Victor Apugo: el descubridor de Chukwueze

La palabra clave de su mundo es “espontaneidad”: “En 2015, en el Mundial Sub 17 de Chile, ganó la Bota de Bronce y una serie de premios en metálico. Ya en Nigeria me los quería dar para demostrar su gratitud. Le dije que no podía, se los había merecido con su talento”.

Los recuerdos de Víctor Apugo se cruzan con un momento agudo. ex gerente general de la Diamond Football Academy -la escuela de fútbol donde creció Chukwueze- y hoy presidente de la Superstars Football Academy (de la que Samuel es vicepresidente honorario), fue el primero en creer en las capacidades del nuevo extremo del Milan: “Yo le aconsejé que invirtiera y con ese dinero compró un terreno, pero también me lo compró a mí. Quería saldar su deuda, mostrarme cariño con un gesto que lo dice todo de él y de su bondad”.

Víctor acompañó a Samuel a Milán para la firma del contrato y estuvo con él en las primeras semanas en Italia: su vínculo se ha vuelto más y más fuerte a lo largo de los años. “Sammy ahora es un hombre, pero sigo aconsejándolo y estoy feliz de que mis sugerencias a veces sean útiles. Hablamos todos los días, lo nuestro es una confrontación diaria”.

Cuando Apugo responde a la Gazzetta, está justo al lado de Chukwueze. Con él, activa la máquina del tiempo y recorre su historia: “Cuando nos conocimos él estaba en la secundaria. Estaba loco por el fútbol y uno de sus primos lo llevó a la Diamond Academy, en ese momento yo era el gerente general”.

Al principio, verle sobre el césped costó más que unos cuantos esfuerzos: “Le presenté al míster, no le dejaba jugar porque era demasiado joven. Tras un poco de insistencia, le dio una oportunidad y luego llamó ‘Gracias, he encontrado al hombre adecuado para nosotros’. Samuel entró así en nuestro grupo y comenzó a participar en todos los torneos, siempre fue premiado como MVP”.

El periplo del número 21 del Milan hunde sus raíces en Ugba-Ibeku, en Nigeria. Fue allí, en una de las zonas más pobres y sin agua de África, donde nació el 22 de mayo de 1999: “Creció en un lugar difícil, pero siguió siendo un buen chico. Se hizo muy popular entre sus compañeros”.

“Tenía un gran talento con el balón en los pies, vivía con su madre y sobre todo al principio no fue fácil porque en casa no se veía con buenos ojos el fútbol, ​​querían que Sammy se concentrara en sus estudios, terminara la secundaria y ir a la universidad para tener un futuro en paz. Pero cuando ingresó a nuestra Academia en Umuahia, la mejor del estado, su madre entendió que podía llegar lejos”.

Víctor adopta a Samu como a un hijo (“Vivía en mi casa, no en el campo del equipo”), lo toma muy en serio y lo apoya en cada paso: “Lo acompañé a él y al equipo en muchos partidos, en Nigeria vimos muchísimos. Caminos traicioneros, interminables viajes de noche. Viajes de más de 12 horas para llegar por la mañana a jugar un partido”.

Un sacrificio tras otro, con principios claros: “Utilicé el proverbial método del palo y la zanahoria. Mantenerlo ocupado y alejado de todas las distracciones de la juventud fue fundamental para formar su mentalidad”.

La historia entronca luego con el salto a Europa: “Antes de la llamada del Villarreal, el interés del Arsenal era fuerte por él. Sammy fue a Londres a visitar sus estructuras y conoció a Wenger. Después del Mundial Sub-17 le hicieron una gran oferta por él y Kelechi Nwakali (hoy en el Chaves, en Portugal), otro jugador nuestro, pero al final solo Kelechi se fue a Londres”.

“Volvió a Nigeria y siguió entrenando con nosotros de una manera cada vez más dura y con una convicción diferente. En ese momento, el Villarreal se fijó en él y le hizo la oferta adecuada. Su amigo Osimhen acababa de irse al Wolfsburgo y no veía la hora de competir con Europa”.

El traspaso a España está ligado a una última anécdota contada con una sonrisa. “Lo dicho, siempre ha sido un buen tipo. Tímido, reservado, amable. Un día, paseando por Vila-real, entró en una tienda de deportes y gastó miles de euros en ropa de entrenamiento para nuestra Academia de Fútbol Superstars”.

“Todos los años acogemos un torneo de scouting donde compiten las mejores academias de Nigeria en presencia de ojeadores de Europa y América, cuando vuelve viene a visitarnos y entrena con los chicos, nos sigue y se preocupa mucho, quiere que los jóvenes tienen la oportunidad de hacer sus sueños realidad”. Un poco como lo que le pasó a él.