Paradoja de final de año: si el Milan consigue limitar a mil los días de baja en la temporada, será el favorito para la segunda plaza y puede dar un gran susto al Nápoles en la carrera por el Scudetto. Parece absurdo -mil días es una cifra muy elevada, equivalente a más de 30 meses- y, sin embargo, es así. Milán, desde el 1 de julio, ha acumulado más de 700 días de ausencia.
Casi 180 pertenecen a Zlatan Ibrahimovic, que nunca ha estado disponible. Casi 120 de Alessandro Florenzi, que estará de baja al menos hasta febrero. Un centenar de Mike Maignan (se habla que no volverá hasta la segunda mitad de enero). Y así sucesivamente, de Messias a Saelemaekers, de Rebic a Theo Hernández, casi todos los jugadores de la plantilla de Pioli han sido baja al menos una vez, muy a menudo por problemas musculares.
Investigar las razones de los problemas es complejo, más sencillo es darse cuenta de que los próximos meses del Milan dependerán de esto, mucho más que del rendimiento de una persona o de un enfrentamiento directo. Pioli ha tenido tres, cuatro, cinco indisponibles en casi todos los partidos y Salerno no será una excepción: sin Ibra, sin Florenzi, sin Maignan, casi seguro que sin Origi.
Hay que evaluar las situaciones de Messias y Krunic, que trabajaron solos en el gimnasio. Precauciones menores en caso de sobrecarga. Krunic, sin embargo, no ha tenido problemas recientemente, mientras que para Messias la situación es más delicada. El brasileño estuvo de baja unos diez días a principios de octubre y no está disponible desde el 11 de noviembre. Entre salidas y paradas, no jugó los amistosos con Arsenal y Liverpool. En las próximas horas, con nuevas evaluaciones, se sabrá si podrá estar en Salerno.
La mejor noticia de estos días es el regreso al grupo de Davide Calabria, que ha estado trabajando con sus compañeros como Brahim Díaz. Calabria no es un jugador cualquiera, no sólo por su papel de capitán. Su último partido con el Milan fue el 1 de octubre en Empoli, en la noche loca de las tres lesiones (también Saelemaekers y Kjaer) y el gol en el último suspiro de Ballo-Touré.
Parece que fue hace toda una vida, pero el Milan sigue en la carrera por el Scudetto y no ve la hora de enviar a su lateral derecho titular al terreno de juego. Alexis Saelemaekers regresó a los terrenos de juego -y a la portería- en Dubai, un movimiento que devuelve a Kalulu al centro del campo y el equilibrio al centro de los pensamientos de Pioli. Si el Milan se parecerá un poco más al de 2021/22, hay más posibilidades de que, si Spalletti lo permite, el final del título-película también sea el mismo.
VRANCKX EL JUGADOR MENOS UTILIZADO
Hasta ahora sólo ha jugado medio tiempo, 45 minutos para intentar alcanzar al Milan. ¿Unos pocos? Muy pocos. Aunque el último partido del año, contra el Fiorentina (2-1 en casa con victoria de foto-finish), había dado esperanzas a los milanistas.
Aster Vranckx apareció en Milanello con el nombre del veinteañero de oro, el centrocampista box-to-box de excelente técnica, pero Pioli sólo lo alineó cuatro veces. Demasiado pocos para convencer a Maldini y Massara de que desembolsaran los 12 millones para comprarlo al Wolfsburgo, aunque aún hay tiempo para cambiar de ritmo: los directivos y el entrenador rossoneri siempre predican la paciencia, sobre todo con los que acaban de llegar hace sólo unos meses.
Contra la Viola dejó entrever algo. Uno de sus centros desde la zona de tres cuartos de campo propició el gol en propia meta de Milenkovic, pero aparte de su pequeña huella, Aster había entrado en el campo a mil por hora, con la actitud adecuada y la cabeza bien alta.
Al final del partido, el belga dijo que “Pioli está contento con él”, pero sobre todo que debe seguir haciendo lo que está haciendo, que es entrar con los ojos del tigre e intentar arrancar consensos. Actas. Pocos hasta ahora: 12 contra la Samp, 6 con la Juve, 12 con el Monza y otros 15 contra la Fiorentina. Excluido de la lista de la Champions, Vranckx ha intentado mostrarse en la liga. De vez en cuando lo ha conseguido.
Escasa utilización. A excepción de Bakayoko (fuera de los planes de Pioli y nunca utilizado), Mirante, Lazetic (8′ sobre el terreno de juego) y el lesionado Ibra, Vranckx es el jugador menos utilizado de la plantilla. Menos aún que Adli, Thiaw, Ballo-Touré y Florenzi, lesionado desde hace varios meses. Paralelismos: la antigua estrella del Burdeos en la concentración veraniega ha estado en el banquillo en los últimos cinco partidos, pero aun así jugó 114 minutos, incluida una hora como titular contra el Verona.
El caso del belga es diferente. Si las palabras de Pioli dan esperanzas – “estoy contento con su forma de trabajar”-, los hechos demuestran que con estos minutos, la redención corre el riesgo de seguir siendo un espejismo. Unas cuantas lanzas que romper a su favor: incluso Kalulu tardó en afianzarse como titular, ahora Pioli ya no lo quita. Quién sabe si también ocurrirá con Aster, el supersticioso belga. Hace unos años jugaba con botas de colores porque daban buena suerte. Los que se usaron contra la Fiorentina podrían ser útiles.