
La operación restyling ha comenzado. Tras los fichajes de Loftus-Cheek, Reijnders y Pulisic, y con el apretón por Musah, el Milan se prepara para virar hacia el 4-3-3. Dinamismo y verticalidad al poder, gracias a un injerto capaz de garantizar intensidad y cubrir más metros de campo que antaño. Los rossoneri cambiarán en calidad, características y estilo.
El corazón del nuevo Milan empieza por los músculos. Con Loftus-Cheek, Reijnders y quizás Musah, Pioli dispondría de una batería de centrocampistas completamente diferente a la de las últimas temporadas. Para configurar una línea medular más europea, una carta útil sobre todo en la Liga de Campeones, donde suelen aumentar las rotaciones.
En la última temporada, por ejemplo, el equipo sufrió en no pocos partidos (como en los dos derbis de semifinales contra el Inter). En este sentido, el técnico rossonero ha dejado claras sus ideas desde el primer día de concentración: “Me siento como el arquitecto de una casa en la que la estructura es sólida, pero hay que reformar y revisar algunas zonas. Buscamos jugadores de calidad e inteligencia, con los que también se puedan probar cosas nuevas desde el punto de vista táctico”.
Por tanto, no sólo cuestiones técnicas. Pero, ¿quién hará qué en el nuevo centro del campo? El punto de partida es Ruben Loftus-Cheek, la primera compra del verano. Jugador físico, puede cubrir varias demarcaciones (mediapunta, trequartista a lo Kessié y centrocampista en el 4-2-3-1), pero ya ha dejado claras sus intenciones: “Pioli y yo estamos alineados, jugar más cerca de la portería me permite hacer daño a los rivales y ser más prolífico”.
“En el Chelsea, tanto con Sarri como en la Academia, jugábamos con el 4-3-3. Es la forma en la que mejor me encuentro”. En definitiva, el inglés será un clásico ‘box-to-box’ de correr e intensidad. En el centro del campo estará Tijjani Reijnders, deseado por el entrenador para dar un nuevo enfoque al equipo. El holandés será el mediapunta de los rossoneri, pero interpretará el papel con mayor agresividad y características propias.
Además, el ex-Az podrá aportar un plus en cuanto a goles (7 la temporada pasada, junto a 12 asistencias) y jugadas a balón parado, un punto nada desdeñable en su currículum. Desde la fase de interdicción y control hasta la de remate, Reijnders dominó en la Eredivisie sobre todo por posesión y gestión del balón bajo presión, actuando como un equilibrador atípico.
El elemento que debería completar el trío central es Musah, otro objetivo por el que Furlani y Moncada están apretando en estas horas. El americano del Valencia gusta y tiene un tonelaje menos imponente que Loftus-Cheek, pero es como él un excelente incursor y también aquí las ventajas estarían en términos de carrera y dinamismo. En síntesis extrema, el nuevo Milan regateará menos y buscará a menudo el desmarque y la verticalización, con más energía para garantizar en los duelos.
Así, en las ideas de partida, sin considerar soluciones listas para tomar el relevo en el curso del trabajo. Una sobre todo, el regreso de Ismael Bennacer tras lesión. El argelino, pilar del equipo, confirmará la intensidad de sus nuevos compañeros aportando una buena dosis de geometría y polivalencia. Lo que también tendrán que dar los comodines del departamento, Tommaso Pobega y Rade Krunic.
El primero ya ha demostrado su utilidad como medio centro. El segundo, en el medio, puede jugar en cualquier sitio e interpreta siempre los distintos papeles con seguridad y fiabilidad. Ha jugado de mediapunta, de exterior, de trequartista, de segundo delantero, de delantero centro e incluso de lateral. En resumen, cuando se trata de echar una mano, no se echa atrás. Pioli lo sabe y también cuenta con el “todoterreno” para no perder el equilibrio.