
Vuelve el Milan-Juve. Lo que, a primera vista, parece casi como si nunca se hubiera ido: hace once años y medio, en San Siro, había puntos del Scudetto en juego, Allegri estaba en el banquillo e Ibra lo veía desde la grada, como quizá lo haga el domingo por la noche.
No había Var, que llegó a la Serie A en 2017, pero para comprobar que el gol de Muntari era bueno habría bastado con utilizar la tecnología de la línea de gol, introducida en 2015. Demasiado ‘tarde’ incluso en este caso, y da una idea bastante clara de cuánto tiempo ha tenido que esperar San Siro para albergar un clásico como este a la altura de su historia: hace siglos que falta un Milan-Juve que gane el Scudetto.
El cara a cara de 2011/12 pareció un pase de testigo, pero fue el inicio de un dominio: la Juve de Conte arrebató el Scudetto al Milan de Allegri y empezó a ganar siempre. Con Antonio, con Max, que cambió a bianconero en 2014, y luego con Sarri: 9 títulos seguidos, ninguno como la Signora. El Milan, para volver a celebrar un Scudetto, ha esperado once años, pasando por tres propietarios y ocho entrenadores, solo para volver al punto de partida, Ibra de nuevo en el motor, pero con un abismo entre el pasado y el presente en cuanto a la gestión económica y deportiva del club.
Hoy, el Milan es un club con las cuentas en orden, de vuelta a cerrar beneficios tras 17 años de pérdidas y con una facturación de más de 400 millones: nunca tanto en su historia. Tras el Scudetto de 2022 llegó la semifinal de la Liga de Campeones, mientras Leao y compañía afrontan el reto del domingo desde el ático de la Serie A: son primeros, la Juve tercera con -4.
La Signora persigue en la clasificación y también en las cuentas: tras la escalada iniciada en 2011-12, las dos finales de Champions (2015 y 2017) y el golpe Ronaldo (2018), nunca como este verano los bianconeri han tomado un camino más sostenible rebajando la masa salarial y comprando un solo jugador: Weah por 10,3 millones. Pero esto es solo el principio: el presupuesto de 2023 se cerró con un saldo rojo de 123,7 millones, una notable mejora respecto al menos 238 de 2022.
Durante el paréntesis chino de Li Yonghong, el Milan quemó más de 200 millones en el mercado, fichando a un jugador de la Juventus, Bonucci, que sigue siendo la compra rossonera más cara: 40 millones. La llegada de Elliott lo ha cambiado todo: sostenibilidad se ha convertido en la palabra clave. El fondo estadounidense ha renovado la dirección y revolucionado el área técnica, poniéndola en manos de los grandes ex, Leonardo, Boban y Maldini, entrenador del Scudetto (emparejado con el entonces director general Massara): el excapitán consiguió ganar como jugador y como entrenador.
El Milan se ha reconstruido apostando por una mezcla de campeones jóvenes y experimentados, de Leao e Ibra a Hernández y Giroud, una filosofía que también llevan adelante Cardinale y RedBird, propietario desde 2022. Este verano se ha producido el último giro: tras el adiós de Maldini y Massara, el mercado está gestionado por un equipo. El consejero delegado Furlani a la cabeza, Moncada y D’Ottavio a su lado.
La de la Juve, en cambio, ha sido una auténtica revolución a nivel corporativo: tras la dimisión del consejo de administración (noviembre de 2022), a principios de 2023 terminó oficialmente la era Andrea Agnelli y comenzó la de Ferrero (presidente)-Scanavino (consejero delegado), con Cristiano Giuntoli al frente del área técnica desde el 1 de julio.
En cuanto a los últimos 100 años, el compromiso de la familia Agnelli es el mismo, que en las últimas semanas, al margen de las celebraciones por el siglo de propiedad del club, lanzó una nueva ampliación de capital de 200 millones.
Los entrenadores El hilo conductor, para ambos, en el banquillo: Stefano Pioli llegó hace cuatro años como entrenador interino y se ha convertido en un pilar. Su A.C. Milan gana disfrutando, y lleva cinco partidos sin perder contra la Juve: en caso de resultado positivo también el domingo, Pioli se convertiría en el primer entrenador invicto durante seis partidos seguidos con los bianconeri en la historia del Milan.
Frente a él estará Massimiliano Allegri, en su octava temporada al frente de la Juve, la tercera de su segunda vida con la Signora. Tras un primer ciclo de cinco Scudetti en cinco años, Max viene de dos temporadas sin títulos. Pero este año, sin copas por sanción, puede convertirse en el del reinicio. Como en la 2011-12, entonces como ahora con el Scudetto como único objetivo.

La vuelta al mundo, esa en la que las distancias entre los departamentos miden kilómetros y pasa un huso horario entre un momento y otro del partido, la decidió un jugador del Milan: Christian Pulisic metió dos goles entre Alemania y Ghana, y repartió una asistencia. Stefano Pioli no podía esperar algo mejor: uno de sus dos mejores goleadores llega con el ritmo adecuado para el superdesafío contra el Juventus. El otro, Olivier Giroud, no marcó pero, lo que es más importante, acumuló 83 minutos en dos partidos: Deschamps no le exprimió, y con la Juve a la vuelta de la esquina, eso está muy bien.
Pulisic, decíamos. Entre los rossoneri de todo el mundo, la portada de esta pausa recién archivada se la lleva el estadounidense. Antes de que Gündogan y sus compañeros dieran el triunfo a Nagelsmann en su debut en el banquillo de la selección alemana, el delantero del Milan había firmado un gol espectacular. Repitió la otra noche contra Ghana, de penal, antes de instalarse en el vestuario en el descanso y quedarse allí, para alegría del Milan.
Reijnders, que a fuerza de grandes actuaciones en el conjunto rossonero se ha ganado la confianza del seleccionador holandés Koeman, también lo hizo bien: Tijjani jugó de titular contra Francia y Grecia, moviéndose entre el centro izquierda y el tres cuartos, como hace en el Milan, y convenció. Para los observadores de su país, el fútbol oranje ha encontrado una estrella: Reijnders inspira, se inserta, agita las cartas en la defensa contraria. El único defecto, el gol: no viene ni de naranja ni de rojo, y ya lo dijo Pioli, de alguien como él esperar más remates y más goles es simplemente lógico.
Leao, la gran expectación de la noche del domingo, fue titular tanto en Eslovaquia como en Bosnia, pero fueron los demás, de Ronaldo a Joao Félix, de Gonçalo Ramos a Bruno Fernandes, quienes celebraron un gol. En la selección tampoco marcó Adrien Rabiot, que paró en Udine, pero en cambio con Francia el jugador de la Juventus recuperó el ritmo de sus mejores días: intensidad combinada con una asistencia para Mbappé ante Holanda y una precisión en el pase cercana al 94%. De Estados Unidos también llegan señales positivas para Allegri, especialmente de Timothy Weah: el hijo del ex rossonero Big George tiene el pie caliente y lo demostró con la asistencia en el partido contra Ghana.
Entre los jugadores del Milan disponibles para el desafío del domingo (Maignan y Hernández estarán ausentes por inhabilitación), sólo dos han jugado 180 minutos de 180: los habituales Reijnders y Kjaer. Simon vive un momento particular: sigue siendo senador del Milan, pero en las jerarquías de la defensa ha perdido posiciones, hoy los titulares son Tomori y Thiaw; en su selección de Dinamarca, en cambio, era y sigue siendo un indispensable: contra San Marino se convirtió en el recordman de apariciones en la historia de Dinamarca, 130, un partido más que Peter Schmeichel.
Simon juega, los titulares rossoneri menos: Tomori, ni siquiera convocado para el Inglaterra-Italia, y Thiaw, descansando en el ‘derbi’ con Pulisic y Musah, han sumado 90 minutos y pico. Pioli los encontrará frescos y suficientemente agresivos para frenar a Vlahovic. Si Dusan aprovechó el descanso para recuperarse de una lumbalgia, Szczesny sumó 180 minutos con Polonia y a su compatriota Milik, 130, sólo le faltó el gol. Si Kostic fue empleado a tiempo parcial por Serbia (90′ repartidos en dos partidos), la joven joya Yildiz debutó con la Turquía de Montella. Sólo los espectadores Bremer y Gatti.
En estos días de descanso, los aficionados milanistas han contado las horas y los minutos: “A ver si esta vez salimos indemnes”. Cómo no entenderles: hace un año, durante los compromisos con las selecciones nacionales, habían perdido a Maignan para media temporada. Las sonrisas se detuvieron a media tarde de ayer, cuando se anunció desde Milanello que Chukwueze se había lesionado con su selección de Nigeria: lesión en el isquiotibial izquierdo, un mes fuera.
Traducido en partidos, Pioli no lo tendrá de vuelta hasta el próximo parón. Chukwueze era el único delantero, junto con Jovic, que aún no se había estrenado en la portería. El parón tampoco trajo suerte a la Juventus: Danilo se lesionó contra Brasil y Allegri, que ya no cuenta con Alex Sandro, se presentará en San Siro con defensas contados (Bremer, Gatti y Rugani), a no ser que se pase a una defensa de cuatro.