
Menos mal que llega el Lecce, por decir algo. Es decir, el mismo rival que el pasado verano consignó a Kris Piatek el cinturón de Pistolero. Se jugó en Marassi algún día de mediados de agosto y el polaco cayó sobre ellos como un huracán: 4-0 para el Genoa con poker de Kris. Todo empezó dsde ahí y entonces, menos mal que llega el Lecce. Que quizás porte fortuna.
Kris lo necesita totalmente en una temporada que ha empezado con muchas dudas y pocas certezas. Dudas que no se han disipado tampoco con la Selección. El problema es que el seleccionador ha aportado variaciones pasando de la doble punta a solo un delantero. Resultado: Lewandowski no se toca y por tanto a Piatek le restan los avances.
Media hora ante Letonia y tan solo un minuto ante Macedonia. Algo bueno que Polonia se clasificó para la Eurocopa. Pero a términos personales, el momento no es transversal. La buena estrella de Kris no consigue volver a encenderse. Existe un dato que para uno como él pesa particularmente: para encontrar un gol en acción hay que volver a la pasada temporada, cuando el polaco marcó ante el Frosinone (19 de mayo) e Israel (10 de junio).

En la temporada en curso, los dos tantos han llegado desde el punto de penalty, una caída vertical de rendimiento imposible de imaginar hasta hace pocos meses. Los motivos son varios. Hay quien se aventura a decir que el verdadero Piatek es este realmente y que lo realizado con el Genoa y el principio con el Milan son una serie de factores afortunados.
Probablemente la verdad está en el medio. En el sentido que Kris no es una estrella, pero tampoco un delantero incapaz de rematar a portería, como ha sucedido este año. Gran parte de las dificultades han llegado por la filosofía de juego de Giampaolo, que le pedía movimientos de gran amplitud (alejándose del área), algo a lo que nunca está habituado.

Kris también hay que decir que ha puesto de su parte, haciendo las cuentas con una consciencia bastante mala debajo de portería: varios los errores en situaciones donde hasta hace bien poco era alguien totalmente infalible. De hecho los entrenadores que le han gestionado le han modificado (o lo han intentado) su actitud frente al gol.
Basta echar un vistazo al gráfico, donde es un rumor que se cuenta mucho: el de los balones tocados en el área. En los primeros siete partidos con el Genoa (Ballardini) fueron 78, bajaron a 48 en los primeros siete con el Milan (Gattuso), hasta bajar a los 43 en esta liga (Giampaolo).

La misión de Pioli por tanto es bastante clara: hay que reanimar a Piatek, devolverle una clara identidad táctica, ponerle en condiciones de ser el terminal natural del 4-3-3 y no solo uno de tantos flecos. El “factor Pi&Pi” dentro de un sistema que prevee el regreso de manera estable a ese tridente que lo exaltó como rossonero hace justo un año.
Lo que más ha destacado a la vista de todos es la “ausencia” casi total de Kris en algunos partidos. Nada de regates, ningún remate, poquísimos balones jugados. Una señal de vida llegó con el Torino, algo que pasó en segundo plano los errores (bastante graves) debajo de la portería. Por tanto, parecía finalmente por el camino para estar en el centro del viaje, pero Fiorentina y Genoa le han devuelto al total anonimato.
Y en Marassi Giampaolo le sacó del campo tras un tiempo. Es bastante probable que sea el punto más bajo. Ahora solo se puede ascender: existe el factor Pi&Pi.
Fuente: La Gazzetta dello Sport