Leao apunta a la renovación

Primero el Chelsea, luego el Real Madrid. La tentación llegó a oídos de Rafa Leao, pero su respuesta fue clara: “Adelante con el Milan”. Es un mensaje claro y contundente en un momento decisivo de la temporada de los rossoneri.

El portugués se ha tomado su tiempo con los que echan por tierra la idea de aplazar la renovación y mirar para el verano. Y esta determinación fue expresada con la misma claridad por el jugador tras la gesta de la Liga de Campeones, con esas frases tan elocuentes: “Milán es mi casa”. Sin embargo, hay que resolver otros problemas.

De hecho, el optimismo en la sede rossonera de Via Aldo Rossi crece día a día debido a la determinación mostrada por Leao en las últimas semanas. Sin embargo, los protagonistas de este intrincado asunto deben contar con la resistencia del Sporting de Lisboa, que sigue planteando enormes exigencias para cerrar el expediente vinculado a la fuga de Rafa al Lille en 2018.

Este es el principal nudo a deshacer, porque la cuestión económica para la renovación del contrato que expira en 2024 (por otro lado) parece ya perfilada. Los contactos para el fichaje, con un plazo de cinco años como máxima opción, continúan de forma fructífera, a pesar de los rumores que han acercado recientemente a Chelsea y Real Madrid al talento rossonero.

Oficialmente en este asunto Jorge Mendes, su agente hasta el año pasado, no tiene ningún papel, pero no es menos cierto que su conocimiento en las altas esferas le permite abarcar a los principales clubes europeos. Y no es casualidad que se hayan multiplicado los contactos que amenazan con tentar a Leao. Evidentemente, con enormes ofertas económicas.

Sin embargo, estas intervenciones externas no han agriado el ambiente milanés. Incluso ayer, a su regreso de un compromiso en Amberes, el delantero dejó otro rastro pro-milanés en las redes sociales: “Estoy de vuelta en mi ciudad”.

Nada explícito sobre su futuro, pero otra muestra de serenidad, la coda natural a un momento único de optimismo general. No en vano, en las últimas semanas el trabajo de Paolo Maldini y Ricky Massara ha contado con el pleno apoyo (como nunca antes) de la propiedad, empezando por el director general Giorgio Furlani. El Milan está jugando todas las cartas para llegar pronto a una solución del caso. Y la actitud de Rafael nunca ha sido más explícita en este maratón que comenzó hace casi dos años.

Como contrapunto, cabe destacar las escaramuzas con el Sporting de Lisboa, club que lo formó. En las últimas semanas han surgido exigencias económicas por parte del club portugués que van más allá de las sentencias dictadas hasta ahora en diversos foros.

Según los tribunales portugueses y el propio TAS, de hecho, el jugador y el Lille aún deben indemnizar al Sporting con 16,5 millones de euros, a los que hay que sumar intereses y costas judiciales por un total de 22 millones de euros.

Sin embargo, en Lisboa han iniciado una demanda por daños y perjuicios que elevaría la cantidad hasta los 45 millones (los portugueses se refieren a la cuantía de la cláusula pactada en su día). La otra parte, sin embargo, objeta que ningún colegio de jueces se ha pronunciado al respecto. Una importante batalla de nervios que estos días obliga a las partes a un auténtico tira y afloja.

Juntando las piezas de esta historia, en resumen, está claro que la pancarta de la línea de meta está en el horizonte. Los términos económicos de la ampliación están ahí, claros desde hace tiempo: las diferencias son mínimas. Entre los 6,5 millones más primas que propone el Milan y los 7 que pide el jugador, la distancia parece relativa.

Los rossoneri también parecen dispuestos a satisfacer las demandas del entorno de Leao por esos 2 millones que se le adeudan al Sporting como consecuencia de la sentencia judicial del Milan. Antes, sin embargo, debe desbloquearse el contencioso con el Sporting para pasar de las palabras a los hechos.

El Milan tiene prisa por poner todas las casillas en su sitio, también para evitar peligrosos cambios de rumbo. Leao ha cambiado de opinión varias veces en el pasado. La diferencia es que esta vez parece tan decidido como siempre a quedarse en el club rossonero. Por eso todo el mundo es consciente de ello: hay que aprovechar el momento.