El programa de RedBird en cuatro puntos

Todo está listo, el nuevo Milan está por nacer. Y será una transformación que seguirá tod lo positivo ya realizado en estos años para luego evolucionar para puntar a lo máximo posible, ese puesto en el panorama futbolístico que tanto dona al rossonero de Milán. El scudetto, con similes presupuestos, es un punto de inicio.

Así, en cuatro puntos, la nueva propiedad RedBird punta a subir todavía más el nivel del Milan

LA MARCA

Millones de seguidores en el mundo, impetuoso crecimiento en los mercados orientales tradicionales junto a los clubes de la Premier, patrocinadores en el mundo de la música y del espectáculo a través de Roc Nation, proyectos continuos y cada vez más sofisticados en inclusión e interacción con los hinchas y apasionados en cada esquina del planeta.

El Milan siempre fue un club con una vocación internacional: el primer equipo en Italia en llevar la Copa de Campeones en los años sesenta, el equipo deseado por Silvio Berlusconi para encantar al mundo, el único para muchos años en poder competir con el Real Madrid y llegar a superarlo en número de trofeos europeos y mundiales conquistados.

Pero hasta cierto punto la luz se apagó: menos campeones, menos victorias, ingresos comerciales que bajaron en picado. Una espiral que la receta Elliott ha sabido interrumpir. Los seis primeros meses del ejercicio 2021/22 se cerraron en positivo por primera vez tras muchos años. Los ingresos volvieron a lo alto, más del 40% con respecto al anterior semestre.

El círculo que antes era vicioso ahora es virtuoso. Han entrado 20 millones de euros en plusvalías por la venta de Casa Milan a un fondo inmobiliario, la próxima Champions debería portar cerca de 40, con oscilaciones debidas al mercado de derechos.

Pero todo esto no basta para llegar al volumen de negocios generados por clubes que ahora dominan el continente. El Milan mientras tanto ha recuperado el esplendor de su marca: el scudetto le quitado un poco de patina sobre los anteriores trofeos. El mecanismo está volviendo a funcionar.

EL MERCHANDISING

Cuando Elliott tomó de la mano al equipo, hace cuatro años, los ingresos comerciales estaban en caída libre: entre 2015/16 y 2018/19 se evaporaron unos treinta millones. Hoy se viaja en dirección opuesta, porque la marca rossonera es de nuevo tendencia y el scudetto parece haber dado un despunte al crecimiento: siguiendo este virtuoso camino, el Milan volverá al top en el tema del merchandising.

Lo que parece claro es que esta temporada las tiendas oficiales del club han sido asaltadas como en los tiempos de oro, especialmente en la última parte de la liga: en el fin de semana del Milan-Atalanta, se registraron 7.000 ingresos en las tiendas, con varios productos agotados y un incremento del 110% en las ventas.

Tonali, Leao e Ibra los “favoritos” de la hinchada: sus camisetas estaban prácticamente agotadas en todas partes durante toda la temporada. Excepcionales números incluso para la cuarta camiseta, diseñada por Puma en colaboración con la marca italiana de ropa Nemen, lanzada el 3 de abril y llevada por el equipo en el partido con el Bolonia en San Siro: nada más ponerse a la venta, vendieron cuatro veces más que la primera camiseta en el mismo periodo de tiempo.

Y se repitió durante las últimas semanas, donde las ventas aumentaron un 250%. ¿Milagros del scudetto? El extraordinario año del grupo de Pioli sin duda ha incidido, pero la escalada del Milan en el corazón de la hinchada parte desde más lejos y podrá continuar en los próximos años.

LOS PATROCINADORES

Para tener una idea de cuanto el Milan ha incrementado sus ingresos en marcas y patrocinadores, basta con mirar la camiseta de Calabria y compañía: campo central, manga corta bajo el número, prácticamente cualquier espacio libre ha sido ocupado por un patrocinador.

Desde verano de 2020 a hoy se han firmado 26 acuerdos con marcas comerciales, en 2020/21 la facturación pasó de 36,7 a 54 millones, un aumento del 20%. Solo las marcas presentes en la camiseta generan 40 millones (Puma y Emirates los que más pagan). Ambos contratos caducan dentro de un año y la renovación hará subir esa cifra: los 14,2 millones garantizados por Emirates podrán ser retocados ahora que llevan el scudetto.

Como siempre en estos casos, es un círculo virtuoso: cuantos más resultados consigan Pioli y sus chicos y más trofeos consigan, más patrocinadores querrán venir. El trabajo de Elliott y de sus mánagers desde luego ha sido excepcional. RedBird quiere subir más el nivel, partiendo de algo específico que ha consentido al club de Cardinale de expandirse en pocos años.

El conocimiento del sector del deporte y del entretenimiento es un buen inicio, transformar el Milan en una compañía de medios de éxito planetario a través de una estrategia ya rodada hará el resto. Siempre que se mantengan los resultados, como pasa siempre en estos casos.

NUEVO ESTADIO

Objetivo estratégico para todos los grandes clubes europeos, el estadio era la prioridad para el fondo Elliott y sigue siendo tal para el nuevo comprador. No es casualidad que Gerry Cardinale visitara el área de Sesto San Giovanni en su agenda milanesa.

Tras tanta experiencia e inversiones en varios clubes americanos y europeos, Cardinale quiere darle una nueva casa al club lo antes posible y es probable que ahora Inter y Milan se separen. Ambos querían defender el proyecto de la Catedral, firmado por el estudio Populous, pero todo ha quedado parado, donde empezará el debate público la semana próxima.

La oposición de los comités locales sigue estando presente y al mismo tiempo toma fuerza un estadio solo para el Milan, aunque lejos de un sitio histórico para la ciudad y el mundo. Resta el dilema, como la necesidad de empezar cuanto antes, sea San Siro o donde sea.

Paolo Scaroni ayer lo volvió a rebatir: “Casaremos con el proyecto que llegue antes, es el programa que nos hemos impuesto. Porque necesitamos un estadio moderno, como tienen el resto de clubes europeos”. Que debería tener una menor capacidad que San Siro, pero concepciones modernas y polifuncional, que es lo que genera ingresos. Y Cardinale lo sabe bien, como todo el grupo de gestión.