Quién es y como juega Yunus Musah

Esta vez ‘nomen omen’ no funciona. Yunus significa ‘paloma’, ‘persona de paz’, pero este estadounidense de 20 años es de todo menos tranquilo, al menos cuando juega. Mientras tanto, levanta la cabeza, llama a sus compañeros, lucha y pelea, colecciona tarjetas amarillas e intenta colocarse en el centro.

El Milan se ha hecho con un luchador que creció en Italia, en las calles de Castelfranco Veneto. Su padre trabajaba en una fábrica de maquinaria agrícola, su madre tenía una tienda de comida africana y cosméticos. Solía divertirse como portero, sólo para arrancar desde la defensa con el balón en los pies y llegar hasta la portería, burlándose de los demás.

Imposible no quererle. La marca de fábrica del nuevo rostro rossonero es una gran sonrisa, aunque cuando entra en el campo suele transformarse, encarnando los dogmas del centrocampista desnudo. Nacido en Nueva York casi por casualidad -su madre fue a visitar a una prima a Manhattan un par de meses antes de dar a luz-, eligió representar a Estados Unidos porque se encuentra a gusto con la Generación Z americana: McKennie, Dest, Reyna. Chicos “guays” y simpáticos, como declaró a Sportweek en 2021: “Nunca he vivido en Estados Unidos, pero siempre me he sentido cómoda con ellos”. Musah participó en el último Mundial y ya suma 27 partidos con la selección.

Antes de vestir las barras y estrellas, jugó unos años en las categorías inferiores de la selección inglesa. Después de vivir en Italia, su familia se trasladó a Inglaterra por motivos de trabajo. Musah fue descubierto en un parque por ojeadores del Arsenal. Gracias a un par de regates, unos cuantos goles y la cabeza siempre alta, manifestación de un liderazgo innato desde pequeño.

Una vez, en las filas del Giorgione, el equipo de Castelfranco que lleva el nombre del pintor de “La Tempestad” y los “Tres Filósofos”, cogió el balón en defensa, saltó por encima de tres hombres y se lanzó a por el gol.

Uno de sus antiguos compañeros, Mattia Dalla Santa Casa, milanés de pura cepa, nos cuenta: “Nunca le quedaron grandes los pantalones. Sus padres no podían permitirse un par de botas de fútbol, Yunus jugaba con los de sus hermanos, así que nuestras familias le ayudaban’.

Musah habla inglés, italiano, ghanés y español. En Londres se hizo un hombre, en Castelfranco aprendió a amar el fútbol, mientras que sus padres -nacidos y criados en Accra- le transmitieron el amor por sus orígenes: ‘La comida que como es cosa de sangre’. En 2019 rechazó un contrato de dos años en el Arsenal para vestir la camiseta del Valencia.

Musah es un comodín, un elegido para desquiciar a las defensas rivales. Gattuso siempre ha jugado con él como centrocampista izquierdo en un centro del campo de tres hombres -el mismo papel que desempeñaría en el conjunto rossonero-, pero en ocasiones también ha jugado como lateral derecho ofensivo. Mientras tanto, algunos números.

Musah viene del mejor año de su carrera. Jugó como titular en el Valencia, participó en el Mundial con Estados Unidos y acabó en el punto de mira del Milan. Es un centrocampista sólido y concreto que quizá no llame la atención, no marque goles ni dé la asistencia decisiva, pero da equilibrio y es fundamental. A Musah hay que analizarlo con datos, casi “desempaquetarlo”.

El año pasado jugó 37 partidos, dio un par de pases ganadores y ganó al menos seis entradas por partido. Su mapa de calor llama a la reflexión: la “zona roja” está sobre todo en el lado derecho del campo, pero también en el centro. Ductilidad, en efecto. La clave para abrir su mundo. Además de la sonrisa de siempre.