Si la mejor manera de mantener su palabra es no darla, entonces Tonali en verano arriesgó mucho: “El verdadero Sandro lo veréis esta temporada”, prometió a GDS en julio. Ocho meses y 1966 minutos en los campos de Serie A después, la palabra ha sido ampliamente mantenida, incluso más: el Tonali que domina el centro del campo del Milan es incluso más fuerte de lo que uno podía esperar.
Hoy está en centro del Diavolo con vista scudetto, futuro corazón de la Selección de Mancini, que de Sandro ya confía y alrededor de él se construirá el ciclo azzurro del futuro. ¿Más Pirlo o más Gattuso? Empieza a perder eficacia, esto es también señal de un exponencial crecimiento: cuando un jugador se asemeja solo a sí mismo, significa que la actualización ha sido completada.
Fabio Capello, uno de los centrocampistas estelares como rossonero que ha entrenado a muchos, movió el foco del debate, haciéndose otra pregunta: ¿Tonali habría estado en el Milan de los años de oro, con Ancelotti, Rijkaard, Albertini, Desailly, Ambrosini, Seedorf, Pirlo y Gattuso? “Habría tenido sitio incluso en el gran Milan. Tiene personalidad, fuerza y calidad, es inteligente en el campo. Es muy fuerte a nivel defensivo: ve el juego, mueve el balón con velocidad”.
Veloz, rapidísimo, es el Tonali de la segunda temporada como milanista: con ocho jornadas todavía por jugar, esta liga ha sumado más de 600 minutos de los totalizados en toda la pasada Serie A. Ha aumentado no solo el tiempo pasado en el campo (casi siempre de titular), también cualquier rumor de su rendimiento: más balones recuperados, más contrastes ganados, pases más precisos, más remates y ocasiones creadas para los compañeros.
Un crecimiento que dejó a espaldas no solo el tímido veinteañero que era suplente en el Milan, sino también los colegas de esta liga: con respecto al resto de centrocampistas de la Serie A 2021/22, Tonali intercepta más balones (0,93 por partido, contra los 0,64 de la media), recibe menos regates (0,54 contra 0,77) y los que más realiza (0,89 contra 0,72).
Los números no lo dicen todo, pero Sandro habla también con el cuerpo: su manera de estar en el campo y de guiar al equipo se ha convertido en un líder, con el mismo espíritu llegó a Italia post Macedonia, en el 3-2 del otro día ante Turquía. Cambia el idioma del cuerpo, pero también el verbal: “Queremos ganar el scudetto”, es el mantra que Tonali repite desde hace meses, independientemente de la posición en la tabla o los resultados.
Lo dijo antes del derby y tras la frenada de puntos perdidos del Milan, sin moverse un centímetro como objetivo de equipo. Lo hacen los grandes jugadores. Pioli se dio cuenta de su maduración enseguida y le consignó la median que el año pasado confiaba a otros: quien rotan ahora son Kessié y Bennacer, el alma del Milan es Sandro y no se puede renunciar.
De ahí que el Milan mande en la tabla y que el lunes intentarán escaparse ante el Bolonia, donde se parecen cada vez más a su milenial del centro del campo: un equipo agresivo, vertical, que piensa en el fútbol antes que el resto. Tonali lo hace bien en el Milan y viceversa, siendo un grande tras una temporada de predestinado.
A sus 22 años (a cumplir el 8 de mayo como Franco Baresi), Sandro tiene el futuro de su parte: ese brazalete de capitán que pronto pasará de manera estable (y justo) de Romagnoli a Calabria, antes o después él lo llevará también. Para jugar con el equipo que animaba de niño le dijo no al Inter y para demostrar que Maldini y Massara no se equivocaron y recortó el salario en 400.000 euros.
“Las ganas de quedarse como rossonero va por delante de todo. Los términos del rescate del Brescia estaban vencidos y se empezaba de cero, era importante dar un paso hacia el Milan”. El gesto fue apreciado por el club y de la propiedad, algo que podría ser devuelto al acabar la temporada, especialmente tras un año tan total: su contrato, que vence en 2026, está blindado de eventuales asaltos, será adecuado el salario actual de 1,2 millones por temporada.
Se hablará del tema en cuanto acabe la temporada, esperando que con el scudetto cosido en la camiseta. Mientras tanto, el club aprovecha los frutos de la inversión: el año pasado Tonali no valía mucho más de esos 20 millones pagados al Brescia para rescatarlo (con un notable descuento de los 35 millones inicialmente pactados), hoy la cifra virtual de su traspaso es por lo menos el doble. Y el valor podrá seguir subiendo de aquí a mayo.