Borussia: el siguiente rival en Champions

Un equipo trastornado. El 27 de mayo, el Borussia Dortmund vivió un drama: 11 años después de su último título (2012), los amarillos y blancos podían volver a ser campeones de Alemania. Le bastaba con ganar en casa al Maguncia (sin goles) para hacerse con el título. Sin embargo, el partido acabó 2-2 y el Bayern de Múnich, ganando al Colonia, alcanzó al BVB, pero acabó por delante de ellos por diferencia de goles.

Para el Dortmund y los aficionados, que para entonces estaban seguros de tener el campeonato en el bolsillo, fue un trauma difícil de superar. “El título perdido me causó más dolor que el diagnóstico de cáncer”, dijo el delantero Haller. “Si estás enfermo no puedes hacer nada al respecto, tienes que aceptarlo y lidiar con ello. El título, sin embargo, estaba en nuestras manos y cometimos un error”.

Una opinión que pone de manifiesto lo difícil que es, a todas luces, para el Dortmund pasar página. El Borussia al que se enfrentará el Milan el miércoles en la Liga de Campeones aún se está recuperando. Faltan algunos jugadores, y sigue siendo la vieja guardia la que tira del carro: Reus (al que le quitaron el brazalete de capitán en verano porque hubo que reducir su posición en el equipo) y Hummels.

El Borussia está sufriendo especialmente el pressing de todo el campo. Tras perder a Bellingham (traspasado al Real Madrid en verano), al equipo le cuesta crear juego. Sabitzer y Nmecha en el centro del campo no están causando impacto, Sule y Schlotterberck en la zaga cometen demasiados errores.

Emre Can, ascendido a capitán en verano, sigue sin estar en condiciones y ha perdido la titularidad en los últimos partidos. Los departamentos están demasiado desconectados entre sí, y por eso los amarillos y blancos sufren sistemáticamente los contragolpes de los rivales. Los aficionados están perdiendo la confianza en el entrenador Terzic, al que consideran demasiado blando con el equipo. Algunos fallos de concentración se achacan al entrenador.

Reus, Brandt y Hummels. Son ellos los que actualmente arrastran al equipo. Su clase ha permitido al grupo ganar partidos en los que no lo había hecho bien (como el del viernes contra el Hoffenheim o el de hace una semana contra el Wolfsburgo). Reus ha marcado tres goles en los tres últimos partidos de liga, aplazando así el plan de descenso de categoría que se preveía para él. Brandt es el único que tiene tacos y consigue acelerar la maniobra apuntando (y saltando) a los rivales.

Hummels, además de defender, se ha redescubierto como goleador. Con su doblete contra el Friburgo el 16 de septiembre, es el jugador del Dortmund de más edad en marcar dos goles en un mismo partido (34 años y 274 días). Todo esto, sin embargo, crea confusión en el vestuario: la filosofía del club, que siempre ha sido dar espacio a las jóvenes promesas, se ve de hecho trastocada por el veredicto sobre el terreno de juego.

Terzic se ve ahora obligado a dar espacio a la vieja guardia y, de repente, el Dortmund, en las primeras jornadas del campeonato, saltó al campo con la media de edad más alta desde 2007 (27,56 años). Aún más alta era la media de edad de los jugadores de la portería (29,27). Este no era el plan. Y por eso los amarillos y blancos aún no han encontrado su equilibrio esta temporada.