
Más que una necesidad, a estas alturas parece casi una condena. Llega el verano e, indefectiblemente desde hace algunos años, para el Milan se impone la necesidad de retocar más o menos a fondo la zona de tres cuartos. Una zona del campo especialmente crucial en el 4-2-3-1 de Pioli. En este momento es imposible imaginar cuál será la composición final del departamento, pero lo cierto es que las maniobras afectan a los tres sectores.
El punto de partida parece bastante claro: uno de Messias y Saelemaekers se marchará, esa es una zona del campo en la que el Milan -no a día de hoy- tiene una necesidad vital de elevar el nivel de calidad. De los dos, el que tiene más posibilidades de decir adiós es el brasileño.
En parte porque el belga es un hombre de mayor equilibrio y en parte -quién sabe- quizás porque Messias había sido una compra muy defendida por Maldini. ¿Quién llegará? Si hasta hace unos días volvía a estar de moda el nombre de Berardi -a estas alturas un gran clásico del verano-, el más caliente parece ser Pulisic. Jugador nacionalizado estadounidense pero con pasaporte comunitario (detalle nada baladí), 24 años, en busca de redención tras un año poco inspirado y -al parecer- dispuesto a rebajar su sueldo para vestir la camiseta rossonera.
Estos son los principales indicios que conciernen a Christia, además del hecho de que su contrato con el Chelsea expira en 2024 y, por lo tanto, será necesario encontrar un acuerdo con los Blues sobre el precio de la ficha.
Una certeza, una incógnita y una situación que hay que cerrar cuanto antes. En el centro de los tres cuartos, el club rossonero reflexiona profundamente tras el adiós de Díaz. Brahim era una opción que en Via Aldo Rossi hubieran querido llevar a buen puerto, pero el Real Madrid no lo ha permitido: el español vuelve a la base y renovará su contrato. El problema es que la alternativa a Díaz, es decir, De Ketelaere, no es precisamente una certeza. No hay más que ver el tenor de las declaraciones en el seno del Milan para entenderlo: si hasta hace unos meses CDK, más o menos palabra por palabra, ‘definitivamente se quedará con nosotros, la próxima temporada será el punto de inflexión’, en el último periodo (más de) algo ha cambiado.
El propio Pioli habló de ‘evaluaciones en curso’ sobre el 90 belga. Lo seguro es que no se barajará la hipótesis de una cesión. Por lo tanto, hay dos caminos: la permanencia en Milanello para intentar dar sentido a los 35 millones invertidos en él, o un traspaso definitivo por no menos de 28 millones, para evitar minusvalías. Una cantidad elevada, para un jugador de perspectiva pero que viene de una temporada muy mala.
Otro que debería marcharse es Adli, que en su primer año en Milanello reunió la miseria de 138 minutos. Difícil, sin embargo, pensar que tanto él como De Ketelaere dirán adiós al mismo tiempo. Mientras tanto, sin embargo, en esos metros cuadrados detrás del delantero centro debería haber pronto una nueva llegada, que es la de Kamada.
El giro directivo se ha llevado por delante algunos nombres, pero se ha librado de otros, y el japonés que abandona el Eintracht con parámetro cero es uno de ellos. Al Milan le habría gustado cerrarlo en los últimos días, pero antes hay que completar el proceso burocrático de sus agentes.
Kamada tiene además el gran mérito de poder moverse por la izquierda, donde Rebic y Origi podrían despedirse simultáneamente. Ambos están fuera del proyecto táctico de Pioli, pero ambos lastrados por salarios importantes (3,5 el croata, 4 el belga).
Todo por comprobar, por tanto, el acierto de estas dos cesiones. Aparte de Kamada en el lateral, si tanto Ante como Divock dicen realmente adiós, también se necesitaría una alternativa a Leao en este costado. El nombre de Okafor, un viejo anhelo rossonero, podría volver a ponerse de moda, pero habría que presupuestar un desembolso de al menos 20 millones.