
Un resultado amargo, pero no inesperado. La baja a los niveles inferiores económicos del Milan, el fondo Elliott debe tomar acto de lo que se encuentra de frente en este momento: un club que ha perdido su legendario valor comercial, que le cuesta contratar patrocinadores, que no se clasifica a Champions desde la temporada 2012/13. Hace una vida.
Las estadísticas dicen que hay que volver hasta los años treinta para encontrar algo peor, pero ya es mucho. Esto es el Milan. Desde alguna parte hay que regresar y el fondo Elliott no quiere tirar la toalla. Hay que subir, luego se verá. La misión, como se decía antes, es esta.
El fondo americano puede generar grandes números. Una serie de operaciones equivocadas, monstruosos salarios como los 7 millones reservados a la familia Donnarumma. Las costosas operaciones de hace un año y medio: Paquetá (35 millones el traspaso, desde Brasil dicen a veces 45) y Piatek.
Operaciones no erróneas de manera inmediata, viendo que los goles del polaco fueron fundamentales para llegar a un paso de Champions, pero a la larga duro. Y por fortuna del club, la gestión Maldini-Boban produjo en enero la recolocación del delantero polaco.
Queda el hecho que el Milan no tiene la fama de antes, es algo lógico, viendo que ha dejado de ganar, donde la situación de un punto de vista económico-financiero es bastante grave. Si bien el fútbol debe producir antes de obtener nueva financiación, esta es la lógica americana reservada al Milan, los tiempos son grises.
“Bajo mi gestión, con respecto a 2016/17, 20 millones de ingresos más. El rojo de 126 millones comprende 45 millones de extraordinarios componentes puestos de manera íntegra por Elliott”, es lo que comentaba Marco Fassone al Sole 24 Ore.
El mercado de Fassone y Mirabelli costó más o menos 240 millones, con jugadores nada inolvidables, tipo Bacca y aventuras no imperdibles, como Bonucci como rossonero. Luego está el problema de los patrocinadores: si no ganas, difícil que te paguen como antes.

Aunque conserves 400 millones de hinchas en el mundo, con una potencial marca todavía intacta. ¿Cómo volver a lo más alto siendo el club más desprestigiado de Europa en los últimos cuatro años? Desde Londres no se filtra grandes preocupaciones.
Demasiado dura la herencia del fin del imperio berlusconiano y dos años de gobierno chino, demasiado fácil y vago pensar de poder ascender en poco tiempo. El Milan de Elliott eligió el camino de la gradualidad, que quizás eso no guste a los hinchas, pero que a los nuevos dueños parece lo único posible, también en consideración de las reglas puestos hasta ahora por el FPF.
La idea es construir un Milan joven y experto junto, económicamente sostenible, capaz de evitar otros errores del mercado. Porque Paquetá y Piatek fueron útiles de inmediato, pero luego quedó en nada. Y los salarios distribuidos con generosidad en la breve era china las arcas se redujeron aun más.
En estas condiciones es complicado, pero necesario. El virus paradójicamente ha ofrecido la ventaja de una pausa de reflexión, ahora hacen falta ideas. El nuevo estadio servirá, pero no es suficiente.
El Milan no consigue un trofeo desde 2011 y el informe de Kpmg reproduce los números de la caída. El Milan pierde valor, el Inter vuela. Un resultado nada inesperado, en los últimos tiempos el club rossonero nunca ha conseguido competir con Juve y sus vecinos.
Pero el dato más difícil a digerir es la falta de clasificación a Champions: estaba todavía Allegri cuando el club consiguió clasificarse para el torneo más importante. Luego, una caída sin fin, salvo los intentos de Gattuso, que sin brillar sobre el plano estético llegó a un suspiro de la clasificación.
¿Qué es la estética? El Milan lo pedirá quizás a Ralf Rangnick, para guiar al equipo en el próximo triénio. Rangnick, no genial como entrenador y no muy titulado desde este punto de vista, ha creado un sistema basado en el ojeo y en la valorización de los jugadores. Lo que necesita el Milan para evitar otra caída al hoyo.

QUARESMA Y DUMFRIES LOS POSIBLES REFUERZOS
Gastar lo justo, valorizar al máximo. El Milan no tiene más remedio que cambiar de camino. Así para el nuevo curso fijó un tope de 75 millones de euros (más de la mitad de las entradas para las ventas), pero con la precisa indicación que las inversiones serán ajustados, por no decir de ciencia ficción.
Prioridad a la línea verde, con alguna excepción para los jugadores más formados. En espera que Rangnick defina sus discursos con Iván Gazidis y la propiedad, en estas semanas Almstadt y Moncada no se han quedado cruzados de brazos, donde algunos nombres comparecen en el horizonte.
Se habló la pasada semana del intento de Sporting de Lisboa para tener a Eduardo Quaresma, central de 18 años que en su selección se ha mostrado al máximo nivel. Pero de momento no aceptaron la oferta de 5 millones más el traspaso de Laxalt.
Aunque se habla estos días de una renovación del jugador hasta 2025 asistido por Epic Sports, representado en Portugal por el ex-milanista Paulo Futre, con una clausula de 45 millones de euros, la confirma de cuanto es válido este jugador.
Mientras continúan los contactos con el PSV por el lateral derecho Denzel Dumfries, donde Calabria y Conti no han dado suficientes garantías. Otros nombres son por ejemplo Khephren Thuram, hijo de Lilian, centrocampista fichado por el Niza pero crecido en el Mónaco (donde trabajaba Moncada).
También el central Melayro Bogarde, nieto de Winston, gigante que pasó por Milanello. Con 18 años y buenas dotes técnicas, quizás que pueda tener espacio. Junto a él en el Hoffenheim jugaron también Kerim y Turam Calhanoglu, los primos de Hakan.
Ambos talentos ofensivos y en la Sub-19 del club alemán son bien considerados. Mientras en Francia asocian con el Milan dos jóvenes: el central derecho Pierre Kalulu (20) que acaba contrato con el Lyon, pero en la mira está también el delantero del Saint Etienne Bilal Benkhedim.