Por qué Theo ya no es el de antes

Los últimos números son en parte reconfortantes, ya que las dos asistencias en apenas unos días contra Psg y Lecce ofrecen una instantánea de su temporada (y de la del Milan) hasta el momento. Theo Hernández intenta recuperar el Diavolo, pero hasta ahora se le ha visto de forma intermitente. Un inicio normal, un bajón drástico y las últimas señales positivas cuentan, en conjunto, su peor arranque en el AC Milan. Cuestión de números, pero no sólo.

El punto de partida son las últimas actuaciones. Contra el Psg en la Liga de Campeones y contra el Lecce en liga, Theo dio dos asistencias. Ambas para Giroud, según el guión de hace algún tiempo. ¿Signos de recuperación? En parte. La primera permitió al Milan encarrilarse en la Liga de Campeones y jugarse la clasificación en los dos últimos partidos de la ronda.

El segundo engañó a los rossoneri y les hizo pensar que el de la Via del Mare contra el Lecce era un asunto sencillo. Después, el apagón, la remontada de los giallorossi y algo de culpa en el segundo gol: justo antes del minuto 70 se quedó en el suelo tras un choque con Banda y en la posterior recuperación del Lecce el propio delantero cerró la acción del 2-2. Resultado: otra oportunidad desperdiciada. Para él y para el Milan.

Asistencia aparte, el inicio de temporada en conjunto habla de un Theo involucionado. Poco convincente y más de una vez protagonista negativo. Contra el Nápoles, en otro partido con dos caras, había intentado sin éxito abrir brecha, pero su falta de incisividad en los últimos compases del 2-1 de Politano tuvo un efecto negativo. En París, más de uno había notado en cambio cierta indolencia en la acción del 3-0 de Lee Kang-In, sin siquiera un intento de oposición.

Más allá de los episodios, los números de su experiencia en el Milan dan a la cuestión un perímetro más definido. Para Theo, ésta es su quinta temporada rossonera. En esta primera parte de la temporada ha marcado un gol y ha dado dos asistencias, un botín reducido a la mitad respecto al año pasado -siempre teniendo en cuenta la tendencia hasta noviembre- y ligeramente inferior al del año del Scudetto (hubo una asistencia más). En la comparación, otra estadística útil es la de duelos ganados, 64 en 2019-20. Luego siguieron: 101, 65, 96. Este año han bajado a 54.

Un factor indicativo es también el número de regates intentados, un as en la manga del exterior. Hasta ahora van 26, mientras que el año pasado (que también llegó en noviembre) fueron 41. En 2021/22 35, en el año anterior 43 y antes 39. El número de oposiciones ganadas también dice algo, 7, el más bajo registrado con el Diavolo (el primer año fueron 10, el pasado 19).

En resumen, un claro bajón en varios aspectos y atribuible también a factores tácticos, con la nueva construcción (el 3+2, con los laterales más arriba en el centro del campo) que paradójicamente parece haberle penalizado, a diferencia del Calabria. Otro nudo en cambio, lejos de ser táctico, podría ser también la despedida de Paolo Maldini, el ídolo del francés que fue a hablar con él en Ibiza en persona en el verano de 2019. Theo dijo sí al Milan ante un apretón. Y el resto ya es historia. El adiós de Paolo y Massara le desplazó, pero la relación con la nueva directiva es igual de sólida.

Luego hay otro problema, espejo del momento. Theo es ahora el jugador más amonestado de la liga: ya lleva 6 tarjetas amarillas en 9 partidos y se perdió el gran partido contra la Juve, perdido 1-0 en San Siro, por descalificación. Sobre todo, las tarjetas acumuladas en este inicio de temporada ya superan las 5 de la temporada 2021/22, que acabó con el Scudetto, y se acercan a las 7 acumuladas en toda la temporada pasada.

Cuestión de faltas hechas, pero también incurridas. El francés ha ganado hasta ahora 13 en 9 partidos, mientras que el año pasado fueron 57 en 32 partidos totales del A y el anterior incluso 74 (de nuevo en 32 desafíos). Un promedio progresivamente decreciente y negativo para el Milan y para Pioli, que con el tiempo había hecho de su conducción un arma para abrir incluso los partidos más cerrados.