
En el festival de segundas líneas sólo faltaban ellos, Yacine Adli y Aster Vranckx, que llevan varios meses en la tercera o cuarta fila. Si la plantilla del Milan fuera una parrilla de Fórmula 1, los dos centrocampistas estarían atrás, listos para luchar por adelantar a todos. Sólo que Pioli no los ve, y por eso mejor que sigan dando pequeñas vueltas, ocultos por los grandes y un 0-0 en casa contra el Empoli, ante 70 mil personas.
El francés sigue siendo el caso más llamativo. Desde mediados de octubre sólo ha jugado siete minutos contra la Fiorentina, el 4 de marzo, entrando en la segunda parte para marcar el gol del empate. Adli es una incógnita, pero se habla poco de él. En verano, hechizó a aficionados y entendidos con destellos, jugadas y asistencias.
Fue uno de los mejores en pretemporada, pero Pioli sólo le alineó desde el 1′ contra el Verona el 22 de octubre. Una hora de 5 en el boletín de notas antes de acabar en el banquillo. Reprobado como medio centro, papel que ya desempeñaba en Burdeos, Adli sólo puede jugar de fantasista, pero en la delantera están el intocable Brahim y el chico de oro De Ketelare, nunca decisivo.
Una pregunta legítima: ¿cómo es posible que Adli, en un partido con cinco cambios en la alineación, no haya jugado ni un solo minuto? La última vez que Pioli habló de ello fue el 3 de enero. Reiteró que Yacine “ha subido el nivel” y que puede ser útil en el futuro, pero la situación es la misma. En junio puede despedirse cedido.
Otro misterio. Aster Vranckx llegó cedido con derecho a redención, pero hasta ahora sólo ha sumado siete partidos de liga, fuera de la lista de Champions junto a Adli y sin ser nunca realmente protagonista, salvo en un centro contra la Fiorentina que propició el gol en propia meta de Milenkovic.
El belga no juega desde el 14 de enero, cinco minutos contra el Lecce en la Via del Mare, antes de once banquillos seguidos entre liga y Coppa Italia. A los altos mandos les gustaría redimirle, pero Pioli no lo ve. Hasta ahora sólo ha jugado 70 minutos. Contra el Empoli calentó un cuarto de hora en blanco, sin entrar en el campo.
El perfil se ajusta a la política del club -clase 2001, centrocampista luchador y gobernante de excelente proyección, titular en la selección belga sub-21-, pero los hechos dicen otra cosa. Vranckx, como Adli, es uno de los últimos de la parrilla. Quién sabe si la situación cambiará.