Superpippo: doble revancha
Filippo Inzaghi esperó hasta el final para poder formar parte de la lista de 18 jugadores que Carlo Ancelotti se iba a llevar para la final de Estambul ante el Liverpool. En las dos semanas anteriores de ese maldito 25 de mayo, SuperPippo se había entrenado fuerte y se había recuperado por completo.
Tanto es así que había manifestado públicamente el volver a generar ese dúo con Shevchenko donde dos años antes superaron a la Juventus en Manchester. Pero tras llegar a Turquía, Pippo se dio cuenta que no iba a ser todo tan bonito para él.
Crespo fue decisivo en la fase de grupos y en la de eliminación directa estaba funcionando bastante bien con Sheva, con Kakà por detrás, entrando en su madurez técnica. ¿Suplente? También duro, porque Tomasson era un soldado para estar listo en el partido en curso.
Y luego estaban Rui Costa, Serginho y Dhorasoo que tenían que ser suplentes junto a Kaladze, Costacurta y Abbiati para completar las reservas. Por tanto, llegó la decisión de Ancelotti de mandar a Inzaghi a la grada. Pippo no se lo tomó nada bien, porque quería dar su contribución, pero esos hombres eran los que habían llevado a ese Milan hasta la final.
Y al final del primer tiempo, los rossoneri estaban 3-0 por delante en el marcador, con tantos de Maldini y el doblete de Crespo. Inzaghi lo celebraba al lado del lesionado Ambrosini y toda la delegación milanista, capitaneada por Berlusconi.
El final es dramático y conocido por todos: 3-3 en el 90′, Dudek que para con la cara un remate in extremis de Shevchenko en la prórroga, más los errores en los penalties de Serginho, Pirlo y el ucraniano, dándole la copa a los Reds.
El año siguiente, el Milan quedó eliminado en semifinales ante el Barcelona de Ronaldinho, que ganaron 0-1 en San Siro con el tanto de Giuly, donde en la vuelta, un gol legal anulado de Sheva por el árbitro Merk, que hubiera llevado a la prórroga. La presunta falta de Pujol fue totalmente inexistente.
Pero lo mejor llegaría en 2007. El Milan salió mal parado por el tema del Calciopoli, fue bajado del segundo al tercer puesto y tendría que disputar la fase previa, donde Inzaghi fue de los primeros en responder la llamada de Galliani para que dejaran de lado sus vacaciones, donde Pippo empezó a marcar desde ese momento hasta cuartos.
Se tomó una pausa en semifinales ante el United, donde hizo cátedra Kakà. Es tiempo de revancha, es tiempo del Liverpool-Milan. De nuevo ellos, de nuevo el destino. Pippo no llegó a la final en buenas condiciones, tanto que se hablaba que jugaría Gilardino, pero Ancelotti dijo que no, que jugaría él.
Los reds empezaron fuerte y estuvieron cerca de ponerse por delante. En el 44′ Kakà cae al borde del área. Pirlo remata al palo de Reina, pero Pippo sigue la trayectoria del balón y lo desvía con el pecho. Balón dentro: 0-1.
En el segundo tiempo el Milan reacciona, Dida neutraliza un balón de Gerrard y luego, en el 82′, llega el apoteosis: Inzaghi dicta el pase a Kakà que lo deja solo ante Reina. El goleador milanista va hacia la derecha y mete un balón cruzado que pasa por debajo de los brazos del portero español y acaba lentamente a gol.
Inzaghi está incrédulo, su cara parece el grito de Munch de lo que grita. Acabará 2-1 para el Milan y Pippo entra en la leyenda. Porque tras Estambul, siempre está Atenas.