Rafa Leao marca en acrobacias, sirve deliciosas asistencias para Theo, esprinta por la banda con Celik, un rival directo en el Roma-Milán, agarrado a sus calzoncillos. Y luego otra vez: Rafa corre, participa, presiona, sale agotado por los calambres o se queda en el banquillo para apoyar a sus compañeros en los minutos finales, como ocurrió en el Olímpico. ¿Es posible que todas estas habilidades se concentren en un solo jugador? Para Pioli sí, pero con una aclaración: “Leao tiene superpoderes y ahora sabe que tiene que ponerlos a disposición del equipo”.
Rafa es un superhéroe y los superhéroes tienen misiones ambiciosas: la suya es marcar veinte goles en Liga para entregar al Milan el vigésimo Scudetto de su historia”. Leao en formato 20×20. El maxi Rafa es en realidad un objetivo al alcance de la mano: en la Serie A es cuestión de subir otros cinco peldaños.
De los 15 goles en 2022-23, a los 20 como su próximo destino. La meta de la segunda estrella, que se prendería en la capa de Leao, estaría así más cerca: Rafa cuenta con valiosos ayudantes, algunos son viejos amigos, otros son nuevos camaradas dispuestos a apoyar su ‘misión’. Empezando por el derbi, que todos quieren recuperar.
Leao no nació superhéroe, pero se ha convertido en uno: un poco como Cristiano Ronaldo, con quien compartirá el ataque de Portugal en los partidos contra Eslovaquia y Luxemburgo, el 8 y el 11 de septiembre, clasificatorios para la próxima Eurocopa. En su primera temporada rossonera, Rafa fue un jugador “normal”: físico estándar, rendimiento medio o por debajo de la media. Seis goles en 31 partidos.
El mismo número de goles un año después, con el añadido de seis asistencias: los superhéroes son ante todo generosos. La temporada siguiente, Rafa entregó el Scudetto a los milaneses: 11 goles en liga y el título de mejor jugador del campeonato. Hace un año fue reconocido en la Liga de Campeones. Hoy ha dado un paso más: ha puesto el talento al servicio del equipo.
Los números lo demuestran: Rafa atiende con más atención a sus compañeros. La media de pases acertados ha subido sin parar de 10,74 en la 2019-20 a 16,67 en la actualidad. Pases que, además, se producen en la mitad de campo rossonera: una zona que antes frecuentaba poco. Hoy, Leao también es más solidario con el equipo en fase defensiva: una media de casi cinco pases por partido en campo propio frente a los 2,5 de su primera temporada rossonera.
Rafa, en general, está más implicado porque toca más balones: 45 la media este año, 22 los de la primera temporada, 38 hasta hace un año. Obviamente, siempre es más peligroso: ha duplicado la media de ocasiones creadas (2,3 hoy; 1,4 la temporada pasada), y triplicado el número de toques en el área contraria respecto a su debut. Las matemáticas no son una opinión: Leao es más incisivo y participativo que antes.
Más fuerte que en sus primeras temporadas rossoneras, más líder en comparación con el año del triunfo en el Scudetto o el último paseo en Champions. Pioli lo confirmó tras el triunfo sobre el Roma, asegurado con una media volea de Rafa: “Espero que siga marcando mucho. Debe seguir moviéndose como se ha movido aquí, ha sido un referente de nuestra fase ofensiva”.
“Una vez en largo, otra dentro, otra a la contra. Una vez dentro del área en un centro desde el balón contrario, todavía se le olvida ir allí a veces… Sigue siendo un jugador excepcional, debe continuar así. Sus ganas y su crecimiento desde el punto de vista mental son evidentes para mí, que lo entreno todos los días. Es un chico muy sereno, alegre y motivado”.
Rafa es un superhéroe alegre, y la sonrisa también ha sido un logro. Atrás quedó la expresión aburrida y el andar encorvado que le reprocha Pioli, y que a menudo ponía nerviosos a los hinchas del Milan. Hoy Leao sonríe incluso antes de que el balón entre en la portería y un instante después muestra su cara dura. Rafa es más responsable y maduro.
Sabe poner de acuerdo a todo el mundo, como demuestra el vídeo que circula por las redes sociales en estas horas: en el momento de la sustitución de Loftus-Cheek por Kalulu, en el último partido fuera de casa en el Olímpico, Theo abre mucho los brazos y pide explicaciones a Pioli por el cambio.
El técnico le responde imitando el gesto de la tarjeta: Loftus estaba amonestado, de lo contrario se habría quedado en el campo. Hernández insistió y fue Rafa quien liberó la tensión y puso a todos de acuerdo por segunda vez. La primera vez lo había hecho con un gol: un toque de auténtico campeón, sin duda.