Malick Thiaw y Aster Vranckx tienen el ritmo adecuado: juntos tienen la edad de Ibrahimovic, pero en pocos meses han pasado de jóvenes promesas a titulares indiscutibles en Schalke y Wolfsburg. Ahora que están a punto de lucir los rossoneri.
Se necesitarán más patines para estar a la altura de los nuevos compañeros: Pierre Kalulu, 14 meses mayor que Thiaw, es profesor asociado en proceso de convertirse en profesor titular de la defensa rossoneri; Sandro Tonali, primer partido como jugador del Milán a los veinte años, hoy domina el mediocampo del Diablo.
En la Universidad de Milán te haces grande rápidamente y Maldini y Massara, selectores de talentos casi infalibles, han decidido apostar las últimas fichas de este mercado a una pareja de veinteañeros que no tienen grandes clubes. Thiaw, desde ayer en Milán, costó 7 millones más primas y hoy firmará un contrato de cinco años por valor de unos 800.000 euros por temporada; Vranckx está a un paso: puede conseguir un préstamo con derecho a rescate por 11 millones.
Thiaw -por cierto, se pronuncia “Ciau”- aterrizó ayer por la tarde en el aeropuerto privado de Linate con toda la familia. El padre, nacido en Dakar, fue portero en Senegal. La madre es de Helsinki: Malick, nacido en Düsseldorf, podría haber vestido los colores de Finlandia pero eligió Alemania y ganó un Europeo Sub-21.
Con alemanes en la plantilla, el Milan está habituado a ganar, desde Schnellinger a Bierhoff, Ziege y Lehmann, ilustres fiascos entre la banda izquierda y los postes en la 90, son las excepciones. Sin embargo, a diferencia de sus predecesores, Malick no tendrá que soportar la presión de una estrella designada: en Milán podrá crecer junto a Tomori, Kalulu, Kjaer y el propio Gabbia.
Y poco a poco entra en las rotaciones de Pioli, que la otra noche le dio la bienvenida con dulces palabras: “Es un jugador con mucha perspectiva, es rápido, inteligente, tiene buena técnica y físico. Es alguien que tiene las características adecuadas para estar dentro de nuestro grupo”.
En Thiaw el Milan invirtió 7 millones más de bonificación, más o menos lo que tenía previsto gastar ya en enero, cuando había fracasado la primera presión sobre el Schalke. En definitiva, las cuentas suman, incluso respecto al perímetro de gasto a respetar para este mercado: con la compra del alemán, los millones invertidos por ingresos ascienden a 46, sin bonificaciones. Thiaw, De Ketelaere, Adli, todos nacidos a partir del 2000: desde la altura de sus 27 años, Origi es por desapego el ensayo del verano rossoneri.
La línea verde también se respetará para el centrocampista que completará la plantilla de Pioli. La impresión clara es que el Milan ha elegido: el último refuerzo debería ser Aster Vranckx, belga del Wolfsburgo en 2002, 12 partidos como titular y 24 en total en la última Bundesliga.
Otra joya de la Bundesliga, como Thiaw. Diferencias, aparte del papel: Vranckx vendría cedido con derecho a rescate. Precio para quedárselo: alrededor de 11 millones. Hoy puede ser el día decisivo, salvo que surjan complicaciones del… Atalanta (u otros clubes interesados, que están ahí).
El Wolfsburgo ha decidido enviarlo a otro lado -no se lleva bien con el técnico Nico Kovac- y el Milan lleva unas semanas moviéndose. Vranckx no tiene el potencial de Chukwuemeka, que había enamorado a Maldini y Massara, pero tiene una buena combinación de presencia física y técnica (también venció a los córners en el Wolfsburgo): juega delante de la defensa pero también más adelante.
Menos estrictamente defensivo que Onana, sumará una opción al Milan y, junto a Krunic, Pobega y quizás Bakayoko, en el 4-2-3-1 será la alternativa a Tonali y Bennacer como centrocampista.