Yunus Musah, ya ha dicho sí. O sí, según se mire. Porque Musah tiene cuatro pasaportes en el bolsillo -estadounidense, italiano, británico y ganés- y otros tantos pedazos de historia personal en la mochila: dos de ellos, el estadounidense y el italiano, podrían encajar pronto, igual que el centrocampista estadounidense del Valencia está listo para encajar con las otras piezas del mosaico del centro del campo del Milan.
Después de Pulisic, el Diavolo prepara la estocada para otro disparo made in USA: el equipo que está naciendo tendrá una marcada actitud europea -músculos, agresividad y verticalidad, como es costumbre en la Liga de Campeones- y una compatibilidad muy alta con el mercado estadounidense.
Donde el Milan ya está en lo más alto, con una base de 43 millones de seguidores (fuente: Nielsen), una marca que lidera entre los clubes italianos (fuente: YouGov), y una red de sinergias creada entre Gerry Cardinale, número uno de RedBird, propietaria del club, y los New York Yankees del béisbol, pero aspira a crecer aún más: “Esa zona es nuestra tercera mayor base de seguidores”, dijo recientemente el consejero delegado del Milan, Giorgio Furlani. “Tenemos muchos seguidores y 15 peñas del Milan entre Canadá y Estados Unidos, tenemos un accionista estadounidense y también una asociación con los Yankees. Nos gustaría traer más Milan y más rossoneri a esta zona”.
La gira que comenzará el viernes también funcionará en este sentido. Christian Pulisic, la cara conocida del fútbol estadounidense en su país, actuará como potenciador. ¿Y si además se añade Musah, su compañero en la selección y el estadounidense más joven en participar en un Mundial?
Y aquí entramos en el terreno de las negociaciones con el Valencia, donde el ritmo ha sido constante pero sin picos. Hasta ahora. Porque el Milan, una vez cerrada la operación Reijnders, ahora quiere apretar por el tercer centrocampista que ceder a Pioli para reconstruir el departamento huérfano de Tonali (por cierto, les ha ‘pagado’: con los 70 millones más primas de su traspaso se han financiado las compras de Loftus-Cheek, Pulisic y Reijnders, y aún queda hueco para Musah).
El centrocampista, nacido en Nueva York pero criado en Castelfranco Véneto, gusta porque está en la edad adecuada para reivindicarse en el club rossonero y convertirse en un activo técnico (cumplirá 21 años en noviembre), porque ya ha adquirido experiencia a alto nivel jugando como titular en la Liga y porque puede cubrir varios roles: como mediocentro en un centro del campo de tres como planea el entrenador, pero también como central clásico en el 4-2-3-1 que ha dado un Scudetto.
El Milan le sedujo casi de inmediato: club y jugador llegaron a un principio de acuerdo de 2 millones netos por temporada. El acuerdo con el Valencia, sin embargo, aún no se ha producido, porque los españoles querrían cobrar 25 millones mientras que los rossoneri pretendían cerrar por unos diez millones menos.
Es necesario un acelerón, y eso es lo que ocurrirá en estos días: el Milan presentará una oferta mejor, más cercana a los 20, digamos del orden de los 18 millones, y esperará la respuesta de España. Firme en el deseo de Musah de vestirse de rossonero: la voluntad del jugador ha dirigido todas las demás operaciones de este mercado y en Via Aldo Rossi esperan que ocurra lo mismo con Musah. En la semana puede cerrarse.
Unos metros más adelante, algunas reflexiones están en marcha. Porque el Milan necesita un delantero centro para alternar con Giroud y un extremo derecho para flanquear a Pulisic. Furlani y Moncada están entre dos fuegos: si el iraní Taremi aterriza en Milanello como 9, el nigeriano Chukwueze encontrará la puerta cerrada y viceversa. Ambos son extracomunitarios y sólo hay sitio para uno en la plantilla.
El Oporto, por su parte, ha hecho saber que Taremi no está en venta a menos que haya ofertas sensacionales: no es el caso del Milan. Pero cuidado con los pliegues del mercado. Taremi expira dentro de un año y la hipótesis de aterrizar en la Premier League como agente libre le intriga, pero si se viera obligado a marcharse ahora, la pista rossonera es una de las más calientes.
Y si, por el camino, en agosto, el Oporto rebaja sus exigencias… Para Chukwueze, el diálogo con el Villarreal continúa. Con los amarillos también suena el nombre de Danjuma, un comodín ofensivo que puede llegar cedido sin intereses y que no excluiría a Chukwueze: al Milan le gustaría contener los gastos, uno o dos millones. ¿Lo conseguirá?
EL PSV QUIERE LA CESIÓN DE CDK
Las vacaciones españolas de Charles De Ketelaere llegan a su fin: el miércoles, el rubio regresará a Milanello y se inaugurará oficialmente su segunda temporada como jugador del Milan. Cuánto durará, sin embargo, está todo por ver: CDK, se sabe, está en la lista de jugadores transferibles y el Milan espera ofertas a la altura de la inversión realizada hace un año.
Una inversión alta, muy alta, que había vaciado por sí sola prácticamente todo el presupuesto disponible para el mercado posterior al scudetto. El fichaje de De Ketelaere por el Brujas había costado 35,5 millones: venderlo ahora sin salir perdiendo es una misión complicada y en Portello lo saben. Por eso en el Milan está surgiendo una idea: en condiciones favorables, se puede considerar incluso la hipótesis de un préstamo con derecho de rescate. Es en este contexto en el que hay que enmarcar el interés del Psv Eindhoven por De Ketelaere: el belga gusta a los rojiblancos pero sólo en calidad de cedido, el Milan está dispuesto a escuchar pero el acuerdo sólo puede hacerse bajo ciertas condiciones.
El precio fijado por los rossoneri es de 28-30 millones: si CDK se marcha por estas cifras, descontado el primer año de amortización, el Milan evitaría una minusvalía. Para abrir una cesión temporal, sin embargo, sería necesario que la otra parte aceptara una opción de compra superior a los 20 millones. El Psv, que acaba de comprar a Noa Lang, ex compañero de De Ketelaere en el Brujas (además de antiguo objetivo del Milan) y busca al sustituto de Xavi Simons, es el club adecuado para que la operación despegue. Todavía no hay una negociación real, pero puede tomar forma a lo largo del mercado.
Lógicamente, habrá que centrarse en las intenciones de De Ketelaere, que de momento parece convencido de quedarse para demostrar que esos 35,5 millones estaban bien gastados. Las maniobras de llegada del Milan (Pulisic a la cabeza) y los cambios tácticos en los que trabaja Pioli, sin embargo, le empujan cada vez más a los márgenes del proyecto: hacerse cargo del Diavolo tras un primer año infructuoso (ningún gol en 40 partidos, muchos de los cuales empezó en el banquillo) y con una competencia aún más feroz que la de la temporada pasada sería una tarea casi imposible. Y si los holandeses se lo toman en serio…