
Existe un mundo dentro de Milanello. Una tribu unida al trabajo todos los días en el centro deportivo, personas que llegaron de experiencias diversas. Están los históricos colaboradores de Stefano Pioli, como su segundo Giacomo Murelli, que desde 2004 trabaja con el técnico rossonero y con él ha dado la vuelta a toda Italia, entre provincias y metrópolis.
Pero están otros que en Milanello llegaron ya trabajados, como Luigi Ragno, que con Rino Gattuso se ocupó de la preparación de los porteros. Y sobre el campo dos grandes ex: Daniele Bonera y Nelson Dida. En la consola de análisis de partidos está el hijo de Pioli, Gianmarco, que revisa los partidos desde lo alto de la tribuna con los colegas y no sufre menos que su padre.
Diferentes edades, experiencias diferentes. Una sola idea: respetar la tradición y la marca del Milan, pero hacer cada vez más moderno y científico el trabajo. Porque el fútbol es solo pasión para quien se sienta en la tribuna, pero los protagonistas, sobre todo para los que están detrás de las paredes, saben lo importante que es revisar datos particulares, sobre todo en la era contemporánea.
Y para el club evolucionar es algo fundamental. El Milan ya estaba en la vanguardia ya en la época del primer Milan Lab. En esta nueva fase, con la propiedad del fondo Elliott, se inspira cada vez más al modelo de la Premier League. Los estadios son fundamentales para mejorar la facturación del club, el centro de entrenamiento lo es para el trabajo cotidiano del equipo.
UN LARGO CAMINO
Y en Milanello se aportaron modificaciones y mejoras en los últimos tiempos: reestructuración de las habitaciones, espacios más amplios, colocación del vestuario del técnico, que ya no está cerca del de los jugadores: una manera para garantizar privacidad y diálogo, incluyendo alguna consideración en total libertad.
Se está trabajando también para mejorar el terreno de los campos de juego. Se cambiaron las máquinas del gimnasio, se aumentaron los espacios de fisioterapia. Amplio espacio se le da también a la utilización del fitball y otras técnicas de Pilates, muy apreciadas. Una importancia cada vez mayor a la fase de reatletización, esa tierra media entre recuperarse de una lesión y alcanzar la mejor forma, pero los mayores progresos se han hecho en las técnicas de recuperación tras los partidos.
Jugar tan a menudo es fundamental preservar a los jugadores donde cada vez dedican más tiempo a esta fase, tras el clásico entrenamiento. Baño de hielo, estiramientos, crioterapia ocupan un momento fundamental tras el trabajo en el campo y antes de volver a casa, donde nadie escapa rápidamente.

DIME COMO COMES
En principio fue la crostata (postre italiano) que era la especialidad de la casa, sobre todo antes del partido. Estaba el doctor Tavana, histórico médico de cabecera, que se liaba a explicarle a los holandeses cuanto de daño hacía tomar un capuccino al acabar las comidas.
Ahora está el doctor Mazzoni, en el Milan desde hace una vida, puede contar con un staff más numeroso y estructurado de la época berlusconiana y mayor es ahora la atención a la nutrición. La tradición tras el partido con Michele Persechini, el chef de los viajes fuera de casa, pero hay otras novedades, algunos se quedaron tras la época del confinamiento.
Pioli quitó las concentraciones (solo se hace con los partidos a las 15:00 o a las 12:30) y entonces los jugadores se le consigna la cena take away, con las explicaciones para calentarnos en casa, precisamente como se hacían las cocinas estelares durante el periodo de aislamiento.
En Milanello, la comida varía cada día, donde la tradición del buffet tras el partido como algo consolidado. No solo pasta, porque los gustos cambian y a los jóvenes de Pioli tienen predilección por las hamburguesas (con el pan hecho en casa), pero también arroz con curry. Culturas que se fundan, en el campo y también en la cocina.

El ANÁLISIS
Pioli es el “front man” de una numerosa banda, unas 30 personas que trabajan en Milanello entre campos, gimnasios y zonas de fisioterapia. Es un importante puesto es también la zona de los analistas que estudian los partidos al microscopio, buscando el error y la fórmula justa para evitar repetirlo, contando los kilómetros recorridos, con los pases correctos y erróneos.
Este equipo está compuesto de cuatro personas y solo uno, Luciano Vulcano, está en el banquillo con Pioli. Los otros estudian a distancia. El fútbol contemporáneo es esto también y el Milan nadie quiere quedarse atrás.