Inter 1 – 0 Milan

El Inter vuelve a ganar esta vez por la mínima y se clasifica para la final de Estambul, consiguiendo un total de 3-0 en la eliminatoria, donde además el Milan supera el récord de minutos sin marcar un gol en un derby, el anterior dato era de 317 minutos en la temporada 1954 y ahora el nuevo es de 389 minutos.

El 25º gol de la temporada de Lautaro Martínez (iguala su mejor marca personal) mete al Inter en la final de la Liga de Campeones. El 10 de junio, Inzaghi se medirá en Estambul al vencedor del City-Real, pero a la espera de conocer el nombre del rival, el técnico de Piacenza y todos los nerazzurri pueden celebrar también el éxito en el Euro-derby de vuelta: 2-0 en la ida, 1-0 esta noche. “La eliminación en semifinales de 2002-03 y el Scudetto que Pioli arrebató a su ex colega del Lazio la temporada pasada han sido “vengados”.

Había pocas dudas sobre el veredicto en el terreno de juego: el Inter era más fuerte, y lo demostró en los 180 minutos consiguiendo su octava victoria consecutiva, la cuarta en un derbi en esta temporada 2022-23. El Diavolo lo intentó, pero se les notó sin fuerzas y con Leao en el campo casi… por los honores. No es él y sus compañeros sufren.

Crearon algo en la primera parte, pero luego se vinieron abajo y en la segunda (que acabó sin tiros al espejo) dejaron el campo y la gloria a los ‘primos’. Para Inzaghi, largamente cuestionado en el campeonato de este año, es una gran revancha: en la clasificación para la final su firma es indeleble. Esta vez, además, acertó en todas las decisiones y acabó invicto por octava vez en 12 partidos de Liga de Campeones. Puede que no tenga la plantilla de Guardiola o Ancelotti, pero ni Pep ni Carletto podrán estar tranquilos cuando se enfrenten a Simone y su alineación en Estambul.

Inzaghi como era de esperar elige… el once de la Champions, con Brozovic y Lukaku inicialmente en el banquillo. Pioli recupera a Leao, a la izquierda en el trío por detrás de Giroud, con Díaz en el centro en lugar de Bennacer, y coloca a Krunic junto a Tonali; a la derecha en el tres cuartos está Messias, no Saelemaekers.

El Inter quiere controlar el ritmo y, en la fase de no posesión, esperar al rival sin ir a por él “por alto”: la táctica consiste en esperar a la reanudación, arriesgando lo menos posible. El Milan se dio cuenta de que encontraría el campo y construyó más: tuvo que ser Darmian quien desbaratara un peligro procedente de una salida de Onana que, sin embargo, realizó una gran parada a la conclusión de Brahim Díaz desde una posición inmejorable.

El partido se convirtió inmediatamente en una corrida, ya que Turpin permitió un contacto al límite y los nerazzurri protestaron. El Diavolo aceptó el uno contra uno con Dzeko y Lautaro para mantener alto el centro de gravedad y desplegar a Hernández como un extremo: Pioli sabía que, tras el 0-2 de la ida, tenía que arriesgar y lo hizo porque ninguno de los dos delanteros rivales tenía entre sus mejores características la velocidad al contraataque.

En el primer cuarto de hora hay definitivamente más Diavolo, aunque el ritmo no sea muy alto ya que Krunic no es un director… de Oscar y Leao teme acelerar, quizá no convencido por las respuestas del músculo recién curado. El Inter se mostró cauto y salió de su caparazón cuando se vio arrastrado por la electricidad de Lautaro y Barella, que “desbarataron” en cuanto vieron un pasillo por el que colarse: Mkhitaryan llegó para disparar desde la frontal, pero desperdició el excelente pase de Dzeko rematando alto.

Fue, sin embargo, una señal que dieron los nerazzurri tras un inicio sin mucho peligro acumulado. Leao se estrenó en el minuto 37, con un eslalon de los suyos y un disparo en diagonal que acabó fuera por poco. El Inter Meazza contuvo la respiración. Los hombres de Inzaghi respondieron con un lanzamiento de falta de Calhanoglu, desviado por el cabezazo de Dzeko: hizo falta un prodigioso reflejo de Maignan para evitar el 1-0. Unos segundos más tarde, Lautaro se escapó con un disparo que no encontró portería.

