TRIUNFO MUNDIAL
Diciembre de 1989 fue el del primer triplete euromundial de Arrigo Sacchi pero es también uno de los mejores momentos de la carrera de Alberigo Evani. En 10 días, firmará con dos faltas, las victorias en Supercopa de Europa y la Copa Intercontinental ante Barcelona y Nacional de Medellín, respectivamente.
Dos goles totalmente opuestos por tipología de ejecución pero decisivos para el resultado final. Si bien la primera final de la Intercontinental del Milan con la nueva fórmula del partido en campo neutro en el estadio Olímpico de Tokio, no fue para nada fácil.
Porque los rossoneri sabían realmente muy poco de sus rivales colombianos. Natale Bianchedi, ojeador de confianza de Sacchi, fue enviado a Colombia para estudiar a sus rivales, pero la muerte del árbitro Alvaro Ortega, que fue amenazado por el narcotraficante Pablo Escobar tras anular un gol al Independiente de Medellín en un partido ante América de Cali, hizo interrumpir el fútbol.
No existían los modernos programas que se dotan a los equipos para ver los partidos de todo el mundo, el papel de los ojeadores era fundamental para aportar las justas contramedidas a las tácticas de los rivales. Sacchi sabía que la filosofía del fútbol de Francisco Maturana era muy similar a la suya, con estas pocas certezas volaron a Tokio sin Ruud Gullit, lesionado.
El Nacional ganó por penalties la Intercontinental ante el Olimpia de Asunción (que afrontará al Milan en 1990 ganada por 3-0) y llegó a Japón con el objetivo de llevar al partido el mayor tiempo posible.
Era un choque filosófico entre Sacchi y su alter ego, pero que dejaban mayor libertad a sus jugadores desde la mitad del campo hacia arriba, mientras que atrás se jugaba al “Tiempo toque”, la rápida posesión de balón y continuado por los defensas, un antepasado del tiki-taka de Guardiola.
El Nacional empezó fuerte, dándole la vuelta a lo que decían las casas de apuestas. En medio de las ensordecedoras trompetas de los hinchas chinos, donde daba la clara sensación de: quien falle, pierde el partido. El primer tiempo acaba en 0-0, cuando el Milan empieza a tomarle las medidas a su rival.
Marturana busca el efecto sorpresa con la entrada de Usuriaga al puesto de Arboleda y él, en el 60′, sirve a Terrez que no es capaz de superar a Giovanni Galli. El Milan no perfora el muro colombiano y Sacchi busca darle mayor brio al equipo, metiendo a Evani por Fuser y Simone por Massaro, donde es precisamente Chicco en darle trabajo a Higuita en el 75′ con un envenenado zurdazo.
Parece un episodio aislado, en realidad es una advertencia de lo que sucederá 49 minutos después. Van Basten tiene la única ocasión clara en el 90′ pero Higuita para. Se va a la prórroga con una carga de tensión al máximo total, sobre todo en casa rossonera.
La primera fracción de la prórroga pasa sin pena ni gloria, solo rota por una falta alta de Ancelotti. En el segundo, Van Basten roza el palo a centro de Simone. Pero cuando la sombra de los penalties empieza a alargarse, llega el momento crucial.
Costacurta manda a Evani que a su vez cede a Rijkaard que supera el tiempo de la jugada y hace saltar el sistema operativo de los colombianos. Van Basten lee el toque de Simone, encuentra ritmo y anticipa a Escobar que lo tira al borde del área de penalty.
Ahí van Donadoni y Evani, con este último que se da cuenta que la barrera colocada por Higuita está algo centrada. Su lanzamiento con la zurda es desviada por Trellez que lo hace imparable para su portero. Galliani, que estaba detrás de los banquillos, entra al campo celebrándolo.
El Milan lo consiguió, era Campeón del Mundo. Gracias a Chicco-san.
EL HÉROE QUE NO MARCABA NUNCA
“Evani marcó dos goles en siete años en el primer equipo. Le dije que tendría que trabajar para hacer dos goles por temporada. Y ese año nos regaló dos trofeos”, decía Sacchi años después.
El propio Evani describía así sus dos goles: “Apareció esa falta lateral por la parte central izquierda. Estábamos Donadoni y yo, él era diestro. Pero por como se posicionó la barrera, pensaba que era buena para mí y le pedí que se alejara. Y marqué”.
Evani, crecido en la cantera milanista, era uno de los jugadores que siempre estaba listo para el uso, tanto de titular como de suplente. 393 partidos con 18 goles, ganándolo todo con Sacchi y también dos scudettos en la primera gestión de Fabio Capello.
Hoy forma parte del staff de Roberto Mancini en la Selección Italiana, tras haber entrenado a Italia Sub-20 tras conseguir un histórico tercer puesto en el Mundial de 2017, gestionando también la Sub-21 durante el periodo donde Gigi Di Biagio tomó el puesto de Giampiero Ventura en la Selección, antes de la llegada de Mancini.