Aguas agitadas en Casa Milan en la vigilia de la semifinal de vuelta con la Juve. Ayer por la mañana, el a.d. Gazidis volvió a Milanello tras tres meses, pensando en motivar a la tropa con la noticia del acuerdo alcanzado con la propiedad sobre la reducción de los salarios, pero se encontró con problemas por resolver.
En una confrontación que duró 45 minutos, más que rosas recogió espinas. Sobre todo frente a Ibrahimovic, que en este punto parece convencido a irse en cuanto acabe la temporada. No existe empatía entre Zlatan y Gazidis, donde gran parte del equipo no le gustó que el mánager apareciera ahora.
Fueron las once cuando el a.d. portando el sí de Elliott a la contrapartida de los jugadores sobre el recorte salarial. Una contrapartida que era más favorable a ellos: la primera petición del club era mucho más invasiva. En la práctica, los jugadores del Milan se les recortaría un 50% del salario de abril, diluido en los meses.
El 30% de ese mes, más el recorte de varios días de trabajo los siguientes meses. Pero si Gazidis pensaba motivar a los jugadores con el acuerdo considerado ventajoso para ellos, se equivocaba. El tiempo en hacer las cosas no parece su fuerte: Gazidis intentó el asalto de Ibra cuando se presentó en Milanello en la vigilia del Milan-Genoa, tras la explosión del caso Boban, donde ayer tampoco las cosas fueron mejor.
“Ya no existe mi Milan, no hay un proyecto, si estoy aquí es solo por pasión”, dijo el sueco, todavía molesto por el despido de Boban, fundamental en su decisión para volver a Milán. Algunos jugadores no estaban contentos por esa toma de posición de Zlatan, se dice en Milanello. Pero Ibra se sabe, no alguien que modere el tono cuando decide contar algo.
Su afecto frente al Milan es intacto, las posibilidades que la relación pueda seguir adelante ahora son mínimas, viendo lo sucedido. El primero en tomar la palabra fue el capitán Romagnoli, que pidió el por qué de una visita tan tardía y poco oportuna antes de un partido tan decisivo.
Gazidis, hablando algo en inglés y algo en italiano, se defendió con garbo y sin perder la calma. Explicó que la cuestión del recorte salarial fue resuelta desde la sede de Londres solo el día antes, por ese motivo esperó antes de poder presentarse en Milanello.
Hizo presente la solidez de la propiedad, que tiene intención de llevar al club a lo más alto pero encontró desastres financieros y tuvo que echar mano a las cuentas. Quieren invertir, porque el equipo es el corazón del negocio y sin prestaciones deportivas no se pueda dar el salto de calidad.
Pidió a los jugadores que dieran el cien por cien de aquí al final, repitió que para el Milan estos dos meses todos estarán bajo observación en sus puestos y que ahora no pueden hacer cuentas. Bonaventura también habló y dijo lo suyo también Begovic, el portero que acaba contrato y no será renovado.
Ibra, Bonaventura, Begovic: todos jugadores con las maletas ya en la mano, pero fueron ellos, junto con Romagnoli, pidiendo razón del comportamiento de la propiedad, considerada como poco presente. En Milanello estaba Massara pero no Maldini, presente en cambio el día anterior.
Un ausencia que no pasó desapercibida y que desde el club motivan por otra serie de empeños. Estaba Pioli con su staff, como habrá reaccionado sintiendo escuchar que se jugará sus opciones de permanencia en el Milan en estas semanas.
La sombra de Rangnick es cada vez más presente, pero ayer Gazidis quiso precisar que no hagan caso de los rumores. Los jugadores hicieron presente cuanto pueden ser desestabilizantes y el a.d. pidió que los ignoraran, simplemente porque ninguna decisión será tomada antes de que acaba esta tormentosa temporada.
Por tanto, pie a fondo, es necesario ir fuerte para confirmarse en el Milan. La presencia de Gazidis, por otra parte, partía de la necesidad de motivar al equipo. Le pidieron que volviera más a menudo y prometió que lo hará, aunque no entra en la óptica anglosajona de un a.d.
Pero esto es Italia, hay un equipo lleno de inseguridades y obstáculos. Pero el partido ante la Juve puede ayudar a superarlos, aunque el miedo de caer es más que evidente.