El Milan y Gigio Donnarumma han acabado en un cuello de botella y les cuesta salir. Nadie quiere pronunciar la palabra adiós, pero cada uno se prepara para la dolorosa separación. Quedan 98 días para que finalice el contrato. Algo curioso si se piensa que el diálogo para la renovación empezó hace seis meses.
Y ahora el club rossonero está empezando a mirar otras opciones. Ninguna negociación, a decir verdad. En compensación importantes revisión de horizontes para sopesar varias candidaturas. Cautela por cautela en Vía Aldo Rossi se portan adelante aunque en la mente de Gazidis, Maldini y Massara la prioridad se le da a SuperGigio donde le ofrecen de 6 a 8 millones de euros (si bien no se renovará a su hermano Antonio).
Una propuesta que Mino Raiola nunca ha profundizado. Ningún rechazo, solo un aplazamiento tras otro. La estrategia del agente italo-holandés es bastante clara: tomar tiempo. En el pacto existe el recíproco empeño en no realizar otros acuerdos al mismo tiempo. Una orientación más veces solicitado por el jugador. Eso induce al Milan en no dar participar peso en los rumores que llegan de Francia sobre un fuerte interés del PSG.
Pero L’Equipe insiste en esta hipótesis y hasta proponen el nombre del sustituto: Mike Maignan (25), portero del Lille e internacional francés. Su contrato vence en 2022 y podría rebajar el coste de su fichaje, bajando de la valoración de 20 millones de la directiva francesa. Por tanto, la pista merece atención.
Pero al mismo tiempo también dos protagonistas en Serie A: el internacional argentino Juan Musso del Udinese y el azzurro Pierluigi Gollini del Atalanta. Opciones evidentemente de calidad, demostrando que la directiva milanista no quieren bajar la guardia, si realmente no existe encontrar un punto de encuentro con el talento crecido en rossonero.
Pero desde el punto de vista económico su confirmación porta un relevante coste, un paso que la propiedad ha ponderado bien. Pero es también cierto que en estos meses se está jugando un partido más amplio, con muchos rossoneros en espera de un reconocimiento económico, para Donnarumma e Ibrahimovic el club milanista está dispuesto en hacer una excepción, subiendo el nivel de la cuota de 7 millones netos.
Para no superar los contornos de la sostenibilidad, la idea es contener los costes de otras renovaciones. También por esto la directiva no quiere pagar más de 4 millones netos por Calhanoglu, otro que todavía tarda en renovar. En este peligroso el Milan empieza a puntar sobre la fuerza de la tensión. Los clubes interesados en una pieza como Gigio, en esta fase, no parece que vayan a presentar ofertas. Pero el equilibrio es precario y cada día es bueno para un cambio. En un sentido o en otro.
En los próximos días podría ocurrir un nuevo encuentro con Raiola, con la esperanza que los nuevos pasos adelante hacia la Champions lleven a Gigio en profundizar (finalmente) el tema de la renovación. Pero no se da nada por descontado. Así merecen atención las alternativas. Digno de Maignan, pupilo de Ibra cuando estaba en la cantera del PSG, están en curso las valoraciones por las dos principales pistas italianas.
Musso acaba contrato en 2023 con el Udinese percibe 800.000 euros: la familia Pozzo espera ingresar 30 millones, pero el jugador quiere dar el gran salto y es obvio que genera la atención de Maldini. En una situación similar parece Gollini, afirmándose estos años bajo el mandato de Gasperini.
Con 26 años aspira a nuevas experiencias, pero los Percassi no están habituados a hacer descuentos… si bien las relaciones con el Milan son excelentes. ¿El mañana? Dependerá todo de Gigio. Y de ahí su gran decisión.