El David de Florencia no se deprecia: lo hizo Donatello, tiene casi 600 años pero no falla un gol. El David de Lille, bueno… un poco más. Jonathan David está en una crisis para pedir ayuda: lleva 10 partidos sin marcar, parece haber retrocedido y ha perdido la titularidad. Peor que eso, es difícil. Paradójicamente, el Milan puede sacar ventaja de aquí. Llevan años siguiendo a David, intentaron hacerse con él en verano y ahora pueden volver a intentarlo, con el objetivo de conseguir un precio más bajo. ¿Tan pronto como en enero? Por qué no… Antes de hablar de él (y de otros candidatos), sin embargo, es mejor hacer balance de la situación.
El Milan tiene dos grandes necesidades técnicas: un delantero centro y un defensa central. Por delante sólo tiene a Giroud, porque Jovic no tiene el nivel del Milan en estos momentos y Okafor es sobre todo un delantero exterior. En defensa, está bajo mínimos: en los últimos partidos, sólo ha contado con Thiaw y Tomori.
En verano, se mejoró la calidad de la plantilla en varias posiciones. Dest, Ballo-Touré, Gabbia, Bakayoko, Diaz, Saelemaekers, Vranckx, De Ketelaere, Messias, Origi, Rebic se han marchado y nadie – considerando a Tonali inevitablemente un caso aparte – ha generado remordimientos. El nivel con Loftus-Cheek, Pulisic, Reijnders y Musah ha subido -para los demás, de Chukwueze para abajo, ya veremos-, pero no es suficiente. El reto para enero es añadir (mejor, sustituir) a dos o tres jugadores.
David por popularidad es el primer nombre. Históricamente está valorado en 60 millones, una cantidad que el Milan no puede gastarse en verano, y mucho menos en enero. Sin embargo, ese precio ya ha bajado, porque su contrato con el Lille expira en 2025 y los jugadores que expiran para el Milan -explican Chukwueze y Pulisic- son una prioridad. David hace un año rivalizaba en goles con Mbappé (primero y tercero en la tabla de goleadores), a estas alturas es un extra. No sólo entre los goleadores, con dos míseros goles frente a los 13 del parisino, sino también en su equipo, el Lille, donde el banquillo ya no es un tabú.
Al contrario, el domingo, en el empate a 1-1 con el Toulouse, otro club propiedad de los RedBird, David jugó de titular -después de tres partidos como reserva-, sobre todo gracias a la descalificación de su rival Yazici. Pero lo esencial no cambió: cero goles, muchos errores y un 2 en el boletín de notas de Equipe, así como del diario local La Voix Du Nord.
En resumen, una crisis negra, dado que hace un año por estas fechas, el canadiense llevaba nueve goles en 13 jornadas de liga. El entrenador del Lille, Paulo Fonseca, no lo entiende: “No hay razones para tanta falta de confianza. Es muy fuerte. Sabemos que será difícil seguir con él en el futuro”. El Presidente Olivier Letang también salió a su rescate: “No nos escondemos, Jonathan está pasando por un periodo más difícil, pero los quince días en la selección le vendrán bien”.
Desde luego, David no es el único objetivo invernal. Ni el único en Francia. Al Milan también le gusta mucho Akor Adams, clase 2000, delantero centro nigeriano de gran físico, gran potencia y hábito de marcar goles rápidamente: sólo en liga, 15 goles en el Lillestrom (en Noruega) entre abril y julio, otros 7 ahora con el Montpellier: suficientes para comandar la Bota de Oro.
Un traspaso en enero aquí es muy improbable, pero los caminos del mercado son infinitos y la competencia es relativa. Comparado con David, que se convertiría en el titular del futuro, sería una solución puente: una alternativa a Giroud en el futuro inmediato, luego quién sabe. Y hablando de delanteros africanos, conviene hacer un viaje a Guinea.
El guineano Guirassy Serhou Guirassy ya ha marcado 15 goles en la Bundesliga desde agosto, casi todos en el primer mes y medio. Tiene 27 años, siempre le ha costado llegar a las dos cifras en la liga, pero en verano cambió de marcha. Sobre todo, tiene una cláusula de 17 millones… y con 17 millones no se consigue hoy otro delantero centro de nivel europeo.
La oportunidad es evidente, las dificultades también: Guirassy no quiere forzar una salida del Stuttgart en enero y, por supuesto, no hay club en la noble Europa que no haya escrito bien grande la cifra de su cláusula en algún expediente. Si algún día se marcha, no será una carrera de dos o tres bandas. Será un Gran Premio.