Los aficionados rossoneri más atentos ya le conocieron en verano. En América, Jan-Carlo Simic había aprovechado la gira con los grandes para hacerse notar. Entrenamientos con la cabeza bien puesta, un debut con mucha personalidad y la sensación de que tenía mucho margen de crecimiento. Con las últimas lesiones de Kalulu y Pellegrino, el pequeño central del súper equipo Primavera de Abate subirá al primer equipo. Y Pioli, ya en las próximas semanas, podría incluso darle algunas oportunidades.
El punto de partida se remonta a los meses de verano, cuando Jan-Carlo fue convocado para vivir el sueño de la gira por Estados Unidos junto a sus compañeros Lapo Nava, Kevin Zeroli y Davide Bartesaghi, luego agregados de forma permanente a los grandes.
Lo que impresionó a los entendidos fue su partido contra el Real Madrid, un amistoso disputado desde el primer minuto y sobre todo sin amonestaciones (Gabbia debería haber jugado, luego se mantuvo al margen para evitar riesgos dadas las negociaciones que se estaban cerrando con el Villarreal). El central benjamín había respondido con un partido sólido y atento, mostrándose decisivo en no pocas ocasiones (como la buena parada en el área a Militao).
También lo había hecho bien, mostrando personalidad, en su segunda salida contra la Juve, limitando a menudo a Milik cuando se le pedía. En resumen, si tiene alguna oportunidad en los próximos partidos, será por lo que siembra. Durante el trabajo con Pioli, pero sobre todo en el camino de crecimiento que está experimentando con Abate.
Nacido en 2005, Simic nació en Alemania de padre bosnio y madre serbia, y el Milan decidió apostar por él para el equipo Primavera hace poco más de un año, llevándoselo del Stuttgart por 250.000 euros. Es un medio centro muy físico (mide 1,86 metros), despierto, con buen sentido de la anticipación y que suele jugar en el centro-derecha. Ya en el pasado se acostumbró a pelear con los grandes (se dio a conocer con la selección sub-19 del club alemán) y causó una buena impresión en el Europeo sub-17 de 2022, alcanzando las semifinales con Serbia.
Su primera temporada italiana no fue nada mal, ya que hace unos meses alcanzó la histórica meta de las semifinales de la Youth League. Este año, al menos hasta ahora, las cosas van aún mejor. En el equipo de Abate, primero en la liga junto con el Inter -pero también líder de la ronda europea con el Psg y el Borussia Dortmund-, Simic es insustituible.
Hasta ahora ha jugado los 11 partidos de los rossoneri y (casi) siempre ha permanecido en el campo desde el principio hasta el minuto 90: sólo fue sustituido en los segundos 45 minutos contra el Newcastle, su debut en la Youth League de la temporada en Vismara. Contra el Bolonia, en el segundo partido de liga, incluso aumentó su cuenta con un gol y una asistencia. En resumen, no es una mala tarjeta de presentación.
Si se repasan las publicaciones en Instagram, se puede adivinar su enfoque. Tras la primera derrota de la temporada contra el Psg, hace unos días, Jan-Carlo publicó algunas fotos del partido con una leyenda emblemática: “Decepcionante derrota con muchas lecciones aprendidas. Aún así, orgulloso del espíritu de equipo que mostramos”. Una fotografía del sentido de pertenencia que caracteriza al Milan infantil en esta primera fase de la temporada.
En otra instantánea, relacionada con las semanas de preparación estival, Simic mostraba en cambio una mirada seria, casi estudiosa, detrás de Tomori. Una foto que, vista de nuevo en estos días, ofrece algunas sugerencias a los aficionados. En agosto, Ignazio Abate había resumido el sentido de su trabajo en una entrevista a la Gazzetta: “Creemos que acelerar las etapas de algunos jóvenes talentos, sacarlos de su zona de confort y ponerlos a prueba con algunas dificultades, es un factor importante”. Para Simic, la próxima prueba no será trivial.