Ningún drama, sigamos adelante. Adelante con Pioli, adelante con este proyecto del Milan. El jueves post-París lo dejó claro por encima de todo: el club no cuestiona a un entrenador que ha vivido otra noche de descalabro. Más que un resbalón, un descalabro. El Milan, como siempre, da confianza a Pioli y hace un razonamiento lógico: en París, contra un equipo que gasta mucho más y es definitivamente más fuerte, puede pasar que pierda (quizá no así, aquí…).
Y así, la cabeza a Napoli, que afortunadamente ya está allí, al final del fin de semana. Ayer el equipo sólo hizo terapias, hoy y mañana preparará el tercer episodio del tríptico Juve-Psg-Nápoles, que corre serio riesgo de cerrarse con cero puntos, cero goles marcados, cero comprensión desde las redes sociales. Los aficionados en la red han votado: entrenador culpable, por favor, cambia, y además rápido.
¿Estamos acostumbrados? En definitiva, la relación Pioli-Milanisti parece estar en un plano inclinado: cada vez peor, con victorias que pasan a un segundo plano y derrotas como dramas. En el club, sin histeria, toman decisiones diferentes, aunque sea necesaria cierta reflexión.
Las dudas tácticas del Psg-Milan dejan reflexiones sobre todo tácticas. Pioli optó una vez más por atacar y defender alto, aceptando el riesgo de tener que gestionar muchos uno contra uno. El equipo fue largo, desatado y el Psg se dio un festín. En la cabeza, queda el pensamiento más lógico: contra Mbappé, Dembélé y Kolo Muani, ¿era apropiado correr tales riesgos? ¿Era apropiado dar a un equipo con muchos jugadores rápidos y técnicos la oportunidad de saltar la presión y correr hacia los espacios?
Pioli eligió esta vía porque lleva entrenando así al equipo desde julio y porque un planteamiento más defensivo -bloqueo bajo, dobles sistemáticos, diez jugadores detrás de la línea del balón- no está en el ADN de muchos jugadores que llegaron en verano. Cierto. Sin embargo, con la fácil retrospectiva, es fácil llegar a una conclusión lógica: no funcionó en París.
¿Y ahora? La táctica ha sido el tema del día e incluso algunos jugadores del vestuario hablan de ello. Saben bien que el Psg-Milán, menos traumático que el derbi, ha vuelto a proponer algunos temas del Inter-Milán: la alta agresividad, el equipo largo, el uno contra uno, las inserciones de los mediapuntas, las dificultades ofensivas que juegan un papel en esta historia.
Pioli está ahora llamado a encontrar una solución, menos extrema que el 3-5-1-1 de emergencia del invierno pasado. Evidentemente, los jugadores también tendrán que ayudarle. Los delanteros, que ya no marcan goles. Theo Hernández, que sin su mentor Maldini y su amigo Brahim Díaz parece perdido en sus subidas (pocas) y bajadas (muchas). Loftus-Cheek, eternamente en duda para el próximo partido.
Pioli y Calabria Las relaciones en el vestuario parecen en cambio menos tópicas. En la noche entre el miércoles y el jueves se habló mucho de las réplicas entre Davide Calabria, que es el capitán de este equipo, y Pioli. Las principales frases de Calabria a las televisiones tras el partido: “Quizás estábamos tan desequilibrados que aceptamos el uno contra uno. ¿Problema psicológico o táctico? Un poco y un poco. En ciertas situaciones quizás estuvimos demasiado abiertos.
Tácticamente, ellos estaban mejor situados en el campo que nosotros. Jugaremos, es difícil, pero los que no crean pueden quedarse en casa, nosotros creemos en ello’. A Pioli se le refirió una frase (‘hay que ir a trabajar a Milanello, quien no quiera dejarse la piel es mejor que se quede en casa’) y se lo tomó mal: ‘Davide se equivocó’, respondió. ‘Nadie trabaja en Milanello con poca atención o disponibilidad. Un malentendido a medias.
Pioli se lo tomó mal, la tensión estaba ahí pero se ha superado, también porque la relación entre ambos es históricamente buena: el propio Calabria organizó la semana pasada una fiesta con vídeo por el 58 cumpleaños de Pioli, en la que participaron equipo y plantilla. En cambio, resultan interesantes las reflexiones del capitán sobre las decisiones tácticas, que vuelven a poner sobre la mesa temas candentes, desde el uno contra uno hasta el equipo desequilibrado.
La noche del domingo en Nápoles se convierte entonces en crucial, más por el ambiente que por la clasificación. El Milan es segundo a -1 del Inter y el lunes ya habrá jugado contra todos los candidatos a la zona Champions, excluyendo al Atalanta y al Fiorentina. No es un escenario para organizar un seminario de pesimismo cósmico.
Cerrar octubre con otra derrota, sin embargo, volvería a suscitar discusiones sobre los errores del entrenador y el valor de los fichajes del verano, que el club y el técnico consideran de alto nivel pero que en los grandes partidos siempre han decepcionado. Y así, mejor no pensar en ello, mejor entrar en Sao Paulo pensando en abril, cuando Giroud marcó en la Liga de Campeones y Leao abrió el marcador con una aceleración. Se parecía a Mbappé, eso es todo.