Evidentemente, no será una pasarela como la del año pasado, porque no hay trofeos que celebrar. Pero Gerry Cardinale sí podrá presentarse en San Siro con la cabeza bien alta al término de una temporada en la que su equipo milanista ha entrado en el exclusivo club del G4 europeo, ha accedido a la Liga de Campeones por tercer año consecutivo y se dispone a cerrar un palmarés que, diecisiete años después de la última vez, verá el regreso del signo más.
De momento, como siempre ocurre en estos casos, no hay certezas, pero es posible que el número uno de los RedBird regrese a Milán con motivo del Milan-Verona. Una presencia que sería decididamente simbólica. Mientras tanto, porque la adquisición del club rossonero por parte de RedBird se produjo el 1 de junio de 2022. Cardinale cumplirá por tanto un año del Milan el jueves.
Y después, porque el del domingo será el último acto de la temporada del club rossonero. Un partido sin problemas en la tabla clasificatoria -aunque el Diavolo aún podría acabar tercero, una plaza que valdría unos 5 millones más que el cuarto escalón- que sirva de parteaguas entre el Milan que ha sido y el que vendrá.
Aunque está claro que la planificación de la próxima temporada ya ha comenzado. Sería la sexta presencia de Cardinale en el Milan en 2023, la octava desde que RedBird se hizo cargo del club de manos de Elliott. Sería -también- una oportunidad para hacer balance con la cúpula directiva del club de cara a un verano que promete ser caliente en varios aspectos.
Sin embargo, no en todos. Hay uno, por ejemplo, en el que increíblemente se han apagado las luces de alarma. Se trata del balance, cuyo ejercicio se cierra el 30 de junio y en el que no sólo se alcanzará el equilibrio presupuestario, sino que incluso se registrará un signo positivo. Increíblemente, sí: no es una exageración, teniendo en cuenta que hace sólo tres años el rojo rozaba los 200 millones (194,6), y el cerrado en junio de 2022 se había situado en -66,5.
El indicio claro vino del informe semestral de julio-diciembre de 2022 (estados financieros estatutarios, no los consolidados), que registró unas cuentas positivas de 9,8 millones de euros. Una proyección que repercutirá en las cuentas anuales y que sitúa al Milan en una posición óptima -incluso en comparación con los otros grandes- respecto al nuevo Fair Play Financiero.
El impulso definitivo lo dio, obviamente, la campaña de la Liga de Campeones, que superó incluso las previsiones más optimistas. Así, de una proyección presupuestaria anterior de menos 20-25 millones, el Diavolo ha vuelto a terreno positivo. Cabe recordar, de hecho, que de esta Liga de Campeones el club recaudó -brutos de gastos- unos 125 millones.
Es la razón por la que los aficionados han estado celebrando, entretenidos con la idea de un supermercado. No será así. La línea de la propiedad ha sido y sigue siendo muy clara: ahora que las cuentas del club ya no lloran, la autosostenibilidad sigue siendo el hilo conductor de la gestión.
Es difícil, en estos momentos, cuantificar con precisión un presupuesto que se basa en muchas variables y que en cualquier caso debe pasar el visto bueno del Consejo de Administración, pero a título indicativo la cifra “bare bones” puesta a disposición por la propiedad no podría diferir de la de hace un año: unos sesenta millones, que podrían crecer con eventuales ahorros en la masa salarial y algunas (deseables) cesiones. En este sentido, sin embargo, también hay que tener en cuenta cómo los fichajes de la última sesión, que no tuvieron el impacto deportivo esperado, provocan nuevos ajustes en cascada.
Además, las renovaciones de los grandes nombres han incrementado la masa salarial no marginalmente. Cardinale, como de costumbre, no intervendrá personalmente en la dinámica del mercado. No dará nombres, ni vetará a otros. De la parte de la lista de la compra se encargará la dirección, a la que se comunicarán los topes de gasto.
El número uno de RedBird, por su parte, seguirá adelante y pondrá en marcha la red de relaciones comerciales en Estados Unidos, de la que el club podrá beneficiarse aún más, reforzado por la imagen de un Milan que ha alcanzado los cuatro primeros puestos en Europa.
