
Traicionado incluso por los refuerzos. Por los que se sitúan dos pasos por detrás de los titulares y luego intentan dejar su huella. Esta vez no. En el bajón rossonero de este inicio de 2023 no se salva casi nadie. Tal vez Bennacer, pero desde luego no Rebic y Origi. El primero, campeón de Italia y comodín de todos los tiempos, ha sumado 678 minutos, mientras que el belga -recién salido de una pretemporada desafortunada y de varias lesiones- sólo ha marcado un gol en 17 partidos.
Empecemos por el croata. Ante siempre ha sido uno de los escuderos de confianza de Pioli, el hombre que se desmelena en la vuelta: 11 goles en 2019-20 a partir de la jornada 20, 10 en 2020-21 (incluido un hat-trick ante el Torino). El regreso a la Liga de Campeones también fue gracias a él. El ex del Eintracht lo está pasando mal. Marcó dos goles en su debut contra el Udinese, y luego el olvido.
Lesiones, banquillos y un larguero en Riad cuando el tiempo expiraba, con la Supercopa ya perdida. Hasta ahora ha marcado tres goles y repartido dos asistencias en 16 partidos. Rebic tiene 29 años y un contrato hasta 2025 a 3,5 millones anuales. En las dos últimas temporadas, no ha hecho honor al nombre de “hombre del rush final”.
Y los primeros meses de la nueva temporada han continuado esta tendencia. Rebic ha seguido a Pioli en todas las circunstancias. Siempre ha sido su duodécimo perfecto, al que llama cuando hay un problema que resolver. En un equipo en el que ya no gira nada, desde las lesiones hasta los senadores, hasta el croata se ha eclipsado. Malas noticias.
Origi: inversión equivocada hasta ahora. Llegado del Liverpool con el contrato expirado, Origi no ha dejado huella. Cuando ha sido convocado, no ha dejado huella, salvo el gol que marcó en la victoria por 4-1 ante el Monza. El marcador dice 580 minutos jugados, cinco partidos como titular y 12 como reserva.
Contra el Inter jugó media hora sin dejar huella. En la Liga de Campeones no causó impacto. Además, se perdió ocho partidos por lesión entre liga y copa. El Divock Origi de 2019, el que tumbó al Barça con dos goles en semifinales y también marcó en la final, parece una persona completamente diferente, debilitado por una serie de problemas físicos y poco aprovechados.
La última nota chocante es el salario: Divock, de 27 años, gana 4 millones, como Theo y Bennacer. Más que Maignan, Tonali y Tomori. Una cifra tan alta para un solo gol. Tendrá que dar algo más.