Una carrera de obstáculos que, salvo vueltas de tuerca, puede necesitar mucho tiempo para concluir con éxito. La idea del Milan de construir su nuevo estadio en La Maura tiene que lidiar con divisiones políticas, el no del territorio (está prevista una manifestación el domingo 19), un cambio de uso de la zona en cuestión y la creación de un nuevo organismo autónomo de derecho público que gestione el Parco Sud.
Además de la compra de la zona, para la que ya se ha firmado un acuerdo preliminar de compraventa entre los propietarios Snaitech y F3A Green. Existe la alternativa del acuerdo programático, una vía que deberá proponer la Región, pero no es un camino corto y cuesta abajo. Más o menos como el de otras empresas italianas que quieren adquirir un nuevo “hogar”: en el extranjero el proceso es mucho más sencillo.
En la reunión mantenida junto al Inter de Milán con el alcalde Sala el 28 de febrero, el AC Milan expresó su deseo de “mudarse” a La Maura y el primer ciudadano pidió a Scaroni que verificara la viabilidad del proyecto en tres semanas (en teoría, antes del martes 21). No se trata de un calendario vinculante, pero está claro que los rossoneri no podrán ir demasiado lejos a la hora de comunicar una respuesta. Hay varios temas que acordar y existen limitaciones paisajísticas y jurídicas ligadas a la normativa que regula el Parco Sud, que es un parque agrícola.
Pero intentemos poner las cosas en orden. El pasado mes de diciembre se aprobó una ley regional que prevé la creación de un nuevo organismo autónomo de derecho público que asumirá la gestión del parque, actualmente a cargo de la Ciudad Metropolitana.
Este nuevo organismo necesita aproximadamente un año para constituirse (hay que nombrar un comisario y un consejo de administración formado por 11 consejeros que representarán a la Región, la Ciudad Metropolitana, el Ayuntamiento de Milán, los 60 municipios del Parque del Sur, asociaciones ecologistas y representantes de los agricultores), unos meses más para ser operativo (hay que elegir a los funcionarios y técnicos que trabajarán en él y no pueden ser los actuales) y después un proceso que desembocará en la modificación del plan de coordinación territorial del parque o en el establecimiento de nuevas normas de edificación dentro del Parque del Sur. ¿Cuánto tiempo llevaría esto? En total, algunos dicen que tres años. O quizá más. Esa es una primera ruta.
Sin embargo, el hecho de que el Milán haya iniciado conversaciones con la ciudad e incluso con la región sugiere un intento de acortar los plazos mediante el instrumento legislativo del acuerdo programático. Éste sería “activado” por Fontana y, a través de él, se superarían las limitaciones paisajísticas (el estadio es un edificio “impactante”, desde el terreno de juego hasta la cubierta de al menos 40-50 metros de altura, que puede quedar parcialmente enterrado) y urbanísticas.
Evidentemente, sería necesario un acuerdo entre las autoridades públicas, a saber, la Región, la Ciudad Metropolitana, el Ayuntamiento de Milán, el Ente Parco Sud y la propiedad de la zona de La Maura, actualmente aún en manos de Snaitech. ¿Cuánto se tarda en llegar a un acuerdo sobre el programa? No semanas, sino meses, dados los trámites administrativos y la oposición, política o de otro tipo, que puede haber en un caso como el presente.
Donde la Autoridad del Parque no ve con entusiasmo (eufemismo) que se altere una parte de su ecosistema para construir, además del estadio de 70.000 localidades, los aparcamientos y la red viaria necesaria. En la práctica, el terreno de La Maura, de unas 17 hectáreas, debería ser “retirado” del Parco Sud y, aunque destinado al deporte, convertirse en edificable para construir las gradas y otras instalaciones, al menos las “básicas”.
Es decir, todo lo que no tenga que ver con lo comercial (tiendas), lo receptivo (hoteles) y la restauración o las oficinas: en el proyecto del nuevo San Siro las hubo y se financió parcialmente el conjunto de la obra. ¿Es posible construir una nueva instalación sin ellos para evitar el “consumo de suelo” que Sala quiere frenar? ¿O su presencia será un obstáculo más para obtener la luz verde de las partes implicadas?
Sólo queda esperar el estudio de viabilidad del Milan y sus posibles reacciones. Los rossoneri también se aferran a soluciones alternativas en San Donato y Sesto San Giovanni, pero por el momento la prioridad es La Maura.