Un sutil escalofrío, desde hace un par de días, recorre la espalda de la afición del Milán. Hay un momento del día -y sucedió ayer por la mañana- en el que rebotan los artículos del Times, diario (muy respetable) en Italia, que señala cómo el Chelsea se interesa por Rafael Leao da Almada, número 17 del Milan.
Y con la Premier League, estos días, no es broma, como demuestran los más de 70 millones gastados por el Chelsea en Cucurella y las inversiones de clubes como el Nottingham Forest, que nunca antes se habían presentado al mercado con un carro tan grande como este año. Italia y las demás ligas no solo no pueden competir -esto ocurre desde hace años- sino que ahora viven en otra dimensión.
El discurso sobre Rafa Leao, sin embargo, no puede dejar de partir de algunas certezas. La primera: el Chelsea nunca ha llamado al Milan ni ha hecho una oferta. Segundo: el Milan no tiene ganas de vender a Leao y Rafa en Italia está más que bien, como también dijo recientemente. Tercero: la operación trae consigo complicaciones infrecuentes y, por ello, sólo puede realizarse con una estocada en los próximos días, muy en breve, sin esperar al sprint final del mercado.
En primer lugar, estos temas… incidentales pero no demasiado. Leao, según sentencia judicial, deberá pagar 16,5 millones al Sporting de Lisboa por la rescisión unilateral del contrato de 2018, cuando acabó con los verdiblancos (y firmó con el Lille) tras la invasión de un grupo de ultras al polideportivo centro Además, Lilla tiene derecho a un 15% de reventa, según el acuerdo firmado con Milan en el momento de la venta.
Finalmente, Leao firmó dos poderes: uno con Jorge Mendes, un agente histórico, el otro con un abogado francés muy cercano al padre de Rafa. Y luego, entre reclamaciones cruzadas y comisiones, queda claro cómo se destina una suma cercana a los 35 millones para estos gastos… varios y posibles. El Chelsea debería complacer a todos y “sumar” una figura para el Milan.
Un Milan que tiene absolutas esperanzas de quedarse con Leao y solo pudo capitular con una oferta XXL, casi irreal, ciertamente en cifras triples. Así que el Chelsea tendría que invertir más o menos 150 millones para pagar un billete de ida al mejor jugador de la última Serie A. Básicamente, la suma de la cláusula Rafa, que para 2022 vencía en la primera quincena de julio y ya no tiene vigencia.
Las variables de esta historia tienen dos nombres: Todd Boehly y Jorge Mendes. Boehly es el dueño del Chelsea, un hombre que en su primer verano en el poder interpretó el mercado de una manera, digamos, agresiva. Si Tuchel pregunta y al jugador le gusta, gasta. Es imposible, con estos supuestos, hacer predicciones lineales: lo inesperado siempre es posible.
Mendes es simplemente el agente más poderoso del mundo y el hombre que más cree en este escenario multimillonario. Mendes, como agente vinculado al jugador (traicionado por el doble poder firmado por Leao, pero aún vinculado a él), tiene todo el interés en explorar el mercado y buscar una solución por encima de los 100 millones.
Mendes ciertamente ha hablado con Chelsea y Rafa, asegurando al Milán que llegará una oferta. Como demuestra el caso Ronaldo-Juve-United, no teme construir la arquitectura de un traspaso pesado en la última semana del mercado de fichajes.
La afición del Milán, sin embargo, no debe elevar el nivel de preocupación por el momento. Las posibilidades de que el Chelsea haga una oferta histórica son bajas. Y, en ese caso, el balón pasaría entonces al Milan, que en caso de venta tendría que buscar un sustituto para Rafa.
Un suplente que no podría ser Hakim Ziyech, todavía de rosa por el Blues: el marroquí es extremo derecho, mientras que Leao dejaría un hueco por la izquierda. En definitiva, el 17 se quedará salvo locura y en septiembre se abrirá el partido más interesante: la renovación con el Milan.
Los agentes de Milán y Rafa ya lo han hablado y lo volverán a hablar a partir de finales de septiembre, cuando se producirá el cierre y se hará efectiva la sociedad entre Elliott y Gerry Cardinale. Es lógico que sea Cardinale quien maneje la práctica más delicada. Mucho se ha escrito sobre esa renovación y, mejor prepárense, mucho más se escribirá.
Rafa está vinculado al Milán hasta junio de 2024 y los temas legales y económicos lo ponen todo muy delicado. La renovación debe tener en cuenta los casi 20 millones de indemnización al Sporting y que el salario de Leao, por ello, queda embargado en una quinta parte. El Milán quiere renovar, Leao quiere renovar pero no será fácil hacerlo, eso sí, con dos agentes de por medio.
Respuestas esperadas en otoño, a ser posible antes del Mundial, con el gran iceberg en el horizonte: la posibilidad de que Leao, en junio de 2024, salga gratis. Evitarlo, para el Milan, tiene una… um… importancia cardinal.
Y QUEDA PENDIENTE BENNACER
Otro caso que no hay que subestimar. Las negociaciones para la renovación de Bennacer llevan un tiempo, pero las partes aún no han encontrado una plaza. El argelino -que también vence en 2024- gana unos 1,5 millones y tiene una cláusula de 50 que puede ejercer durante un tiempo determinado durante la ventana del mercado de verano (ya ha vencido).
Ismael pide al menos 4 millones, el Milán está estancado en torno a los 3, por lo que las partes aún están algo lejanas. Sin alarmismos, eso sí, al final del mercado Maldini y Massara se sentarán a la mesa para buscar una solución. El ex Empoli, que llegó en 2019 por 17 millones, es uno de los hitos del centro del campo rossoneri, sobre todo ahora que se ha marchado Kessie.
Por otro lado, sin embargo, la política de la empresa ha sido clara desde hace algún tiempo. El tope salarial de las personas físicas no supera los 4 millones, neto de excepciones. Donnarumma, Calhanoglu y Kessie se fueron por este motivo. La renovación de Bennacer es una prioridad, pero lo que está en juego sigue siendo el mismo.