El ultimatum de Aleksander Ceferin a los cuatro rebeldes: “Rendiros u os quedaréis fuera”. La UEFA no entiende lo que está sucediendo a Juve, Milan, Real Madrid y Barcelona, pero no quiere meterse en el caos. ¿Por qué siguen dentro de la Superliga? ¿Cual es su estrategia? Ahora que JP Morgan se ha retirado y que 8 clubes de 12 se han ido, mandando la noticia a Nyon y pidiendo perdón, ¿como estos cuatro equipos resisten en una barricada de un torneo que no se puede organizar?
¿Por qué no han enviado mensaje alguno? El Presidente de la UEFA ha vuelto al ataque en una entrevista a AP: “Los directivos de los clubes arriesgan a tener consecuencias. Está claro que deben decidir si están en la Superliga o si están en un club europeo. Si dicen Superliga, no jugarán la Champions. Que disputen su torneo, si están listos”.
Ayer no se tomó ninguna decisión porque Nyon está recopilando información, pero el mensaje es claro: habrán consecuencias. Y multas. La UEFA y las Federaciones están trabajando en un plan en tres puntos: el vínculo a Europa, en realidad listo desde años pero nunca integrado en el reglamento, en el futuro cada inscripción a las copas será subordinado a la firma de un ‘pacto de fidelidad’, con sanciones económicas y deportivas para quien no lo respete.
El vínculo en las ligas que las federaciones nacionales actuarán lo antes posible y que el Presidente Gravina portará al Consejo Federal el lunes: quien se inscriba a la Serie A y Liga, está obligado a cumplir la normativa UEFA, si no es así, no podrán jugar ningún título. Sanciones éticas y también disciplinarias hacia los rebeldes.
El tema de sanciones está caliente. Aplicarlos a los clubes no será fácil porque en el reglamento UEFA no hay un artículo específico que prevea el acto de la Superliga. Hay un intento de traicionar principios y reglas. Las multas son posibles, hasta más que probables.
Está claro que clubes como Juve y Real, en el futuro próximo, contarán menos a nivel político. Serán menos dentro de las decisiones, las mesas de discusión. Una marginación que podría hacer daño. Incluso aunque se cambiara de directiva. La UEFA en cambio no quiere sancionar a los clubes dejándolos fuera de los torneos: así pagarían también los jugadores que no tienen culpa.
Pero el comportamiento de los últimos días no quedará sin consecuencias. El abogado español Juán de Dios Crespo, uno de los más importantes de derecho deportivo, destaca como “la Unión Europea no puede impedir la creación de una Superliga. Pero puede impedir que un club de Superliga se inscriba en su liga. Porque las Federaciones están sujetas a reglas UEFA”.
“Si un club no acepta los estatutos de Nyon, viola por tanto los nacionales. Y la UE no puede autorizar a estar en dos sistemas: o el público o el privado. No había necesidad que desde Nyon amenazara con excluir a los jugadores. Sería por tanto una inevitable consecuencia de la salida de los clubes del sistema, porque no podrían ser inscritos. Y entonces adiós a las selecciones”.
El Ejecutivo ayer ha decidido solo las bases de la sede de la Euro (Dublín fuera, Sevilla por Bilbao), quedando fuera a las próximas semanas el caso de la Superliga. Por primera vez ha participado Gravina que ha recordado como puede ser una ocasión imperdible para hablar de sostenibilidad del fútbol y control de gastos.
Discurso que debe ser a nivel europeo. En el año donde el fair play financiero como lo conocemos está acabado, se trabaja en un sistema más expansivo, se estudiarán reglas para impedir que los grandes clubes, prisioneros de su propio gigantismo, acaban de nuevo con deudas millonarias.
El tope salarial no es legítimo en Europa, eso se sabe. Pero lo es establecer un límite de balance a destinar a salarios y comisiones: en su “constitución” los clubes separatistas indicaron el 55%. Los mismos clubes que protestaban por los vínculos del fair play. Divertido. Pero instructivo: si estaban ya listos a limitarse ellos solos…