un centro del campo lleno de volantes talentosos tanto en los pases como en la conducción, si bien basaban su peligrosidad ofensiva sobre todo en el renovado estado de gracia de Fabio Quagliarella, donde a su lado estaban jugadores tan dispares como Muriel, Zapata y Defrel.
Bastaron sus goles para darle sentido a su contribución, pero el juego del napolitano era realmente de alto nivel sobre todo en sus movimientos, para dar amplitud y espacios a su mediapunta. Quagliarella ayuda a entender cuanto es de decisivo las puntas en el sistema de Giampaolo.
Los movimientos profundos bajan las defensas y dilatan los espacios para los pases; aquellos hacia la banda sirven para genera amplitud en el lado fuerte para superar los defectos estructurales del 4-3-1-2. Ese encuentro sirve no solo para apoyar la posesión, también para sacar a los centrales fuera de su zona y abrir pasillos para generar pases por detrás de la línea. Un tipo de fútbol, por tanto, que requiere de una gran comprensión del juego y una amplia ventaja de soluciones sin balón.
Leao forma parte de esa generación de oro portuguesa, la 1999, la de Joao Félix, Trincao y Diogo Jota entre otros. En una zona llena de mediapuntas y alas, Leao toma el aspecto de punta de peso, pero con características atípicas que en realidad lo acercan mucho por tipología de talento al resto de compañeros.
Una primera punta atípica
Durante la pasada temporada, Leao no siempre fue titular. Sumó unos 1.300 minutos esparramados en 24 presencias, para un total de 8 goles (0,6 cada 90 minutos). Una media de gran delantero, aunque relativizado como campeón en pocos partidos.
A pesar de esta media, es erróneo pensar en Leao como un delantero centro. Claro, es la posición que más ha ocupado, con una plétora de mediapuntas eléctricos y regateadores a sus espaldas. Pero es indicativo como en situaciones de emergencia, tanto con el Lille como con Portugal, se colocara por banda, con el ingreso de un puro nueve.
Tiene el físico claro de los mejores delanteros: 1.88m de altura, piernas robustas, espaldas anchas y pectorales bien definidos. Pero la actitud es la de ala o segunda punta, evidente sobre todo cuando juega por la iquierda, con el pie invertido. Le gusta recibir abierto para afrontar en el uno contra uno al lateral. A pesar de su estatura, el delantero portugués tiene una gran capacidad de romper la carrera y salir de manera improvisada, sacando del equilibrio a su rival.
A Leao le gusta imponer el regate partiendo de su velocidad, especialmente en largo, con su capacidad de subir de marcha, de clavarse tras irse en conducción para engañar al defensor. Es su manera de afrontar el uno contra uno que quizás no le permita librarse de su marcador, pero sí generar una separación para la siguiente jugada, precisamente esa de la cual Leao necesita.
El portugués tiene un buen remate: no necesita mucho espacio para buscar el disparo. Una dote seguramente que procede de la fuerza de sus piernas, que le permite aprovechar la preparación al tiro o al centro. Desde el vértice izquiero del área, sabe golpear de manera improvisada el balón con el interior para ir al segundo palo: complicado de defender, debido a la fuerza que Leao consigue imponer.
Si luego no consigue volver a su pie fuerte, el ex-Lille puede abrir el gas para puntar hacia la línea de fondo y buscar un centro con la zurda. Incluso con el pie débil sabe colocar en el medio pases potentes y precisos: algo que puede resultar bastante interesante con compañeros listos a atacar el área a partir de la segunda línea.
Leao por la derecha
Pero es difícil imaginar para él un futuro por la izquierda, al menos en el Milan de Giampaolo. Ese lado parece destinado a Piatek, con una tipología de punta totalmente opuesto a Leao. Giampaolo podrá mejorar el repertorio, pero por sus límites técnicos y de maniobra, el ex-Genoa debe ser puesto en condición de ocuparse de lo que mejor saber hacer: jugar con pie invertido, sobre los dieciséis metros, para poder rematar con la derecha desde media distancia.
Leao no debería tener mayores problemas en jugar por la derecha, lado donde estaba habituado a moverse en la pasada temporada. El Lille de Galtier era un equipo que ama jugar en transición, con jugadores portentosos en la conducción como Ikoné y Pepé. En las situaciones estáticas, en cambio, para salir de manera directa era el centro en largo, especialmente por Fonte, hacia Leao por la derecha.
El portugués ya desde entonces elige muy bien el corte intero-externo hacia la derecha. Lee con atención los movimientos de la defensa y mantiene la mirada fija sobre la distancia entre central y lateral. Con sus cortes hacia la banda, Leao dictaba el centro y era capaz de recibir tanto en carrera como estar por detrás del rival. Si recibe en carrera y puede librarse enseguida, es entonces cuando el ataque a puerta es algo inmediato.
Leao pero ha demostrado una gran habilidad sobre todo en la gestión del cuerpo a cuerpo. Sin necesidad de tener que usar los brazos de manera excesiva ni de tener que agarrarse a su rival, Leao hace valer potencia y técnica para dejar atrás a su rival e inclinar el campo hacia la portería.
Mueve bien los balones largos para impedir al marcador de fastidiarlo y ponerse por delante. Lee bien la trayactoria del balón, cambia el ritmo de la carrera y segun la zona de caída y decide si dejarlo correr o controlarlo para intentar darse la vuelta.
Tomemos como ejemplo esta acción, en el primer tiempo ante el Guingamp. Thiago Mendes recibe sin presión en el centro del campo. Leao con la mirada mira a su compañero en posesión y en cuanto levanta la cabeza le hace una ligera señal con la mano para indicarle el pase, mientras corta en diagonal entre central y lateral por la parte izquierda.