El partido siguió tenso, los choques ásperos y Mkhitaryan acabó levantando la bandera blanca debido a un problema en el cuádriceps de su muslo izquierdo. Brozovic entró y se inscribió con Calhanoglu regresando como mediapunta como la temporada pasada. Tras tres minutos de tiempo añadido, se llegó al descanso con 0-0. Había más que perder para el Milan, que habría necesitado algo de sangre fría de Díaz o Leao para cambiar la inercia del doblete.

La reanudación comenzó sin variaciones tácticas: Díaz se pegaba a Brozovic para obstruir la acumulación y Dzeko retrocedía a menudo para proporcionar una banda. El Inter regateaba en busca de un hueco, pero luego se replegaba detrás de la línea del balón, ya que sus delanteros también ayudaban a cerrar las líneas de pase de Leao y Díaz. El Milan no creó ocasiones y Pioli se vio obligado a realizar el primer movimiento debido a la lesión de Thiaw: Kalulu entró en su lugar.

Inzaghi también hizo un cambio, metiendo en liza a los aclamados Lukaku y Gosens por Dzeko y Dimarco. Acerbi, que se las lleva todas con su cabezazo, también gruñó cuando se encontró en un mano a mano con Leao y llegó a la conclusión (de rebote). El Milan ya no tenía fuerzas para hacerse tan peligroso como en la primera vuelta y Lautaro, una espina clavada para Tomori durante todo el partido, por fin se abrió paso: dueto con Lukaku y disparo al poste de Maignan, que no cubrió bien.

Pioli estaba contra las cuerdas y lo intentó todo con Saelemaekers y Origi por Messias y Díaz, pero hasta él sabía que el Diablo estaba agotado. Maignan evitó un doblete, y el gol número 100 con la camiseta nerazzurra, de Toro, pero a estas alturas la clasificación estaba decidida: el Inter de San Siro (75.567 espectadores para una recaudación récord de más de 12,5 millones brutos) cantaba de alegría. Inzaghi cerró metiendo también a Correa y Gagliardini, pensando en la final de la Copa Italia, y no arriesgó nada. Estambul le espera. Quizá para otra noche de gloria. La eterna.

MI OPINIÓN

La sentencia ya estaba hecha desde la ida pero sobre todo el gran problema es que Pioli no tiene nada en el fondo del vestuario a lo que agarrarse: sin Bennacer ni Ibra y con un Leao en horas bajas a nivel físico recuperado “in extremis”, con el fiasco de los fichajes de Origi y De Ketelaere que no han servido para nada esta temporada, con un claro bajón de Kalulu y Kjaer, Thiaw lesionado, Calabria y Theo muy lejos del año del scudetto…

Y mil cosas más que unido a que el Milan es muy inferior al actual Inter en todas las áreas excepto en la portería (Maignan el hombre de la temporada sin duda), con el equipo actualmente fuera de los puestos de Champions, si esto acaba así, Pioli, Maldini y Massara seguramente tengan que hacer las maletas, a pesar del gran éxito de la pasada temporada por haber obtenido el scudetto y llegar hoy a semifinales.

Pero ese gran Milan que nos hizo disfrutar está literalmente fundido porque no hay recambios de nivel y la grave lesión de Bennacer es el último clavo del ataud: se ha fichado mal, caro y con gente inadecuada que nunca se han adaptado a lo que necesita Pioli, pero el entrenador tampoco lo ha puesto fácil, dejando en el olvido a Adli y Vranckx, aparte de un Brahim que yo particularmente no rescataría en estos momentos, aparte de vender a gran parte de la plantilla.

Es hora que RedBird utilice sus métodos para fichar como es necesario, no hace falta gastarse 500 millones de euros para hacer un equipo campeón, pero es hora de tomar decisiones, todo dependerá si el Milan al acabar la temporada queda cuarto o quinto, pero habrá cambios igualmente, pero el Milan al menos ha hecho una buena campaña en Champions, donde ha obtenido jugosos beneficios por haber llegado hasta aquí, pero ante el Inter han hecho prácticamente el ridículo…