Entre los dos extremos del campo, donde por un lado tiene que debutar un chaval de 15 años y por el otro un central que se gana la vida jugando de lateral, en Milanello hay -puede parecer increíble, pero es así- una isla feliz. Que sí, que a lo largo de la temporada ha hecho su desagradable contribución a la enfermería, pero que, todo sea dicho, nunca se ha hundido del todo. Es la isla mediana, ese centro del campo que está garantizando números, soluciones y opciones diferentes al entrenador.
Diciembre empezó con una ovación en San Siro, y no fue por la victoria. Sino por un jugador. El homenaje a Ismael Bennacer, cuando entró en el minuto 34 de la segunda parte del Milan contra el Frosinone, fue sentido, espontáneo, un tributo al largo sufrimiento de un jugador combinado con el alivio y el placer de redescubrir a una piedra angular del mediocampo.
La sensación, durante todos estos meses, era que la ausencia de “Isma” había pasado un poco al olvido. Olvidando cuánto, por otra parte, el tiempo de juego y la doble fase realizada excelentemente por el argelino son fundamentales para el plan de juego pioliano. A lo largo de los años en el club rossonero, Bennacer ha perfeccionado el arte del timing. Sabe cuándo acelerar y cuándo controlar, cuándo verticalizar y cuándo regatear.
La verdadera incógnita es qué pasará en enero, cuando empiece la Copa Africana de Naciones. Una competición que, por cierto, Bennacer ya ha ganado en los últimos tiempos. En los últimos días, se ha mostrado tan abierto como impreciso (“Veremos si estoy listo. También hablaré con el entrenador, salgo de una lesión importante, si no estoy listo es mejor llevar a un jugador que esté al 100%. Ya veremos cómo estaré”). Evidentemente, la afición ya está en pie de guerra: además de la ausencia de Ismael durante unas semanas, el temor es que el argelino vuelva a lesionarse. Ya veremos, pero mientras tanto Pioli recupera con él a un jugador que siempre ha sido básico en el centro del campo.
Y éste es el punto central. Si es cierto -como lo es- que Bennacer es un potencial titular, ¿qué ocurrirá en el centro del campo? He aquí, pues, la abundancia en el centro del campo rossonero. Que sea 4-3-3 o 4-2-3-1 le da igual. Isma puede hacerlo todo, jugar por delante de la defensa y como centrocampista (desde los tiempos del Empoli) en el primer caso.
O como interior en el segundo sistema, el que condujo al Scudetto con la columna Bennacer formando pareja con Tonali. La lógica lleva a pensar que el argelino tenderá a ser el alter ego de Reijnders, ya que la media de referencia a estas alturas es la compuesta por el holandés en el centro, con Musah y Loftus-Cheek en los costados. Es decir, en los costados por así decirlo, sobre todo en lo que respecta al inglés, llamado a la delicada tarea de incursor en la línea entre mediocampo y tres cuartos.
Como ven, las opciones abundan. Porque, por ejemplo, Musah es básicamente un mediapunta, pero si es necesario también puede actuar por delante de la defensa (algo que ocurre no pocas veces en Estados Unidos). Y a la lista de convocados de este año -a diferencia del año pasado, cuando nunca se le tuvo en cuenta- se suma Adli.
En su caso, las consignas son muy claras: en la dirección, en el centro de la medular. Yacine ha alternado esta temporada partidos decididamente interesantes con otros menos convincentes, pero en determinadas situaciones es sin duda un elemento valioso. Y eso no es todo, porque aún queda Pobega, un chico de enjundia al que hay que colocar para proteger la fortaleza, con licencias, eso sí, de inserción.
En definitiva, un sector amplio y variado donde también gravita Krunic, para quien, sin embargo, hay que hacer un debate aparte: las conversaciones con el club sobre la renovación del contrato parecen haber llegado a un punto muerto y es posible (probable) que Rade diga adiós a Milanello en enero.