
La primera regla a seguir es tan fácil cuanto fundamental: controlar el nivel de carga de smartphone y tablet y, en caso de emergencia, irse corriendo a la primera fuente de corriente disponible.
El papel del entrenador en tiempos de smart working forzado es también esto, donde Stefano Pioli desde hace días lo sabe bien: el sábado pasado el Covid lo paró confinándolo en casa, luego el virus completó la operación parando también al vice Murelli, donde el técnico líder de la Serie A se movió rápido para no dejar nunca solos a los chicos y a su staff.
Primero que todos, obviamente, Daniele Bonera, que el domingo por la noche se sentará en el banquillo de San Paolo en su lugar. Bonera debutará en la banda y Pioli lo hará desde su diván. Pioli y Bonera hablarán en el calientamiento, en el descanso y al final, las intervenciones en 90 minutos serán pocas y miradas.
Algo como pasó enter marzo y mayo, cuando el confinamiento nacional recluyó en casa a un país entero: en esos meses, Pioli experimentó la guía de la tropa por videochat. Llamadas y conferencias por Zoom eran la orden del día, donde esa unión virtual gestionó las bases para la cabalgada del verano, pero esta vez la diferencia es sustancial: Pioli es el único protagonista aislado.
En la agenda no hay espacio para los tiempos muertos: enseguida dos videoconferencias clave, la reunión técnica con Bonera y el staff, más el coloquio con el doctor Mazzoni, responsable médico del club, para poner el punto sobre las condiciones de los jugadores.
Una sesión táctica con el equipo reunido con el vestuario: Pioli habla y los jugadores escuchan, luego se va al campo. El técnico observa esquemas y movimientos por alto, gracias a un dron que usa en directo y transmite por su PC: Bonera coordina en Milanello mientras Pioli se mueve como regista, eligiendo qué jugadores, comunicando directamente con el colaborador que manda el dron.
Milagros de la tecnología, que el club de Vía Aldo Rossi decidió aprovechar lo más posible para poner al entrenador en las condiciones ideales: en estos días fue potenciado el sistema de videocámaras fijas en los campos de entrenamiento, para permitir a Pioli de seguir los trabajos desde varios ángulos, como si estuviera físicamente ahí.
Un proyecto que el Milan tiene previsto actuar y que aceleró viendo la situación de excepcionalidad donde se moverá también la salida a Francia para jugar ante el Lille.
Táctica pero no solo, porque Pioli sabe tocar las cuerdas justas de los jugadores gracias al diálogo. Que sigue siendo directo y continuo también a distancia: algún rossonero fue llamado mientras volvía a casa conduciendo.
Las charlas individuales se harán mañana entre las 18:30 y la hora de cena, cuando aparezcan las indicaciones clave tras el último real entrenamiento antes de la marcha a Nápoles, fijado para el domingo por la mañana.
LAS NOVEDADES SOBRE GIGIO
Un contrato que finaliza en verano de 2021, las ganas de encontrar un nuevo acuerdo para no privarse de su joven campeón. El Milan se está preparando, Mino Raiola queda en espera de la oferta justa: entre los rossoneri y Donnarumma se intentará renovar.
El Milan que quiere poner un contrato de tres-cuatro años, con cifras bastante similares a las percibidas por el portero. No bastante para Raiola, que pide un aumento de salario: la negociación podría entrar en vivo la próxima semana, con el Milan que comunicará a su ambiente hasta qué punto quieren apretar para retener al azzurro en Milán.