La última renovación del contrato, hasta 2026, está fechada en 2022, un puñado de meses antes del Scudetto celebrado al sprint contra los primos del Inter. En la foto de rigor, tomada el 11 de febrero de 2002, se puede ver a Theo Hernández estampando el preciado autógrafo en la sede del Milan junto al consejero delegado Gazidis, el entrenador Maldini y el director general Mazzara. Neto de una gestión rossonera puesta a cero por las decisiones de la nueva propiedad, el francés sigue en Milanello a las órdenes de Pioli, blindado por un contrato hasta 2026 que le permite ganar 4 millones netos más primas.
Ya el pasado mes de julio se habían producido algunas muestras de interés por Theo por parte de clubes de primer nivel, pero el Diavolo, que había vendido a Tonali al Newcastle, ni siquiera escuchó las primeras aproximaciones de aquellos (sobre todo Psg y Manchester United) que querían comprar al lateral zurdo.
El próximo verano, sin embargo, el final de la historia podría ser diferente. Porque en junio-julio se disputará en Alemania la Eurocopa y Hernández está llamado a jugarla, como protagonista, con la camiseta de Francia. Un gran escaparate continental, quizá tras una buena Liga de Campeones y una temporada importante en la Serie A, podría empujar al club del Emir a realizar una importante inversión por el número 19 rossonero. De este modo, también se haría realidad el sueño de su hermano Lucas, que llegó bajo la Torre Eiffel hace unos meses y espera compartir vestuario con Theo no sólo en la selección.
Cuidado, sin embargo, con el ambicioso Manchester United, que gasta mucho en el mercado cada verano y que en el futuro podría verse empujado aún más hacia las grandes apuestas por la entrada en el accionariado de Sir Jim Ratcliffe, destinado a salir con una participación minoritaria, pero luego a hacerse con el control del club. Convencer al Milan para que deje marchar a Hernández requerirá una oferta… a la Tonali. Es decir, de 60 millones para arriba.
Dinero que sería necesario para comprar al sustituto, pero más en general para reforzar al equipo en varias funciones. Porque igual que el sacrificio del ex-centrocampista del Brescia ha permitido a Furlani y Moncada hacerse con jugadores en todos los departamentos (Luftus-Cheek, Pulisic, Reijnders y Chukwueze, por citar algunos), el adiós del canterano de la Real podría desencadenar un segundo plan de reestructuración, desde el desembarco de un delantero centro que pueda alternar con Giroud (Jovic no convence por el momento) hasta el necesario lavado de cara en el corazón de la defensa. De momento, nadie de Via Aldo Rossi ha concretado nada para prolongar el contrato de Hernández más allá de 2026. Tanto es así que en 2020 declaró: “Me quedaría aquí de por vida”.
La prioridad rossonera parece ser encontrar un acuerdo con Maignan, pero tampoco se subestimará la cuestión Hernández, tanto porque es considerado por Pioli como uno de los poquísimos jugadores insustituibles (tras el adiós de Ballo-Touré, no tiene un alter ego ‘puro’) como porque en Génova, antes del parón, sin Calabria en el campo, lució el brazalete de capitán.
En el mundo milanista, en definitiva, tiene mucho peso: es un líder capaz de dar la campanada cuando en el campo arranca con el balón al pie y acelera, pero también cuando hace oír su voz en el vestuario. Contra la Juventus no estará por inhabilitación y quizás Pioli lo sustituya adaptando a Florenzi en ese costado, mientras que en cuanto al futuro, se sigue de cerca el crecimiento del talentoso Bartesaghi (recién firmado su primer contrato profesional) y la historia de Juan Miranda, que actualmente expira su contrato con el Betis y es un potencial cero parámetro para 2024/25.
Para adelantarse a la competencia, el español nacido en 2000 también podría llegar en enero por una módica cantidad. Sin duda, es un objetivo para la próxima temporada. Pero no para sustituir a Hernández en el once titular, porque es uno de los mejores laterales izquierdos del mundo.
La afición del Diavolo espera que ni el PSG, deseoso de construir un equipo cada vez con más franceses, ni el United, en busca de la supremacía en la ciudad perdida desde hace años, presenten ofertas irrenunciables. Desde luego, los rossoneri no quieren perder a su francés… con un turbo.