
MILAN 1989 – Un penalty para el paraíso
La larga cabalgada del Milan hacia la Copa de Campeones de 1989, la primera euro-mundial de Arrigo Sacchi, pasó a través del duro encuentro ante el Estrella Roja, pero también ante el Werder Bremen.
Una vez superados los octavos de final en Belgrado, con esa niebla que vino en ayuda del Milan que llevó a la repetición del partido, luego ganado en penalties, el ambiente milanista pensaba haber superado uno de los obstáculos más duros del camino, pero los cuartos ante los alemanes fue todavía más duro si cabe.
En el partido de ida, disputado en el Weserstadion el 1 de marzo de 1989, el equipo de Otto Rehhagel se mantuvo firme, con el Milan que se presentó en Bremen no al máximo de la forma, viendo que Giovanni Galli tenía un problema en la mano, Tassotti una rodilla inflamada, Baresi con achaques y Maldini castigado por el juez deportivo.
A pesar de las ausencias, los rossoneri atacaron como de costumbre, aunque el Werder presionó fuerte. En el 20′ de la primera parte fue anulado un gol regular a Rijkaard, que habría valido su peso en oro para la vuelta, sobre todo por las condiciones en las que se estaba jugando el partido: lluvia y viento fuerte, donde el campo estaba al límite de lo practicable.
El partido acabó 0-0, con el Milan que tenía que jugar ante su público a la vuelta. Pero Rehhagel pudo ver en vivo las contramedidas que había que adoptar para superar a ese equipo que, de ahí en poco, habría cambiado totalmente la manera de ver, hacer y comentar el juego.
Arrigo Sacchi escribió tras volver: “Partido muy difícil, contra un equipo con garra, con fuerza, presión, atención, velocidad y resistencia. El Werder fue más rápido y agresivo. Debemos evitar los contragolpes, permanecer unidos. Evitar los pases laterales, mover el balón rápidamente y no esperarlo en parado. Muy importantes los desmarques, el espacio es nuestra casa”.
Indicaciones muy claras, que sirvieron para preparar mejor el partido de vuelta que fue precedido por el encuentro en liga ante la Juventus. Los rossoneri ganaron por 4-0, en un gran recital donde Sacchi dijo: “Estamos listos”.
Marco Van Basten, que volvió a pleno ritmo esa temporada, se quedó seco tanto en Alemania como ante la Juve, donde en ambos partidos tuvo grandes ocasiones para marcar. Pero no marcó. Esa fase de abstinencia realizativa del Cisne de Utrecht no hizo que Sacchi se preocupara, donde recuperó a Maldini, con Costacurta al banquillo.
Baresi y Rijkaard eran los centrales, con Donadoni, Colombo, Ancelotti y Evani detrás de Gullit y Van Basten. La clave del partido llegó en el 30′: Van Basten recibe un centro por la derecha de Colombo y luego se apoya en Donadoni que es tocado de manera muy leve por un rival.
El árbitro Smith indica el punto de penalty. Tremendas las protestas de los alemanes, que aceptaron esa decisión de mala cara, ya que estaban de nuevo superando en el campo al Milan, consiguiendo que no jugaran nada bien.
Van Basten marcó haciendo explotar a los 70.000 almas de San Siro, Gullit, Colombo y Donadoni fallaron varias veces el 2-0 y el asalto del Werder mantuvo en vilo a San Siro, a pesar del apoyo de la Fossa y la Brigada Sur. En el triple silbido final, gran celebración milanista y protestas del Werder, con el portero Reck que insultó al escocés Smith y fue expulsado.
Rehhagel tras el encuentro explotó: “Hemos perdido por culpa del árbitro”. Tassotti, como revela Sacchi en su libro, dijo: “El árbitro nos dio el gol que nos quitaron en la ida”. Luego llegó el sorteo de semifinales: Real Madrid-Milan, ese doble partido donde el club rossonero entró en la leyenda, con el famoso 5-0 en San Siro, llegando así a la final de Barcelona.
Pero sin lo sucedido ante el Werder, nada de lo que es hoy el recuerdo de ese equipo, se habría escrito en los libros de historia.
LA FINAL CONTRA EL STEAUA
La Copa de Campeones de la temporada 1988/89 empezó con la victoria por 0-2 ante el Vitocha Sofía en Bulgaria y 5-2 en San Siro. En octavos contra el Estrella Roja, 1-1 en San Siro con goles de Stojkovic y Virdis, teniendo que ganar en la vuelta.
En Belgrado, Savicevic marcó el gol de la ventaja para los serbios ante 97.000 personas en Maracará. Pero luego llegó la niebla y la suspensión del partido, donde se volvió a jugar el día siguiente, empezando de cero. Marcó Van Basten, empató Stoijkovic, con el árbitro Pauly que no convalida otro gol legal de Van Basten, dentro al menos por un metro.

El partido acabó en penalties y aquí Giovanni Galli para dos ante Savicevic y Mrkela. En cuartos ante el Werder Bremen, 0-0 en la ida y 1-0 en San Siro con gol de penalty de Van Basten. En semifinales, el inicio de la leyenda, con 1-1 en Madrid con gol regular anulado a Gullit.
Pero la vuelta es todo un triunfo: 5-0 y el Real aniquilado. La final de Barcelona en el Camp Nou, delante de 90.000 hinchas rossoneros, acaba en goleada: 4-0 al Steaua con doblete de Van Basten y Gullit.