Las razones del Milan a -4

1 – Muchas ausencias, pero Kjaer es el que más falta

Cinco grandes lesionados o enfermos el Milan, cinco el Nápoles. Bajo este aspecto el partido del otro día fue a la par. Por una parte no estaban Kjaer, Calabria, Theo, Rebic y Leao; por la otra Koulibaly, Mario Rui, Fabian Ruiz, Insigne y Osimhen. El Nápoles ganó con iguales condiciones de inicio.

Dicho esto, sobre el bajón milanista la incidencia del factor lesión es máxima y un incidente pesa más que los demás, el que le sucedió a Simon Kjaer en los primeros minutos del partido ante el Genoa el 1 de diciembre. El Milan ganó a la Salernitana, empató en Udine y perdió ante el Nápoles.

Sin Kjaer han sumado cuatro puntos en tres jornadas, pero los tres ante la Salernitana se daban por descontado. Dos goles evitables, el de Beto en Friuli y de Elmas en San Siro. Kjaer era el líder silencioso de un vestuario en apariencia dominado por Ibra y el estabilizador de la fase defensiva.

Ya no jugará hasta el final de la temporada y sustituirlo será casi imposible, porque aunque llegue un nuevo central en enero, necesitará ambientarse y no garantizará nunca la experiencia y el liderato del danés en los dos años en el Milan. El Inter es el equipo que más goles ha hecho (48) y el Nápoles es el equipo que menos ha recibido (13). El Milan se coloca justo en medio con 36 goles a favor y 20 en contra. Sin Kjaer será difícil alcanzarlos.

2 – Balones altos, equipo muy “largo”, Brahim desaparecido

Del informe del partido se extrae un dato: en medio el Milan fue “largo” por 41 metros, un equipo “largo” tiende a deshacerse. Más corto y compacto el Nápoles, con 31 metros de media. Krunic por la izquierda estaba fuera de posición, el bosnio da lo mejor como mediapunta o en el medio.

Ante la Salernitana sustituyó a Pellegri como falso nueve. Pero es el claro manifiesto de total emergencia. El 4-2-3-1 ha perdido velocidad y se ha banalizado. Por la izquierda, sin las aceleraciones de Theo y Leao no se crea la superioridad numérica para abrir los espacios a llenar.

En mediapunta, Brahim se ha desinflado, ya no es una turbina ni crea juego. Messias por la derecha compensa algo la falta de la banda izquierda y la desaparición de Brahim. El brasileño vive una fase de adaptación, no extrae lo mejor de su técnica, lo hará cuando madure su actitud en el Milan.

Por ahora parece incierta su posición, divaga por banda y atraído por la zona de tres cuartos. La otra noche el Milan fue predecible, reiteraban el balón alto para Ibra porque no tenían mejores soluciones: 57 centros, 109 jugadas de cabeza, incluso las defensivas y se excluyen los rechaces rivales, pero cuando el balón se levanta demasiado, nunca es buena señal.

El equipo además corre mal. No sabemos si es un problema de sistema, en el fondo el 4-2-3-1 hasta el otro día funcionó perfectamente. Pero la interpretación se ha convertido en algo legible.

3 – Los grandes viejos: Zlatan-Giroud, 75 años los dos, errónea decisión de mercado

Ibrahimovic tiene 40 años, Giroud 35. Juntos suman 75 años, tres cuartos de un siglo. Puede ser que el Milan renovara el contrato a Ibra, figura carismática que por sí solo aguanta mucho. Menos comprensible que como alternativa o compañero se eligiera al francés ex-Chelsea. Si el delantero titular tiene 40 años, el momento de fichar otro era mejor conseguir otro más joven, de máximo treinta años.

Leao y Rebic son extremos o segundas puntas, el centro del área no representa su hábitat. Maldini y Massara trajeron a Pietro Pellegri, pero con 20 años suma más lesiones que goles. En 11 partidos Ibra ha marcado siete goles, 0 en Champions.

El más joven Giroud la cosa ha ido peor, 4 goles en 9 partidos de Serie A, cero en Champions. Ibra sacó al Milan del pozo negro donde se precipitó hace justo dos años, tras el 5-0 contra el Atalanta el 22 de diciembre de 2019. Pero a cierta edad, los tiempos de reacción y la carrera están en caída fisiológica. Ibra debería ser “uno más”, no el todo.

4 – La equivocación: renovación sí, renovación no, hoy Kessié ya no existe

“Vuelvo de las Olimpiadas y arreglamos todo. Quiero ser rossonero para siempre”. Así habló Franck Kessié hace cinco meses, a finales de julio desde Tokio (Japón) con la Selección de Costa de Marfil. Kessié volvió, no renovó y la entrevista volvió como un boomerang y le golpeó.

Pocas cosas sobre todo las promesas al viento, molestas a los hinchas. ¿Kessié al final renovará o no el 30 de junio de 2022? Las posibilidades son mínimas, entre enero y febrero los agentes del marfileño podrán negociar con cualquier otro club.

Kessié fue el pilar del gran año milanista 2020/21, culminada por el segundo puesto y el regreso a Champions. Hubo partidos donde sujetó él solo el peso del equipo, fue monstruoso en la última jornada ante el Atalanta en Bérgamo, no solo por el doblete de la victoria. Ese Kessié desbordante, fuera de misura se lo llevó los rumores de su contrato.

En esta liga, el centrocampista va y viene, está y no está. Un rendimiento a trozos, algún partido bien o suficiente, otras mal o muy mal. La situación de los jugadores que acaban contrato, no intencionados a permanecer, siendo un punto de la fragilidad del club. No se sabe como gestionarlos, no todos reaccionan y se comportan de la misma manera.

El Milan 2020/21 vivió el limbo de Calhanoglu, ahora en el Inter, hoy se encuentra en las mismas condiciones con Kessié. Hay que tener la fuerza para monetizar un año antes de lo que dice el contrato, aunque sean pocos millones. Mejor la claridad que la inseguridad. Es mejor venderlo ahora mismo, en enero y acelerar con su sustituto. Pero complicado que eso ocurra…