La posible presencia de Cardinale el fin de semana en Milán servirá también para hacer balance de la cuestión del estadio. A nivel público, el expediente relativo a la zona de San Siro no sólo ha vuelto a estancarse en los dos últimos meses, sino que ha experimentado nuevas dificultades en las últimas horas. Uno de los interrogantes está relacionado con el posible referéndum municipal (ayer el Milan y el Inter se reunieron con sus promotores en el Ayuntamiento).
La otra, a la limitación histórica del segundo anillo del Meazza, que entrará en vigor dentro de dos años y que difícilmente podrá ser anulada por la Superintendencia de Milán. En otras palabras, el estadio actual no puede ser demolido, algo que era esencial para ambos clubes.
Por tanto, el Milan prosigue sus contactos con las otras zonas potencialmente utilizables (por sí solas, sin el Inter): Sesto San Giovanni, San Donato y Rozzano-Assago, mientras que la hipótesis urbana de La Maura parece abandonada.
Desde el club rossonero se filtra que no hay preferencia por una de estas zonas en términos estrictos: es el factor tiempo el que manda. En términos sencillos: el Milan elegirá la zona en la que pueda moverse primero.
LA NEGOCIACIÓN POR LOFTUS-CHEEK
El sueño de verano -que en la mayoría de los casos es más bien un espejismo- de cualquier entrenador de fútbol es -sería- llegar a la concentración de su equipo con la plantilla más o menos hecha. Las ventajas son evidentes: la posibilidad de integrar a los recién llegados en el grupo sin el engorro que dicta el calendario. La hazaña roza lo imposible porque son demasiadas las variables que se ciernen sobre el mercado estival, pero es una virtud a la que podemos intentar acercarnos. Haciendo todo lo factible. Y el Milan lo está intentando.
Por eso Kamada, por ejemplo, está en la recta final. El jugador japonés estampará su sello en su último acto con el Eintracht el sábado -la final de la Copa alemana- y luego se preparará para aterrizar en Milán esta semana, donde se le espera en la clínica para someterse a exámenes médicos. Por supuesto, en su caso el asunto era más fácil porque su contrato expiraba y, por tanto, el Milan evitaba negociar con otro club.
Pero mientras tanto, el Diavolo ha descorchado su mercado y ya hay una segunda posible llegada en su punto de mira. Loftus-Cheek está cada vez más cerca de Milanello, aunque en este caso el panorama general es decididamente distinto al de Kamada. Aquí hay que negociar de verdad, y hay que hacerlo con sensatez. La buena noticia es que los contactos están entrando en una fase avanzada, la mala es que el interlocutor es el Chelsea.
Un club con el que en los últimos años -pero no sólo en los últimos años- el Milan ya se ha puesto en contacto, sabiendo perfectamente que está tratando con una contraparte nerviosa. Y decididamente poco dispuesto a satisfacer las necesidades de los demás.
Loftus-Cheek no expira, su contrato con los Blues expirará en 2024, así que hay que meter la mano en la cartera. Que es lo que pretende hacer el Milan. El centro del campo es una de las zonas más delicadas para meter mano, porque entre jugadores de larga duración (Bennacer), proyectos fallidos (Bakayoko), vueltas al remitente (Vranckx) y adaptaciones (Krunic), la situación es gris.
Y así surgió el nombre de Loftus-Cheek, que por cierto ya se ha cruzado con el Diablo en la Liga de Campeones. El punto de partida, cierto desde hace tiempo, es que el jugador ya ha dicho sí. El Milán es un destino bienvenido. Queda por resolver la cuestión del precio. El Chelsea pide más de 20 millones, el club rossonero se orienta hacia 15 más primas.
En resumen, todavía hay conversaciones y trabajo por hacer, pero la dirección del Milan es clara y ve al londinense de 27 años como el primer objetivo para el centro del campo. Un centrocampista con cualidades ofensivas, que puede cubrir todas las posiciones del centro del campo. Problemas: no es precisamente una máquina de hacer goles (2 goles en las últimas cuatro temporadas) y cierta debilidad física.
Pero también es cierto que por 20 millones es complicado exigir el perfil perfecto. Trabajo avanzado para Loftus-Cheek en Milanello, pues, con la bandera a cuadros que pronto podría empezar a verse.