Para muchos, la prueba reina llegó en la segunda parte del Milan contra el Frosinone, cuando en el nutrido contingente de jugadores rossoneri que calentaban en la banda, faltó él. Rade Krunic permaneció sentado todo el tiempo, lo que condujo a una génesis: Pioli había decidido a toda costa que Rade no entraría, independientemente de cómo evolucionara el partido. El hecho de que ahora mismo, con el regreso de Bennacer, la nómina de centrocampistas sea bastante abundante, ayuda a un cierto tipo de elección y es un hecho, pero no el campo central del razonamiento principal. Que en cambio lleva en otras direcciones. Direcciones que se alejan de Milanello.
La situación causa cierta impresión porque hasta hace unas semanas Krunic era “el” centrocampista para Pioli. El metrónomo indispensable, el jugador que, según el análisis del propio técnico, da esos tiempos de juego y trabajo táctico que nadie más en la plantilla puede dar con esas características. Era el alter ego de Bennacer identificado a principio de temporada, mucho antes de que a Adli se le permitiera dar algunas reconfortantes señales de vida.
Krunic al timón, pero también en otra parte, como siempre. Como tiene acostumbrada a la afición desde que -era 2019- llegó a Milanello. El todoterreno del Diavolo. Cuando Thiaw se lesionó con el Dortmund ¿quién fue, en plena emergencia, a jugar de defensa central? Rade. Ahora, sin embargo, que el centro del campo está bien guarnecido, el escenario cambia drásticamente. Y uno de los hombres de confianza de Pioli podría estar al final de su aventura en el club rossonero.
Motivo: el noviazgo con el Fenerbahçe, que, por otra parte, no es algo nuevo y tiene raíces veraniegas. En aquel momento, el Milan prácticamente no había abierto una negociación real. En parte porque Krunic era el sustituto designado para el sufrido Bennacer, y en parte porque el club turco había presentado una oferta que se consideró demasiado baja: una oferta inicial de unos 5 millones, que podría haber aumentado a 7-8, pero que seguía estando demasiado lejos de los 15 millones que pedía el Diavolo.
Por no hablar de la postura de Pioli, que prácticamente lo había vetado: Krunic no se toca. Ahora, sin embargo, todo parece ser diferente, porque se ha añadido otro elemento. De hecho, el elemento decisivo: la falta de acuerdo sobre la renovación del contrato, que el Milan daba más o menos por hecha. Las cifras: con el actual vínculo (expira en 2025), el bosnio gana 1,5 millones netos por temporada. El club rossonero puso sobre la mesa 2,5 millones, pero el jugador no lo consideró suficiente. El club y el agente hablaron varias veces, pero la diferencia seguía siendo bastante grande y el asunto acabó en tablas.
Así que el Fenerbahçe, que se mantuvo en un segundo plano pero nunca desapareció de escena, vuelve a la carga. Con la misma propuesta salarial entregada en verano: 3,5 millones, una cantidad que en julio había encantado al bosnio. El acuerdo jugador-club turco está prácticamente hecho, pero habrá que valorar la oferta por la ficha.
Es lógico pensar que el Milan no se quedará en los 15 millones exigidos en verano, pero es igualmente lógico imaginar que no se conformará con 4 millones, cifra que circula estos días. El partido se jugará sobre todo en este aspecto, mientras tanto la gestión de Rade apunta claramente a una despedida: 6 minutos con la Fiorentina, 37 con el Dortmund (pero sólo debido a una emergencia total en defensa), cero con el Frosinone. De senador de Pioli a primer posible titular en el mercado de enero. Qué rápido cambian las situaciones en el mundo del fútbol.