Malick Thiaw lleva varios meses tranquilo y relajado, astuto y paciente, a la espera de pisar el escenario como jugador estrella. Hasta el desafío titular con Toro, el de la redención y la defensa de 3 como carta de presentación, estuvo en la sombra, alejado de los focos, pero cada vez que Pioli le daba una oportunidad, el alemán respondía, arrancando aplausos y consenso en medio de la tormenta.
Thiaw empezó a familiarizarse con el escenario con las cortinas aún cerradas. Ahora que ha visto el público de La Scala, las escenas estelares y los honores, se ha dado cuenta de que está mejor como estrella. Hasta ahora ha jugado como titular contra Cremonese, Fiorentina y Torino, un 7 en el boletín de notas.
Antes de eso, había hechizado a los aficionados con un par de “paradas” decisivas contra el Verona en el Bentegodi, inmolándose en un par de duras conclusiones. Thiaw es así, un gladiador, alguien dispuesto al sacrificio. En árabe, su nombre significa “rey”, lo que sin duda es un buen augurio. El viernes, comandó la defensa pese a tener pocas apariciones.
Ganó cuatro duelos aéreos y recuperó otros tantos balones. Un sabueso de pocas palabras: en el postpartido habló en inglés, pero quizá el próximo lo haga en italiano. Pioli también lo incluyó en la nueva lista de Champions en lugar del estadounidense Dest. En el derbi fue uno de los más positivos, contra Toro aguantó el tipo. En resumen, confirmado.
La defensa de tres puede favorecerle. Thiaw ha jugado de central, lateral y lateral izquierdo. Especialmente útil en los balones altos, un punto débil del último Milan, es candidato a la titularidad contra el Tottenham. Procedente del Schalke 04, creció bajo el ala protectora de la institución de Gelsenkirchen Norbert Elgert, que forma parte del Salón de la Fama del club.
Thiaw está encajando sin hacer ruido, pero con personalidad. Una cualidad que los aficionados siempre han apreciado, tanto que a menudo se han preguntado por qué no juega de titular. Tras el derbi, hablaron de él en las redes sociales en varias ocasiones, señalando que el alemán podría representar la única oportunidad real del mercado, una inversión de unos 7 millones incluyendo primas, con contrato hasta 2027.
Algunos lo han comparado con Matip, el central del Liverpool que creció en el Schalke. También nacieron el mismo día, el 8 de agosto. Joel en 1991 y Malick diez años después, en 2001. De joven jugaba en el centro del campo, estaba en el limbo entre el terreno de juego y el banquillo, entonces Elgert le convenció para que cambiara de rol: “Ayudas más al equipo, puedes marcar la diferencia”.
Así fue. Su padre era portero aficionado, pero al hijo nunca le gustaron los guantes. En 2021, ganó la Eurocopa con Alemania tras rechazar Finlandia, la selección de su padre. “Gracias, pero sigo siendo leal al país en el que nací”. El año pasado marcó un gol en 19 partidos de la Bundesliga. Hasta ahora sólo ha jugado seis partidos. Contra los Spurs podría llegar la séptima. Hablando de escenarios. Sube el telón.