Nuevo estadio: 100 millones más al año

Inter: -130 millones de Barcelona y Real Madrid, -82 del Bayern Múnich, -81 del Manchester United, -64 del Arsenal. Milan: -141 de Barcelona y Real Madrid, -93 del Bayern Múnich, -92 del Manchester United, -75 del Arsenal. Tranquilos, no estamos dando números. Se trata de la distancia de ingresos del estadio que, antes del Covid, los dos equipos milaneses frente a sus competidores europeos. Distancia que pueden reducir o hasta anular, con el nuevo estadio.

La decisión del proyecto cayó del estudio americano Populous y de la Catedral: 60-65 mil sitios para un coste de más de 500 millones por el estadio y una valoración a hacer, en sede del proyecto ejecutivo, sobre todas zonas anexas, viendo los límites volumétricos pretendidos por el Ayuntamiento de Milán.

Los dos clubes puntan a jugar en el nuevo San Siro en 2027. Será entonces que se verán los efectos del traslado en las cuentas económicas. ¿Qué efectos? A pesar que ambos no han registrado exactamente la misma afluencia de público (61.000 para los interistas, 54.000 para los rossoneri en 2018/19), una estimación inicial para ambos prevee una recaudación de ingresos anuales de 80 millones por cabeza, viendo como antes de la pandemia, los dos clubes facturaban del estadio entre 35 y 45 millones del Meazza.

Pero existe un estudio fresco fresco en posesión (“Impact of New Stadiums”), realizado por la empresa americana Legends especializado en negocio deportivo. El informe valora el impacto en las cuentas de un estadio moderno analizando los principios casos de estudio alrededor de Europa, desde el Bayern con su Allianz Arena al Tottenham con su arena y a la Juventus que hicieron de entrada en Italia.

Las conclusiones son las siguientes: la afluencia media aumentó en cerca del 50%, en razón de la sustancial diferencia por el hincha entre la experiencia ofrecida por un estadio como el del Tottenham al actual San Siro; los ingresos de los partidos y patrocinadores comerciales subieron respectivamente del 120% y del 60%.

Tras la marcha al nuevo estadio, el coeficiente UEFA del club mejoró de media en cuatro puestos; el poder de inversión (reflejado en términos de los sueldos de la plantilla) creció el 50%. En base a las simulaciones realizadas, el incremento para cada club sería de 100 millones por cabeza, porque el nuevo San Siro tendría un efecto en cadena.

En el caso del club rossonero, los cálculos serían estos: +57 millones en ingresos del estadio (frente a los gastos), +43 millones de ingresos comerciales. Eso se traduce en 100 millones más cada temporada, doblando el dinero disponible en base a los gastos destinados al personal fichado.

Un estadio modern no mejora solo el flujo de billetes, pero además consiste una extensión de los ingresos conexos, como la hospitalidad (el Milan ingresaba 7 millones en 2018/19 frente a los 22 del FC Barcelona), más una ampliación de las actividades 365 días al año.

Sin hablar del círculo virtuoso activado en todos los segmentos de la vida de un club. De ahí que es demasiado fácil pensar en el incremento puro de los ingresos de estadio. Hay beneficios directos e indirectos, materiales e inmateriales, que abrazan también a la marca y, al final, determinado un crecimiento de entradas capaz de aumentar la capacidad de inversión del club.

Por tanto mayor competitividad, mayor probabilidad de alcanzar determinados resultados deportivos, mayor probabilidad de ver como aumenta aun más su propia facturación.