Tras una primera parte sin goles (pero con la lesión de Loftus-Cheek, tuvo que entrar Musah), la segunda parte fue diferente gracias a dos asistencias de Leao para los goles de Pulisic y Okafor (segundo gol consecutivo), otro encuentro más con la puerta a cero y liderando la tabla al menos hasta que juegue el Inter, en plena lucha por el scudetto entre los dos clubes milaneses.
PRIMERA PARTE
El jaque mate llega en dos: Christian Pulisic y Noah Okafor. La jugada decisiva llega pasada una hora, la que da el golpe de gracia al final del periodo. El estadounidense, adicto al ajedrez, atacó alto, jugó con inteligencia y remató. El suizo de las trenzas repite la prueba de Cagliari: toca muy pocos balones, pero marca. Cínico y despiadado. El Milan abofeteó dos veces al Lazio y escaló al primer puesto con 18 puntos, esperando al Inter con el té caliente en la mano. Sarri aguantó un tiempo, desperdició un par de reanudaciones y se dejó caer. Los fantasmas se ciernen sobre la cabeza del entrenador: sólo 7 puntos en 7 partidos.
La primera pregunta de los que se acercan al palco de prensa es toda para Adli: “¿También juega hoy, no?”, preguntan los aficionados con ojos curiosos. Afirmativo. Empieza en el medio, como contra el Cagliari, con Loftus-Cheek y Reijnders a ambos lados. En Milán, Leao, Giroud, Calabria y Maignan regresan como titulares. Está Kjaer en lugar de Thiaw. Luego Theo y Pulisic. Sarri confirma a Romagnoli desde el 1′, pero deja a Immobile en el banquillo: 6 goles en su carrera en San Siro para él, pero juega Castellanos. Rovella también entra por Cataldi. Provedel, Hysaj, Marusic y Casale completan el once, Guendouzi y Luis Alberto en el medio y finalmente los laterales habituales, Zaccagni y Felipe Anderson. En la grada, un par de caras conocidas: Zlatan Ibrahimovic y Luciano Spalletti.
Los primeros 45 minutos son el manifiesto de cómo se juega el partido en el centro del campo. El Lazio construyó una especie de jaula alrededor de Adli, a partir del cual pasó el hilo del partido: el pressing partía de Castellanos y luego se movía entre Guendouzi y Luis Alberto, ciertamente más desatado que los demás. El Milan hizo lo propio con Rovella, pero la maniobra del Lazio fue más fluida. El Lazio distribuyó el balón por las bandas e intentó arponear el partido con el gancho de las bandas: en el minuto 13, Felipe Anderson se coló entre Kjaer y Tomori, pero chutó desviado. Unos diez minutos más tarde disparó alto desde una buena posición.
Aquí el lápiz rojo rodeó a Adli, culpable de juzgar mal un pase en la fase de acumulación. El francés es el más buscado, despachando decenas de balones con pases filtrados y lanzamientos largos y trepando entre los dos centrales cuando tiene que armar, pero el ritmo es bajo. Las lesiones, por su parte, tampoco perdonaron esta vez a Pioli: a la media hora Loftus-Cheek fue retirado con un problema físico y entró Musah.
El inglés, protagonista de un par de buenas recuperaciones, se enfada tanto por el parón que tira su camiseta al banquillo. Se esperaba la respuesta. En los últimos 15 minutos de la primera parte los equipos se estiraron, y tras un zurdazo espinoso de Leao -Provedel lo hizo bien- y un contragolpe desperdiciado por Luis Alberto, el balón de oro cayó en la media volea de Reijnders (minuto 45). Provedel no controló un disparo de Giroud y la dejó ahí, pero el holandés, a medio metro de la portería, disparó la ocasión del 1-0 al poste exterior. Nos vamos al descanso con el cero a cero.
SEGUNDA PARTE
El Milan se fundió al caer la noche. El rojo del crepúsculo empezó a pellizcar los aros de San Siro en torno a las siete de la tarde y el equipo de Pioli subió el nivel, abandonando los grilletes que le habían atado los pies durante toda la primera parte (gracias en parte a un buen Lazio). El gol de la victoria llevaba la firma del estadounidense.
Pasada la hora de juego, Christian Pulisic adelantó al Lazio tras una buena e insistente jugada que arrancó con Musah, decente en la banda derecha, y continuó en el otro extremo con la izquierda. Marusic cabeceó el balón fuera, Adli encontró a Reijnders en vertical, el holandés pescó a Leao y finalmente Pulisic fue el más rápido en seguir. Un gol fácil -su tercero en la liga-, que Provedel sólo rozó.
A quince minutos del final, más o menos con la misma acción, CP11 está a punto de marcar dos veces con la zurda (bien hecho Provedel). Los movimientos de Sarri se intuían: en el minuto 75, entraron Pedro e Immobile. Los Azzurri se esforzaron. Mientras tanto, en casa, su mujer y su hermano publicaban historias a la dirección de algunos aficionados descontentos con la actuación de Ciro, el mejor goleador de la historia del Lazio, ahora a un paso de los doscientos goles en la Liga A.
Jessica escribió que “la gratitud es una flor rara”. Luigi publicó un emoticono con vómito. Dará que hablar. El golpe de gracia lo dio de nuevo Okafor, en su segundo gol consecutivo (88′). Leao reproduce la acción del primer gol, se deshace de un par de rivales y pasa al centro para el que ha resultado ser su gemelo. El zurdazo perfora a Provedel, el suizo se abraza a su amigo.
Nota de color: Pioli despidió a Adli con una gran ovación. El francés jugó 70 minutos, entró en la acción del gol y se llevó los aplausos de una plaza ahora enamorada de él. Lo hizo mejor ante el Cagliari, pero partidos así forman parte del camino. El suyo no ha hecho más que empezar.