De Ketelaere debe despertar

Puede que el aire de principios de año le venga bien, como aquella vez en Waregem: el 5 de febrero de 2020, con 18 años, Charles De Ketelaere se sacó la licencia para marcar esprintando al borde del fuera de juego, recogiendo el banco de un compañero del Brujas y regateando después al portero del Zulte.

La magia de un prodigio y la incisividad de un jugador predestinado: todo en un cuarto de hora, el tiempo justo para salir del banquillo y decidir una semifinal de la Copa de Bélgica con el primer gol de su carrera.

Casi tres años después, los goles se han quedado en Brujas y del talento de un campeón sólo se han visto algunos destellos que deslumbraron en San Siro: demasiado poco para despegar con el Milan, que también ha apostado por De Ketelaere. Se necesita más, un Charles del calibre del Milan dentro de un mes, o el Milan se arriesga a perderlo.

No en sentido absoluto, por supuesto -estamos hablando de un joven de 21 años que firmó un contrato de cinco años en agosto-, pero de aquí a final de temporada quizá sí, porque está claro que en el Diavolo que debe intentar alcanzar al Nápoles y superar el obstáculo del Tottenham en la Liga de Campeones, un De Ketelaere tímido e involucionado como el que se vio antes del descanso acabaría sentándose de nuevo en el banquillo.

El balance de la primera tajada de la temporada es más bien despiadado: el CDK ha jugado 18 partidos, pero sólo ha sido titular en ocho ocasiones, y sólo logró hacerse notar contra el Bolonia, cuando marcó Leao, ganándose el beso de Rafa y los aplausos de San Siro.

Eso fue el 27 de agosto, hace toda una vida: desde entonces hasta mediados de noviembre, el belga fue perdiendo confianza por el camino, yéndose cada vez más a menudo al banquillo. Desde los errores ante la portería -el débil disparo por encima de Kepa en Stamford Bridge, el pase chapucero contra el Monza- hasta las noches en vela -en Zagreb, en el 4-0 con el que el Milan se embolsó medio billete para los octavos de final de la Liga de Campeones, fue el peor jugador sobre el césped-, su trayectoria ha conocido más sombras que luces, Mundial incluido.

Es como si Charles y el Milan fueran a dos velocidades, de pensamiento y de ejecución: entre los retos que aguardan a Pioli en 2023, el de hacer florecer al belga precede a todos los demás. También porque los tres cuartos siguen siendo un enigma por resolver. En esa zona, Díaz alterna golpes de campeón con pasajes vacíos y Adli no ha logrado imponerse, mientras que la adaptación de Krunic aporta equilibrio pero resta algo más de creatividad.

Queda poco: la semana que De Ketelaere pasará en Dubai con el equipo será el paso clave en el renacimiento. No faltan precedentes alentadores: de Leao a Tonali, las estrellas actuales han brillado lejos de los focos, precisamente durante la preparación.

El propio Pioli lo ha recordado: “El parón por el Mundial conlleva presupuestos demasiado limitados: De Ketelaere, Vranckx y Thiaw llegaron hace tres meses, los jóvenes necesitan tiempo. Charles es un centrocampista que tiene que variar: yo le doy libertad, pero sin balón debe tener indicaciones precisas. En Bélgica jugaba sin darse cuenta de la colaboración de sus compañeros, ahora debe aprender a leer los espacios. Este descanso puede ayudarle”.

Además de un mejor entendimiento con sus compañeros, conocimiento del idioma y conciencia de su propio papel: un equipo top del Milan necesita un ’10’ que arrastre. Porque 32 millones es mucho, sí -gente como Leao, Tonali o Maignan han costado menos-, pero esos 32 millones no son una apuesta, es un acto de fe: el primero en creer en él ahora debe ser Charles.

DOS DÍAS DE DESCANSO EN EL MUNDIAL

Ayer se disputaron las dos últimas eliminatorias de octavos de final, donde Marruecos y Portugal disputarán el sábado su encuentro tras eliminar a España y Suiza respectivamente. Ni hoy ni mañana hay partidos, donde entre el viernes y el sábado se disputan los partidos de cuartos de final, como se puede ver en la imagen: