Respetar el estribillo “Sólo hay un presidente”, después de exclamar “Forza Milan” en presencia del presidente de Estados Unidos: si se tratara de los mejores momentos de un partido, Gerry Cardinale habría ganado. Sobre todo porque Joe Biden, el hombre más poderoso del mundo, es también un gran aficionado al fútbol, y por eso mismo no se habrá perdido los pasajes ‘rossoneri’ -muchos- del discurso que el número uno de RedBird, propietario del Milan, pronunció anoche en Washington, con motivo del 48º aniversario de Niaf, una organización sin ánimo de lucro con sede en Estados Unidos que promueve la cultura y el patrimonio italianos.
Cardinale, de origen abruzo, siciliano y campanés, fue galardonado por sus finanzas, y a la ceremonia asistieron Joe Biden y su esposa Jill, la primera Primera Dama de origen italiano de la historia. Bueno, si el proyecto de Cardinale es llevar al Milan a lo más alto abriendo camino en la doble vía del rendimiento en el campo y la mejora de la marca en términos de imagen, se trata de una bonita aceleración.
Si el deporte y el espectáculo han de convertirse en uno, éste es un golpe de efecto de Showtime. Los próximos tendrán que anotárselos su Milan, que medirá sus ambiciones de Scudetto contra Juve y Nápoles los días 22 y 29 de octubre en la reanudación tras el parón, y buscará una noche de gloria en casa de Mbappé el 25 de octubre contra el PSG en la Liga de Campeones.
Cardinale no estará en el estadio porque su agenda en las próximas semanas está repleta de compromisos laborales: volverá a San Siro el 7 de noviembre, para el partido de vuelta contra el PSG. Si Leao y sus compañeros siguen corriendo en la liga, y si rompen el hielo en la Liga de Campeones, pues habrá diversión para rato.
Lo que hay ahora es pasión, estrategia, ganas de crecer: Cardinale habló de ello, repasando lo que ha hecho en su carrera y al frente del Milan. En los últimos 30 años he invertido en el deporte y en los medios de comunicación, y pensaba que ya había visto y hecho todo lo que había que hacer en el deporte. Pero este último año como propietario del Milan por derecho propio me ha hecho apreciar de una forma totalmente nueva lo que hacemos para ganarnos la vida.
Sí, ser propietario de una de las marcas más históricas de todo el fútbol europeo es un privilegio y una experiencia única, seas quien seas. Pero como estudioso de la historia, no puedes evitar darte cuenta rápidamente de las gigantescas huellas italianas que estás pisando, así como de tu enorme responsabilidad ante la gente y los aficionados.
Cardinale exclamó “Forza Milan” al final de su discurso, dijo sentirse como en casa en la Piazza Duomo el día del Scudetto, citó a Ibra, “el individuo viene con el colectivo, y si el colectivo lo hace bien, entonces el individuo lo hará bien”, y, al final de la ceremonia, recordó a Berlusconi: “Era una leyenda y un campeón. Y yo intentaré seguir sus pasos para hacer el club aún más grande”.
La afición lo agradeció: Cardinale se detuvo a charlar con una delegación de socios del club milanés en Nueva York. Le dedicaron el coro de presidente -cargo que ocupa Paolo Scaroni, pero el detalle dice mucho de la identificación de GC con el club del que es propietario, cada vez más fuerte a los ojos de los aficionados- y le regalaron una camiseta.
La fiesta continuó en el Café Milano, el histórico local de los presidentes estadounidenses en Georgetown: el propietario Franco Nuschese organizó una fiesta para Cardinale y Stefano Domenicali, el presidente de la F1, a quien también se entregó un premio. Ambos pasaron las primeras horas charlando sobre Milán y la F1, intercambiando ideas sobre cómo mejorar sus respectivos campos.
Los planes de Gerry son claros: devolver al Milan a lo más alto con una gestión sostenible y la creación de nuevos activos, en primer lugar el estadio. En la junta de accionistas del 23 de octubre se harán oficiales los números del primer balance con la marca RedBird, que cerrará en beneficios después de 17 años y con una facturación de más de 400 millones, un récord absoluto para el club. Estamos sólo al principio, diría Cardinale. Cierto: el Milan, mientras tanto, se habrá enfrentado a la Juve y luego retará a Mbappé…