Historias rossoneras (8)

EL VUELO DE MARK HATELEY

Verano de 1984, el Milan poco a poco vuelve a lo más alto tras descender dos veces a Serie B más otras tantos y directos ascensos. El equipo, en la liga 1983/84, se clasificó sexto pasando también por el despido de Ilario Castagner y la llegada hasta final de liga de Italo Galbiati.

En el banquillo es llamado Nils Liedholm, que con la camiseta rossonera hizo grandes cosas en los tiempos de Gre-No-Li y que, sobre todo, viene de ganar el scudetto con la Roma en la temporada 1982/83. El calciomercato porta a Milanello jugadores importantes como Pietro Paolo Virdis, Agostino Di Bartolomei, Giulaneo Terraneo y Ray Wilkins del Manchester United.

Pero queda un hueco más para otro extranjero. Los hinchas querían a Rudi Voller y esperaban que el alemán pudiera vestir de rossonero. Pero el Milan tenía la mira puesta en una punta inglesa, muy fuerte en el juego aéreo: Mark Hateley.

Tras una buena impresión con la Sub-21 inglesa, Sir Bobby Robson lo premió convocándole a la absoluta para un torneo veraniego y ante Brasil marca, obviamente de cabeza. Ese gol lo hizo famoso en el mundo, tanto que media Europa se peleaba por ficharlo.

Lo convenció Nils Liedholm. Su debut fue el 16 de septiembre de 1984. San Siro acoge a los suyos ante 66.000 espectadores, también porque en el Udinese hay un tal Zico que viste la 10 bianconera. Hateley es titular y en el 61′ hace el momentáneo 2-1, que después sería empatado por Carnevale.

Attila marcará otros dos goles en el siguiente partido en casa ante el Cremonese, remontando el gol de la ventaja de Nicoletti. San Siro es su terreno de caza favorito, pero fuera apenas consigue marcar. El cuarto gol lo marca ante la Roma, haciendo el 2-0 que hará inútil el tanto de Cerezo para los giallorossi.

Pero los hinchas del Milan, en un periodo equiparable al actual por escasez de victorias, tienen una fecha bien marcada en el calendario: domingo 28 de octubre, es decir, el día del derby. En el banquillo interista está Ilario Castagner, mientras que en el centro de la defensa está Fulvio Collovati, que es considerado un traidor por la hinchada milanista por abandonar el club tras el segundo descenso en Serie B.

La semana está llena de tensión, porque todo el ambiente rossonero quiere una victoria de prestigio para romper la hegemonía de la ciudad por los dos años de descenso rossoneros. El estadio es una olla. Las dos curvas, que hicieron una tregua tras los violentos encuentros del Mundial de 1981, todo es una fiesta, aunque no faltan las anécdotas, como la introducción de un cerdito vestido con la camiseta del Inter.

El partido es vibrante y el Inter se pone por delante en el 10′ con el tanto de Altobelli. Di Bartolomei empata en el 33′ pero en el 63′ es donde se abre el libro de historia. Franco Baresi roba el balón en la zona de tres cuartos interista y sirve a Virdis por la derecha.

Pietro Paolo levanta la cabeza y manda un centro medido al centro del área de penalty. Hateley se toma su tiempo y supera a Collovati, dando al balón una impresionante violencia que hace inútil la estirada de Zenga. Gana el Milan 2-1, la venganza está servida.

Y la foto de ese remate, tan imperioso como devastador, sería un icono como los goles realizados por el Milan en los derbies. Las habitaciones de muchos hinchas rossoneros tendrían el póster de ese remate que fue el punto de cambio para el renacimiento de un equipo que, con el pase a Berlusconi, cambiará la dominación total de Milán.

A 30 años exactos de ese derby, el delantero inglés (que hoy es un apreciado cronista de Bein Sports), se reunió con Fulvio Collovati en un programa de televisión. Cuando Paolo Kessisoglu, presentador junto a Luca Bizzarri, exclamó: “Hagan las paces entre ustedes”.

Collovati, riendo, dice: “Pero qué paz ni que paz, me arruinó la vida. Todavía hoy, 30 años después, me recuerdan ese gol. Incluso los más jóvenes que llegaron después”. Hateley a su vez, recordó: “Fue un tributo a mi padre, que jugó en el Chelsea y en el Liverpool. Él me enseñó a medir el tiempo a los centrales en esa circunstancia”.

En ocasión del derby de liga del 31 de enero de 2016, la Curva Sud milanista dedicó su coreografía precisamente al gol de Hateley, reconocido además como una de las mejores de los últimos años, dejó sorprendido al mismo Hateley, que estaba comentando la fase previa del partido desde los estudios de Bein Sports y en la entrevista dejada a Tuttosport el 3 de febrero de ese año, comentó:

“Fue algo conmovedor, diría que hasta chocante. Es increíble que a distancia de 30 años la gente siga recordando ese gol. Fue fantástico ver mi cara representada en esa coreografía. Cuando mis compañeros se dieron cuenta de que era yo, empezaron a hablar del tema. Gracias realmente a la Curva Sud y a los que tuvieron esa idea”.