Seguramente le gustaría un centro en carrera hacia la parte exterior, pero la trayectoria cae hacia el centro y parece caer en su zona: en lugar del control en carrera está obligado a una recepción estática. Es entonces con inteligencia se posiciona de perfil poniéndose por delante del central. El defensor deja de ver el balón y no consigue posicionarse.
Leao, desde una posición de fuerza, mantiene al rival detrás lo suficiente como para alejar el balón: en ese punto, se crea el espacio para recuperar el balón en carrera y no en parado, precisamente como quería antes de empezar la acción. Su remate con la derecha al límite es rechazado a saque de esquina.
Otro expediente gracias al cual Leao consigue a menudo controlar el balón a pesar de tener al hombre detrás es el control con el cuerpo. Una sensibilidad notable al pararlo con el pecho, no solo para bajarlo, también para llevárselo como si fuera un control orientado. No hace realmente jugadas sofisticadas, pero lo usa de manera mórbida, para acompañar dulcemente el balón y mantener lejos al rival.
Sus duelos con los laterales a menudo era nuna mezcla de fuerza y velocidad; en el mejor de los casos le permiten puntar frontalmente al rival. A lo peor, le da tiempo al equipo de subir y asentarse en la mitad del campo del otro equipo. Una función similar a la de Zapata, para crear un paralelo con un delantero robusto entrenado por Giampaolo.
Un grave problema de la Samp era la dificultad para avanzar el balón cuando el rival conseguía bloquear las líneas de pase, donde los movimientos interno-externo hacia la derecha de Leao pueden ser una gran válvula de escape contra rivales cubiertos, siempre que Giampaolo no consiga elaborar mecanismos alternativos al Milan.
El delantero portugés, por tanto, parece tener características ideales para el técnico de Bellinzona, que pide a sus delanteros de abrirse para dejar el pasillo cenral a las subidas del mediapunta. Por la izquierda Theo subirá con frecuencia, también para compensar la menor movilidad de Piatek, por la derecha Calabria podría estar más bloqueado.
En darle amplitud y dictar los pases en vertical al compañero debería ser Leao con sus movimientos. Aparte, si el Milan consigue mover con velocidad el balón, Leao podrá colarse en el espacio entre central y lateral, no solo para hacer progresar la maniobra, también para atacar directamente la portería, buscando los pases entre líneas que Giampaolo pide a sus mediapuntas.
¿Un futuro como titular?
El contexto del Milan es totalmente diferente al del Lille. Habrá menos espacio para las transiciones, tanto por los pocos espacios que concede siempre la Serie A por el estilo de juego de Giampaolo que prefiere atacar de manera posicional. Leao tendrá que aprender a coordinar sus mejores cualidades en espacios en corto, aparte deberá aprender a gestionar la alta presión y desplazamientos.
Algo nada fácil, sobre todo para un jugador muy joven, donde otros delanteros extranjeros se tuvieron que rendir. Si bien su set de movimientos, que combinan técnica y explosividad lo hacen un delantero que cumple a las peticiones de Giampaolo. Como rossonero podrá combinar sus dotes asociativas. En el pasillo central no demuestra todavía una gran gestión del juego espaldas a portería, a pesar que el cuerpo a cuerpo en banda dejan entrever márgenes de mejora.
En esa zona prefiere moverse en conra para llevarse fuera al defensor, descargar el balón de primeras y activar los cortes a sus espaldas, en particular de Pepé. Leao mueve bien el balón lateralmente, es bastante sensible de jugar con rápidos apoyos cortos. Usa bien el pie débil en los pases y por esto, a pesar de su estatura, sabe jugar rápidamente el balón.
A veces se libera demasiado rápido, cuando el compañero está todavía parado para recibir o al contrario, ha pasado sin ofrecer la línea de pase. Por esto debe comprender mejor como alternar primeros toques y protección. En cualquier caso, los intercambios cortos, la regla de los “dos pasos adelante uno atrás”, son un clásico del fútbol de Giampaolo, que parecen casar con el talento de Leao.
La venta de Cutrone en este sentido parece estar justificada ante el fichaje de un jugador como el portugués. El Milan sigue persiguiendo a Correa y Leao podría no ser considerado un titular a todos los efectos: no por fuerza una mala noticia, para un jugador que con apenas 20 años y pocos partidos entre los profesionales, debe ser considerado con seguridad un recurso inmediatamente utilizable.
Por tanto hará falta paciencia, porque Leao tendrá que aprender a jugar fuera de su zona de confort llena de espacios a atacar. Aparte, tendrá que luchar contra centrales de mejor nivel con respecto a Francia, que pondrán a prueba la profundida de su talento en las conducciones y, sobre todo, en la gestión de los duelos cuerpo a cuerpo.
Pero de momento el fútbol de Leao parece casar bien con las peticiones del técnico y las características de sus compañeros. Su variedad de movimientos y su inteligencia son dos grandes puntos de comienzo para construir un delantero total.
EL ATLÉTICO CON NECESIDAD DE VENDER
Rodrigo Moreno es nuevo jugador del Atlético de Madrid, donde la operación se desbloqueó ante la oferta de 55 millones de euros más cinco de bonus, para un total de 60 que el Valencia ha aceptado.
La prensa española da por segura ahora la marcha de Correa al Milan, pero parecen olvidar que no hay ningún acuerdo posible sobre las cifras a pagar, donde el Milan no pasa de los 40 millones y el Atlético quiere percibir entre 50-55 millones.
Por otra parte, Jorge Mendes podría hacer que André Silva llegara ahora al Valencia, ante la necesidad de conseguir un nuevo delantero a pocos días de que comience la nueva temporada, con el Español de Barcelona que también parecen interesados en obtener los servicios del delantero luso.
Fuentes: UltimoUomo.com – Milannews.it