¿Tocar el fondo para ascender? Puede ser una estrategia, pero mientras tanto, este Milan no tiene paz. El balance 2018/19, puesto a disposición ayer por los pequeños accionistas en vista de la asamblea a finales de mes, ha certificado una situación a primera vista catastrófica: 145,9 millones en rojo a nivel consolidado, veinte millones más con respecto a la pasada temporada.
Un balance récord, pero en negativo: jamás el Milan había estado tan mal a nivel económico. Y esto no ayuda al ascenso deportivo, viendo que, como hacen saber desde el fondo Elliott, cuando en una familia las cosas no van bien, todos deben apretarse el cinturón. Resultado: difícil imaginar que en enero pueda llegar el famoso fichaje de calidad y experiencia, el líder que le falta a un equipo joven y frágil. Boban y Maldini deberán hacer de necesidad virtud: con ciertas cifras a sus espaldas, difícil hablar de dinero extra.
El camino para regresar a lo más alto será muy largo, porque el Milan, que sigue fuera de Europa y fuera del radar de la UEFA y de los asuntos del fair play financiero, debe intentar representar un expediente financiero inmaculado. Sin jugadores de cierto nivel es difícil ascender la marca y los ingresos bajan: 241,1 frente a los 255,8 de la anterior temporada. Bajan los ingresos de la gestión de los jugadores (de 42 a 25,5), de los patrocinadores (de 44,7 a 38) y los partidos (35,3 a 45,1). Solo han subido de los derechos televisivos (de 109,3 a 113,8). Una terrible consolación.
Los salarios siguen siendo el gran problema del club. La versión de Elliott es que la herencia china fue muy dura, existe la voluntad de invertir, pero con juicio. El estadio es un caballo de batalla de la propiedad, rebatido por el a.d. Gazidis en la presentación del nuevo técnico Pioli, donde del fondo propietario hacen notar también los datos positivos, como la reapertura de la línea de crédito por parte de los bancos.
El índice de patrimonio neto (de -36 a +83) es un dato de buen auspicio. La solidez del fondo norteamericano es algo indiscutible, pero la preocupación resta, con estos números solo podrán crear mayores preocupaciones a la hinchada. Se esperaban grandes refuerzos, llegaron gente con talento a valorizar. Se esperaba algún retoque invernal, pero Elliott no quiere intervenciones de maquillaje ni tampoco financiero.
Este balance es transparente y no deja de lado nada negativo: es algo habitual el sacarlo todo y enseguida para estar más ligeros. Pero así es el fútbol italiano. Ciertos datos no deben asustar a los hinchas. El club justifica tal tremendo dato con el inicio de un camino de reconstrucción. Se han hecho inversiones en las infraestructuras del Vismara y Milanello, en las plantillas, en la potenciación del área digital y comercial con personal nuevo, subiendo los costes del personal de 150,4 a 184,8 millones.
La Juventus factura ahora 621 millones y el Milan sigue en picado. Un largo camino lleno de agujeros y obstáculos, empezando por los más de 200 millones invertidos por la gestión china contra los 50 puestos para la campaña de fichajes. El fondo Elliott entregó un total de 265 millones hasta el 30 de junio más otros 60 entre julio, agosto y septiembre. No han sido suficientes para que el club mejore y por tanto lleguen nuevos ingresos.
Complicado resolverlo de una sola vez, en una crisis que sigue adelante desde hace años. En este punto, más allá de la voluntad de Elliott en invertir a largo plazo y devolver la solidez perdida, es una situación económica bloqueada que no promete nada bueno desde el punto de vista técnico. Boban y Maldini esperaban resolverlo en un par de temporadas y siguen pronunciando la palabra cuarto puesto. Ahora más que nunca, los tiempos del fútbol y los de la economía parecen falseados. Será duro para hacerlos combatir rápidamente.
¿HACER CAJA VENDIENDO JUGADORES?
Tras las inversiones de 226 millones en el verano de Mr. Li, 150 millones la pasada temporada (80 en verano y 70 en invierno), otros 90 en los seis fichajes de esta temporada (que no entran en este balance). Las ventas en cambio fueron modestas: los mejores valorados fueron Bonucci en agosto de 2018 (40 millones, pero ningún ingreso, Caldara llegó al Milan en un intercambio a la par y Cutrone este verano, ingresando 25 millones del Wolverhampton (para el próximo ejercicio).
La tercera mejor venta fue en verano de 2017: De Sciglio a la Juventus por 12 millones. Luego ya nada: ninguna clara venta, no una plusvalía que aligerara el balance. Pero ahora puede ser una necesidad: hacer caja, buscando salvaguardar lo máximo posible el nivel de competitividad del equipo.
La exigencia era conocida en meses anteriores: Higuain (y su contrato millonario) alimentaron las falsas esperanzas de Champions, Paquetá y Piatek las volvieron a encender, definiendo el último verano como enésima reaparición. Pero ahora, Donnarumma y Suso parecen los primeros indicados, los dos que mayores plusvalías pueden generar, al haber costado ambos cero euros.
Lyon, Marsella, Roma y Fiorentina se interesaron por Suso a un precio inferior a los 40 millones de la clausula. Pero prevalecieron las exigencias técnicas. Sobre Gigio, donde sigue el obstáculo de la renovación, el Milan abrió a una posible venta, pero la oferta del PSG fue insuficiente: el traspaso de Areola y 20 millones de euros.
En enero el Milan podría privarse de alguno de los dos, pero el destino ahora es común: escasean los compradores. Si bien Leonardo ahora podría volver a la carga por Paquetá, presentando una oferta adecuada. Puede tener mercado Romagnoli (pero no hay sustituto), Kessié tiene una oferta del Wolverhampton. ¿Piatek? Ha pedido valor, si vuelve a ser Pistolero será complicado renunciar a sus remates.