
Al Milan nunca se le ha dado bien este campo y el Nápoles celebra ya prácticamente su scudetto al ponerse a ocho puntos del club rossonero, a un partido de terminarse la liga en 2022 antes de disputarse el Mundial.
Mala prestación del Milan, quizás a la par que ante el Sassuolo. Los rossoneri crearon algo en el primer tiempo para luego apagarse totalmente en el segundo tiempo. Los cambios no ayudaron a Pioli, pero el propio entrenador no ayuda al equipo metiendo un equipo bastante confuso.
El inesperado revés amenaza con acabar con el campeonato incluso antes de que la Serie A entre en hibernación por el parón mundial: el Milan empata a cero en casa con el Cremonese y cae a -8 del Nápoles.
Pioli quería mantenerse en la estela de Spalletti, pero se encuentra aún más atrás y con dos puntos menos que el año pasado. La rotación no funciona, las ausencias obligadas pesan como pedruscos y esta vez ni siquiera el genial Leao cumple con los deseos de su entrenador, cuando frota la lámpara y lo llama a la acción en el segundo tiempo.
Para Alvini y su equipo, la cita con la primera victoria sigue aplazada, pero este punto arrebatado a los campeones de Italia vale como un éxito: la curva grigiorossa canta y celebra la pequeña gran empresa. Pioli hace un recambio, entre sustituciones forzadas (Hernández y Giroud sancionados, en su lugar Ballo-Touré y Origi) y elecciones técnicas: en el descanso Leao y Kalulu, en Rebic y la sorpresa Thiaw, en su debut como titular con el Milan.
Alvini tiene que contar con las lesiones y apuesta por un 3-5-2 con la pareja de ataque formada por Félix y Ciofani, el hombre del empate en el minuto 89 con el Salernitana, y el ex rossonero Meité en el centro. Antes del partido, los dos capitanes Ciofani y Bennacer intercambian dos camisetas especiales con el número 100, para rendir homenaje a Ugo Tognazzi, el inolvidable actor cremonés y aficionado del Milan, en el centenario de su nacimiento.
El primer golpe real fue del Milan -la volea de Díaz tras un centro de Messias se fue alta-, pero no llegó hasta el minuto 23 de partido: el 3-4-1-2 de los rossoneri tardó en arrancar. Sin embargo, cuando lo hizo, el Cremonese se echó a temblar, y lo hizo en serie: en el minuto 26, Carnesecchi tuvo que realizar una soberbia salida para rechazar a Origi, que había cabeceado un balón en profundidad de Rebic;

En el 32, Vásquez volvió a anticiparse al belga en un centro de Tonali desde la izquierda; en el 35, Thiaw intentó un remate de cabeza en un córner de Tonali, pero Carnesecchi lo interceptó y fue aplaudido por los Zini. En el minuto 40 quedó claro que la noche se estaba convirtiendo en un monólogo del portero grigiorosso, “Carnesecchi contra todos”: fue de nuevo él quien detuvo a un jugador del Milan, esta vez a Messias, que chutó con fuerza con la izquierda tras una bonita percusión.
¿Y el Cremonese? Intentó hacer daño buscando la amplitud y la velocidad con el desmarque de Félix cuando el Milan regalaba algo (72% de posesión de balón para los piolanos…) pero la olla lloraba porque les faltaba sustancia en la delantera: la banda de Alvini se fue al descanso sin haber tirado nunca a puerta.
La segunda parte se abrió con un gol anulado por Var en el minuto 56 a Origi por fuera de juego: fue la última acción del belga, que dio paso a Leao. Pioli también hizo un cambio en la defensa, introduciendo a Kalulu por Thiaw.
Alvini también cambia, lanzando a Sernicola, Buonaiuto y Okereke por Ghiglione, Felix y Ciofani. Rafa trató inmediatamente de agitar a sus compañeros, y casi lo consigue: en el minuto 68 el portugués sacó un venenoso disparo cruzado, al que no llegó Messias pero sí el habitual Carnesecchi.
En el minuto 74 llegó la hora de De Ketelaere, que sustituyó a Díaz en la zona de tres cuartos de campo pero apenas se dejó ver: una constante en este primer tramo de la temporada para el belga, un problema para Pioli y para las soluciones ofensivas del Milan. Que cierra con Lazetic como delantero centro. Pero el joven serbio, que debutaba en la Serie A, no era Giroud y se notó: el disparo que intentó en la segunda parte acabó en la grada del Grigiorossa y se produjo un estruendo. Para los cremonenses.