Antes del remate de cabeza de Destro antes del regate de Raspadori y de las fintas de Correa, Fikayo Tomori era considerado el futuro de la defensa milanista. Tan capaz de escalar rápidamente las posiciones: llegó en el mercado de enero, con esquemas y movimientos a realizar rápidamente, en tiempo récord se convirtió en insustituible.
Doce partidos en liga, once de titular. Cuatro de 90 minutos en Europa, otros 70′ en el derby de Copa de Italia. Una presencia como para tener que hacerle hueco de Romagnoli, capitán rossonero. La garantía de rendimiento resolvió el interrogante contractual: al Milan cedido con opción de compra, donde el club sin dudarlo iba a comprarlo de manera definitiva por 28 millones.
Pero en diez días el muro se ha venido abajo: Tomori abrió la puerta rossonera al empate de Destro ante el Genoa (luego superado), a la victoria del Sassuolo en San Siro y a la del Lazio del lunes. Los errores siempre se distribuyen entre los compañeros, especialmente los del reparto, pero en esta secuencia en serie, Tomori ha sido más responsable que otros.
Destro en elevación lo supera, Raspadori lo supera dos veces, algo que se repitió el lunes en el Olímpico: Correa e Immobile lo hicieron trizas. Tres partidos insuficientes, los clásicos tres indicios que no forman una prueba pero generan la cuestión: ¿tiene sentido invertir parte del dinero de verano para rescatarlo del Chelsea? De momento prevalece el sí. Pero hay muchos factores a considerar, que van más allá del caso específico: el resultado final del Milan, la consistencia de gastos del próximo mercado.
Es prioritario alzar la curva de rendimiento y presentarse en la versión de los primeros meses del año. Atento, rápido, insuperable. Pero la condición física puede incidir: Tomori estaba al margen en el Chelsea. En la Premier apenas 44′ minutos en septiembre de 2020: única presencia en la temporada del fútbol inglés.
Al Milan ha cambiado ritmo, jugando casi siempre. Siendo titular y parte integrante del grupo: para todos en Milanello es Fik, aunque otros le llaman Tomo. Massara ayer recibió a Fikayo en sede: un cara a cara entre jugador y directiva no es frecuente, pero tampoco tan extraño. El objetivo era estimular al jugador en vista de la parte final para el acceso a Champions.
Ayer para la directiva fue una jornada de encuentros: en sede se vio al padre de Orkun Kocku, centrocampista de 20 años del Feyenood. Un primer sondeo en vista de una campaña de fichajes que entrará en vivo solo dentro de unas cuantas semanas. La pelea Champions es determinante para definir el futuro de Tomori, pero más cosas. Si todo se va al traste, tras meses mandando en liga, es algo que no se quiere tomar en consideración.
Pero no todo: otras estrategias estarán definidos en base a renovaciones de contrato, como el de Donnarumma sobre todos: con la permanencia de Gigio, el club tendrá mayor disponibilidad en caja. Sin él, tendrán que invertir en otro portero (como Maignan del Lille). Y siguiendo en defensa, hay que valorar la posición de Romagnoli, con la Champions hará falta tener tres centrales de espesor, pero que uno se quede en el banquillo puede resultar complicado.
Como se anuncia complicada la renovación del capitán, donde deben dar un paso los posibles compradores. Si de su venta entra una importante cifra, está descontado pensar que sea reutilizado para saldar las cuentas con el Chelsea por Tomori. Pero hoy la prioridad para Fikayo es levantar el muro.