Los datos que sonríen a CDK

El esquema es monográfico, pero ahora el curso es libre: observa a De Ketelaere y cuenta lo que se te ocurra. Cada uno ve en él lo que quiere. Un chico acosado por la mala suerte. Un chico doblegado por los 35 millones de su precio. Un chico sin la madurez necesaria para hacer frente a las presiones de un club como el Milan. Un chico que pronto florecerá y hará recapacitar a todo el mundo. Un chico, en efecto, porque Charles tiene 21 años.

Las últimas imágenes del chico en cuestión que circulan por la red son las de la segunda parte en Monza, cuando a cinco minutos del minuto 90 el CDK se zampó un gol, al serle bloqueado el disparo por Pessina con el portero fuera de juego.

Charles arremetió descaradamente, agitando los brazos en una mezcla de rabia e incredulidad, mientras Pioli, en el banquillo, estrellaba una botella de agua contra el suelo. Hubiera sido el gol que hubiera acabado con el partido, hubiera sido el gol que hubiera desatascado al rubio de Brujas.

Allí, en aquel arremolinado desvarío más de uno vio algo nuevo: una reacción. Una rebelión contra el destino cínico y bárbaro que, rebobinando la cinta de errores anteriores, nunca se había visto con esta intensidad. Y el razonamiento es banal: bienvenida sea la rabia, servirá para ser más malo ante la portería la próxima vez.

Ver a De Ketelaere florecer en primavera como una flor es un objetivo para todo el mundo rossonero. Primero porque le viene muy bien a un equipo que tiene tanta competencia en la zona de Liga de Campeones. Luego porque lo necesita, individualmente, para recuperar la confianza y no volver a perderla.

Y finalmente porque sirve al sistema de juego de Pioli: ya sea 4-2-3-1, 3-4-2-1 o 3-4-1-2, de la presencia del trequartista no hay excepción. También porque hay tres en la plantilla. Para apoyar a los que creen haber visto por fin una nueva chispa en Charles, llegan también algunos datos.

Basta comparar al jugador de la primera parte de la temporada -por tanto, hasta el parón del Mundial- con el de 2023. Parámetros que mejoran. No todos pero, en definitiva, la línea no es ni mucho menos plana.

El número medio de disparos por partido aumentó (de 0,67 a 1,11), al igual que el número medio de disparos a puerta (de 0,11 a 0,56). El porcentaje de conclusiones en el espejo incluso subió de 20 a 75. Y el de pases acertados, del 76,1% al 83,1%.

La media de balones jugados también subió: de 44,3 a 62,7, y la de balones en el área contraria pasó de 5 a 6,2. En resumen, parece que algo se mueve. Sólo queda transformar ese estallido de cólera en un estallido de exultación.

EL ENTRENAMIENTO DE HOY

El Milan regresó hoy a los entrenamientos en Milanello tras los dos días de descanso concedidos ayer y el domingo por Stefano Pioli para empezar a preparar el partido del domingo a las 20:45 contra el Atalanta en San Siro.

Desde el centro de entrenamiento de Carnago llegan dos buenas noticias: Mike Maignan y Alessandro Florenzi realizaron la primera parte de la sesión con el grupo, y luego continuaron con trabajo personalizado; Ismael Bennacer y Davide Calabria, por su parte, hicieron trabajo personalizado sobre el césped.

La situación con respecto a Maignan permanece, sin embargo, bajo cautela; el club y el jugador no quieren correr ningún riesgo relacionado con un regreso precipitado, también porque el francés ha estado ausente entre los palos durante más de 5 meses.

Es posible que su regreso se produzca entre el Atalanta y la Fiorentina, para que esté disponible con un mínimo de “reexperiencia” en partido oficial para el partido de vuelta contra el Tottenham, el 8 de marzo. La misma atención se empleará también con Bennacer.