Todos bajo examen

Perseverar es diabólico. Exactamente. El Milan, diabólico desde su fundación, persevera en sus errores y parece cerca del punto de ruptura, del momento en que los problemas -si no se resuelven- te desbordan. La tabla, aún, se mantiene: cuarto puesto a +1 del Roma y +3 del Atalanta. El balance de este 2023 no.

El Milan ha sumado un punto en tres partidos contra Fiorentina, Salernitana y Udinese, más allá de todo pronóstico negativo. Cierto es que entre medias se produjo el empate más emocionante de la década, el 0-0 con billete para cuartos ante el Tottenham, pero la clasificación para la Liga de Campeones condiciona hoy en día los presupuestos de los clubes. Y el Milan no es una excepción. Acabar cuarto o quinto cambia el panorama económico de una temporada y de un ciclo.

“Nuestro trabajo consiste en rentabilizar esta inversión”, declaró Gerry Cardinale, fundador de RedBird, la semana pasada en el MIT. Y de nuevo, haciéndose eco de conceptos expresados recientemente entre Inglaterra y EE.UU.: “Lo que se puede controlar es la consistencia, reducir la inconstancia del rendimiento. El objetivo de un inversor es obtener resultados consistentes”.

Cardinale no lo hizo explícito, pero para todos los grandes clubes, el objetivo a alcanzar de forma consistente es la clasificación para la Liga de Campeones. Por eso es por el doble resultado de la Champions -eliminar al Nápoles, pero sobre todo clasificarse para la próxima edición- por lo que se juzgará este proyecto. Las opciones para 2023-2024, de momento, parecen más abiertas que nunca. La propiedad deberá tomar una decisión sobre el futuro del área técnica y de Pioli en los próximos meses. Está claro que, sin la clasificación para la próxima Liga de Campeones, no se puede descartar un cambio.

El reparto de culpas es siempre un ejercicio complejo, pero en estos momentos nadie en el Milan está libre de sospecha. Muchos jugadores han decepcionado, sobre todo en términos de personalidad: muchos héroes del Scudetto han bajado su nivel (Tomori, Kalulu, Leao) y nadie parece tener el espíritu de liderar a sus compañeros cuando cuenta. Stefano Pioli no consigue evitar que se repitan los problemas de enero, de repente de nuevo en la tabla.

Su Milan se equivoca a menudo de planteamiento y no reacciona cuando está en apuros. Paolo Maldini y Ricky Massara han visto cómo sus elecciones veraniegas decepcionaban a prueba de campo. De Ketelaere y Origi, los hombres de peso llegados del mercado, son reservas poco utilizados… y cuando juegan, no hacen nada por cambiar la opinión de Pioli.

En el grupo de jóvenes traídos al Milan, sólo Thiaw ha encontrado hueco. Por último, la propiedad se enfrenta a un balance nada fácil de su verano. El área técnica disponía de un presupuesto de unos 40 millones, superior al de la competencia en relación a los ingresos por ventas. ¿Suficiente o poco para los “dos o tres fichajes importantes” de los que hablaba Paolo Maldini en mayo?

Pensamientos de descanso… y también por eso los entrenadores repiten que ganar antes de un descanso cuenta el doble: cuando juegan las selecciones, no hay ningún partido a la vuelta de la esquina en el que pensar. El Milan, al menos, se ha ganado el derecho a no tener respiro desde principios de abril. A la vuelta, inmediatamente el primer desafío contra el Nápoles. Entre el 12 y el 18 de abril, la ida y la vuelta de los cuartos de final de la Liga de Campeones.

A finales de mes, el duelo a domicilio con la Roma que promete ser crucial para la cuarta plaza, un partido que vale al menos 30 millones. El Milan en 2021/22, eliminado en los grupos, cobró 44 millones en primas Uefa, entre rendimiento, pool de mercado y clasificación histórica. Este año ya ronda los 75, más 23 de taquilla a los que habría que sumar los probables 9 millones de recaudación del Milan-Nápoles.

La Europa League, por su parte, garantiza una media de unos 15 millones, sin contar la taquilla. Incluso sin tener en cuenta los cambios en los contratos de los patrocinadores, el quinto puesto supondría una pérdida de ingresos muy importante: 30 millones para empezar, más los cuantiosos y posibles extras.

El destino, ahora, está en manos de Stefano Pioli y del equipo. El Milan que se vio contra el Tottenham es un equipo presente, pulido, capaz de jugar a un alto nivel. El equipo de la liga es muy diferente. “No esperaba esta actuación. Cuando un equipo juega así, significa que el entrenador ha trabajado mal”, declaró Pioli en Udine. Sin duda, Pioli cambiará algo cuando regrese, e invertir el orden de los resultados sería fundamental para el proyecto.

El Milan, en el año del Scudetto, ha desarrollado a muchos jugadores y se ha presentado como modelo de club valiente, capaz de valorizar a la juventud. El crecimiento de la visibilidad internacional ha seguido el mismo ritmo. También por esta razón, interrumpir el ciclo virtuoso con un año lejos de la Champions sería un mal comienzo para la gestión de los RedBird.

Por el contrario, el cuarto puesto daría fuerza al proyecto. Si entonces el derbi italiano metiera al Milan en semifinales, esta extraña y compleja temporada post-scudetto tendría la magia de las grandes campañas europeas del pasado. A todo o nada, a dos tercios del camino, el final sigue siendo misterioso. Y abril, que se prepara para entrar en escena, tendrá mucho que decir en esta historia