La fábula de Messias Junior

“Muy fuerte, seguramente el de más talento en el campo, en Serie D está perdiendo el tiempo”. Quizás que Paolo Maldini recuerde ese mensaje que hace cinco años escribió a Marcello Bonetto. Fue a ver a su hijo Christian en el Pro Sesto jugar contra el Chieri y el agente de Messias Jr le preguntó qué le parecía ese número siete.

Malgastado en Serie D y decisivo en Champions. Increíble, como toda la historia de este chico, que nació en Ipatinga (Brasil), pasó a Turín en un contexto de grandes dificultades, se desarrolló entre los canteranos en Piemonte, explotó en Crotone y es una fábula en el Milan.

Turín, Calle Palermo 63, zona Barriera de Milán: no precisamente una zona noble. Hace nueve años emigró para darle un futuro a su mujer Tamy, que le dio dos hijos. El fútbol le había desilusionado, era solo un pasatiempo. En la liga Uisp o en Balun Mundial, un torneo de inmigrantes ganado por Messias con Brasil en la zona de Colletta.

Jugaba con amigos peruanos que le hacían trabajar de mozo de carga: retiraba electrodomésticos en los grandes almacenes y se los entregaba a clientes. Esto y más cosas para combatir los peligros como el alcohol. Una gélida noche de enero se encontró con Ezio Rossi, ex-central del Toro, hoy entrenador del Varese.

Rossi ayudaba a Roberto Arena, que entrenaba al Survivor, tras el partido ante Junior le asustó desde atrás: “¿Pero tú qué haces aquí? ¡Debes ser futbolista!”. Pero en un bar dos días después geló su respuesta: “Le doy las gracias, pero dejé de creer en el fútbol. He comido arroz y sal para ser futbolista, pero Brasil me desilusionó”.

Su preocupación era el permiso de residencia, que no terminaba de llegar. Pero Rossi no se cansó y cuando se fue al Casale en Excelencia se acordó de él. Que ya tenía 24 años: Rossi le puso un sueldo de 1.500 euros al mes, obtuvo el tránsfer desde Brasil a través de su ex-compañero Leo Junior, le ayudó a tener el permiso y en Navidad cajas de comida.

Le enseñó todo: “Mi mérito es devolverle un sueño, pero me pregunto siempre: ¿y si no hubiese ganado ese partido?”. Un salvador, como Dios fuera del campo. Los 21 goles en el Casale (más 14 en el Chieri de D más la victoria de la Copa de Italia) le hicieron cambiar de idea. La Pro Vercelli, en Serie B, se dio cuenta de su talento.

Era su gran oportunidad, Pero Messias tuvo que luchar contra la burocracia. Los extracomunitarios no pueden ser inscritos, un vacío reglamentario impedía el fichaje de aquellos procedentes de fuera de Europa. Por esto, mientras el equipo le pagaba y él se entrenaba, empezó la batalla legal. Perdida. Única solución: volver a Serie D. ¿Fin del sueño?

Para nada, como cuenta Bonetto: “No, elegimos un equipo que ganara la liga para que el salto a profesional fuera efectivo”. Lástima que era finales de diciembre. El Gozzano era primero, el rival se llamaba Como y el duelo solo se resolvió en la última jornada: Gozzano con un punto más con el 0-0 en casa, Como que hace 0-0 fuera, Gozzano en C, Messias que vuelve a dar gracias a Dios una vez más.

Gozzano está en el lago de Orta a casi 140 kilómetros de Turín. Messias vivía en Pella, frente a la isla de San Julio, en un apartamento con otros compañeros. Recuerda Gemelli, su capitán: “Para nosotros era un ejemplo, humilde y determinado. Sabíamos su historia, por la mañana se iba a Turín a trabajar y luego venía a entrenarse”. Junior en Gozzano se convirtió en profesional.

Alex Casella, hoy en la Pro Vercelli, era el mánager del Gozzano: amigo de Rafael Vrenna (director general del Crotone, hoy en la Vercelli con él), le indicó el jugador. Un gol de Messias con un remate de 30 metros dio vía a su traspaso, muy complicado en la fórmula, pero eficaz. Al Crotone no le costó nada: su pase al Milan (2,6 millones cesión, con opción de compra de 5,6) es una clara plusvalía. Pero antes estuvo la Serie B y luego Serie A. Pero la fábula estaba en su inicio.

Giovanni Stroppa, hoy en el Monza, tiene una debilidad por los jugadores de calidad y en el Crotone lo veía como volante. Pero siempre le puso en ataque, ganó la Serie B y le hizo debutar en A. El miércoles se emocionó: “Fue como si hubiera marcado mi hijo. Tiene razón Pioli: de Junior no hemos visto todavía nada, aunque tenga 30 años”.

En Crotone llegó también el cambio de procurador. En mayo de 2020 pasó con Giuffrida, pagaron la revocación a Bonetto y siguió su crecimiento. Cinco años tras ese mensaje de Maldini, llegó el Milan. La inactividad veraniega y los entrenamientos diferentes no frenaron a Messias, su ganas de conseguirlo fue más fuerte que todo. Hasta el Wanda Metropolitano. Porque las fábulas nunca terminan.

PIOLI RENOVARÁ HASTA 2023

Se habla del tema desde hace varios meses, pero por la renovación de Stefano Pioli con el Milan se hace realidad: el nuevo contrato del técnico rossonero está listo, renovación hasta 2023 y salario de 3 millones de euros con los bonus puede llegar hasta los cuatro millones.

El acuerdo prevee un año más con la actual finalización (2022), donde el entrenador parmesano como que el club de Vía Aldo Rossi quieren ser libres para decidir y son sabedores que, si los resultados son positivos, bastará con sentarse en la mesa para renegociar.

Su confirmación en el banquillo milanista será poco antes del partido ante el Sassuolo (domingo a las 15:00) y lo mismo sucedió también en julio de 2020, cuando parecía que llegaría Ralf Rangnick y en cambio empezó el renacimiento rossonero.

En esta ocasión no hay dudas posibles y la historia entre Pioli y el club continuará. La brevedad del nuevo contrato no debe engañar, porque no se excluye un futuro a largo plazo en el banquillo al estilo Ferguson o Wenger. Todo dependerá obviamente de los resultados, pero el camino tomado parece ser el adecuado.